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AMENAZA DE GUERRA | El desarme de Irak

Gaddafi se enfrenta al heredero saudí y retira a su embajador de Riad

Muammar el Gaddafi lleva años diciendo que él ya no se siente árabe, sino tan sólo africano. El líder libio sigue con sus extravagancias políticas y vestimentarias, aunque, desde que en 1986 Ronald Reagan bombardeó Trípoli, se cuida muy mucho de enfrentarse directamente al imperio estadounidense. No quiere correr la suerte de Sadam Husein; no quiere morir aplastado por un misil Tomahawk o enjaulado en Guantánamo. Eso sí, Gaddafi sigue plantando cara a los que antaño llamaba sus "hermanos árabes".

La última es el anuncio efectuado ayer de que Libia retira su embajador en Riad, la capital de Arabia Saudí, y desea abandonar la Liga Árabe. ¿Motivo? El enfrentamiento, en la sesión plenaria de la cumbre de la Liga Árabe celebrada el domingo en la localidad egipcia de Sharm el Sheij, entre Gaddafi y Abdulá bin Abdelaziz, el príncipe heredero y gobernante de facto de Arabia Saudí. Lo grave es que el incidente fue visto en todo el mundo árabe gracias a la televisión egipcia, que, en un signo de transparencia, retransmitía en directo los debates del cónclave.

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Vestido con un colorista traje más o menos africano, Gaddafi aseguró que el mundo árabe no se encontraría en la situación en la que está hoy -esperando impotente la invasión de uno de los suyos- si en 1990 Arabia Saudí no hubiera abierto las puertas del Golfo a las tropas norteamericanas, al implorar su presencia tras la invasión de Kuwait por Irak. "El rey Fahd", dijo el libio, "hizo un pacto con el diablo". En este punto fue interrumpido por el heredero del ahora enfermo Fahd, el príncipe Abdulá.

"Arabia Saudí no es un agente del colonialismo; no hables de lo que no sabes", gritó Abdulá. Y señalando agresivamente con el dedo a Gaddafi, añadió: "¿Quién exactamente te llevó a ti al poder? Eres un mentiroso y tu tumba te está esperando". Lo primero fue una alusión a los rumores de que, como Osama bin Laden, Sadam Husein y otros caudillos árabes demonizados ahora por Washington, Gaddafi tuvo en su momento conexiones oscuras con EE UU. La alusión a la tumba puede interpretarse como una amenaza de muerte.

Se sucedió un vivo altercado, la retransmisión televisiva fue interrumpida y tanto libios como saudíes anunciaron que abandonaban Sharm el Sheij. El egipcio Mubarak se empleó a fondo para evitarlo y lo consiguió. La cumbre culminó con una rotunda oposición a la guerra que EE UU prepara, un elogio de la colaboración actual de Irak con los inspectores y un apoyo a la resolución 1441 como el camino adecuado para resolver la crisis.

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Pero Gaddafi se fue muy enfadado. Libia anunció ayer que retira temporalmente su embajador en Arabia Saudí. También confirmó su intención de abandonar la Liga Árabe. Es la tercera vez en los últimos meses que Gaddafi expresa su deseo de romper con esta organización que agrupa a 22 países y tiene su sede en El Cairo. ¿Será la buena? ¿Proseguirá Gaddafi con su plan para hacer de Libia un "país africano y musulmán, pero no árabe"? Cosas más curiosas ha hecho el que ya es el decano de los líderes árabes.

Muammar el Gaddafi, el sábado en Egipto  durante la cumbre de la Liga Árabe.
Muammar el Gaddafi, el sábado en Egipto durante la cumbre de la Liga Árabe.AP

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