Israel reparte más de seis millones de máscaras antigás ante un ataque
La medida incluirá a turistas y a palestinos bajo la Administración hebrea
El Home Front Command, la versión israelí de Protección Civil, ha superado con éxito la misión más complicada y difícil que le ha sido encomendada por un Gobierno desde que esta organización fuera creada hace 11 años; distribuir en un tiempo récord máscaras de gas a los seis millones y medio de israelíes en previsión de un ataque químico o bacteriológico que pudiera producirse como efecto de la guerra de EE UU contra Irak.
"Ahora nos preparamos para llevar a cabo la segunda fase de la operación; entregar máscaras de gas a todos los extranjeros que se encuentran en Israel, es decir, obreros residentes en nuestro país, turistas e incluso población ilegal no censada", asegura el coronel Gili Shenhar, de 45 años, uno de los responsables del Home Front Command, en su despacho de la base militar de Ramle, un antiguo cuartel de la época otomana, convertida desde hace más de una década en el centro de operaciones de la protección civil en Israel.
El coronel Shenhar, de acuerdo con las directrices dadas por el Gobierno, comenta que toda la población que vive en Israel "tiene derecho a la protección" ante un ataque iraquí, lo que incluye también a los palestinos, residentes en áreas C, es decir, bajo la Administración hebrea, a las que les serán distribuidas en el "momento oportuno", unas 60.000 máscaras. Los extranjeros deberán pagar por las máscaras un precio que el militar califica de "simbólico", unos 200 shekels (alrededor de 40 dólares) la mitad de los cuales le serán devueltos cuando devuelvan las máscaras. El precio en el mercado de estas máscaras no supera los 100 dólares.
La operación de distribución de máscaras en Israel, se ha llevado a cabo en un tiempo récord, si se tiene en cuenta que hace un año y medio se amontonaban sobre las oficinas de la Home Front Command las peticiones de más de cuatro millones de habitantes, que aseguraban que las antiguas máscaras entregadas en 1987, a raíz de una alarma similar creada con Irak, habían caducado ya. La situación se complicó a continuación cuando se descubrió que se habían agotado los suministros de los almacenes y que faltaban entre 600.000 y 800.000 máscaras, lo que obligó a comprarlas en el extranjero.
La misión del HFC no ha concluido aún. Por ejemplo acaba de resolverse el problema suscitado con los sordos, incapaces de escuchar el sistema de sirenas instalado en todo el país y que da tres minutos a la población para acudir a los refugios, distribuyendo 10.000 beepers vibradores. Sobre el papel y sin solución aparente se encuentran también otras cuestiones, como la falta de refugios. Sólo una tercera parte de la población tiene por ahora un lugar donde protegerse de un ataque.
Antes de que estalle la guerra y el Home Front Command se enfrente a nuevos retos, especialmente la coordinación de todos los servicios asistenciales y de la policía, deberá resolver la polémica suscitada en amplios sectores de la población, que lo acusan de estar provocando el pánico y generando comportamientos incontrolados y peligrosos, como el acaparamiento de alimentos.
Las cadenas de supermercados aseguran haber incrementado en las últimas semanas las ventas, entre otros productos, de agua, alimentos enlatados, radios y televisisores, entre un 10% y un 30%. El Ministerio de Hacienda ha acordado congelar precios.
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