_
_
_
_

El ultranacionalista serbio Vojislav Seselj se entrega a La Haya

El Tribunal Penal Internacional lo acusa de crímenes de guerra y contra la humanidad

Isabel Ferrer

El ultranacionalista Vojislav Seselj, de 48 años, caudillo del Partido Radical de Serbia y segundo candidato más votado en las elecciones presidenciales de Serbia del pasado septiembre, acusado de crímenes de guerra y contra la humanidad en las guerras de los Balcanes, se entregó ayer al Tribunal Penal Internacional para la antigua Yugoslavia (TPIY). Seselj quedó internado en la cárcel de Naciones Unidas en la localidad holandesa de Scheveningen.

Una multitud de seguidores enardecidos despidió a Seselj en Belgrado al grito de: "Nadie derrotará al nacionalismo serbio". El caudillo ultranacionalista anticipó que asumirá su propia defensa y que piensa destruir el TPIY. Seselj viajó a Holanda en un vuelo regular de la compañía aérea yugoslava (JAT) con la moral alta.

Miles de serbios resistieron temperaturas bajo cero para despedirle el domingo en un mitin en el centro de Belgrado. Aclamado por sus partidarios, Seselj recordó allí que comparecía voluntariamente ante el TPIY porque era inocente y pensaba demostrarlo. Sostiene que los verdaderos culpables son EE UU y la OTAN y está dispuesto a reclamar la presencia de sus representantes: "Emprendo un largo viaje de negocios en nombre de al menos 10.000 luchadores por la libertad y héroes serbios. Voy a triunfar. Lo importante es que yo sea el último serbio que acude a La Haya". También apeló Seselj a impedir la extradición del líder serbobosnio Radovan Karadzic y de su general Ratko Mladic, dos de los hombres más buscados por el TPIY, hasta ahora fugitivos.

Según el acta de acusación del TPIY, Seselj no es el salvador de la patria serbia. Se le acusa de incitar al odio racial y crear una organización paramilitar que cometió atrocidades en Croacia, Bosnia y la provincia serbia de Voivodina entre 1991 y 1993. Las víctimas fueron croatas y musulmanes expulsados de sus hogares y asesinados para crear la Gran Serbia.

Para la fiscal jefe del TPIY, Carla del Ponte, estos actos pueden resumirse en ocho crímenes contra la humanidad y seis crímenes de guerra, que le imputa desde ayer. Por cada uno de estos cargos que se le imputan Seselj puede ser condenado a cadena perpetua.

Nacido en Sarajevo, el régimen de Tito encarceló a Seselj en 1984 por criticar a los comunistas. Fue un brillante estudiante de Derecho y es un buen orador, cualidad que aprovechará durante su defensa, para la que cuenta con dos juristas de su confianza. Su ascenso al poder en Yugoslavia cristalizó en 1990, al fundar el Partido Radical de Serbia. Con la Federación Yugoslava en descomposición, apareció como heredero de los chetniks, luchadores nacionalistas antinazis de la II Guerra Mundial, opuestos a los partisanos de Tito. En una ocasión Seselj llegó a declarar que había que sacar los ojos "con una cuchara oxidada" a los nacionalistas croatas. Después afirmó que se trataba de una broma.

Conocer lo que pasa fuera, es entender lo que pasará dentro, no te pierdas nada.
SIGUE LEYENDO

El ultranacionalista Seselj se convirtió en aliado del comunista Slobodan Milosevic y llegó a ser uno de los pilares del régimen despótico. Desde su celda de La Haya, Milosevic pidió el voto para su antiguo aliado en las elecciones presidencias de Serbia. Los comicios quedaron anulados en dos ocasiones porque votó menos de un 50% del censo. Seselj logró un 36% de los sufragios emitidos el pasado 8 de diciembre, más de un millón de votos.

La llegada de Seselj a La Haya vino precedida, unos días antes, por el arresto de los tres primeros albanokosovares acusados también de crímenes de guerra y contra la humanidad. Se trata de tres hombres, miembros del Ejército de Liberación de Kosovo (ELK), a los que se acusa de torturar y asesinar a prisioneros serbios en 1998.

Vojislav Seselj, junto a su hijo Alexander, ayer en el aeropuerto de Belgrado, poco antes de tomar un vuelo a La Haya.
Vojislav Seselj, junto a su hijo Alexander, ayer en el aeropuerto de Belgrado, poco antes de tomar un vuelo a La Haya.AP

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_