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Reportaje:

El comercio, la otra víctima de la guerra en Irak

España arriesga exportaciones por más de 62 millones de euros y la adjudicación a Repsol de un campo petrolífero

Las empresas españolas están en desacuerdo con la intervención militar en Irak. Parece el sentir mayoritario en los grupos empresariales, grandes o pequeños, que se dedican a la exportación. España es el decimoquinto suministrador de bienes y servicios a Irak y el cuarto en importancia de la Unión Europea. La Compañía Española de Seguros de Crédito a la Exportación (Cesce) ha suspendido la cobertura del riesgo político y comercial para operaciones con Irak en todos los plazos.

Los empresarios exportadores españoles están en desacuerdo con una intervención militar y aseguran que quieren trabajar con Irak
Cesce mantiene suspendida la cobertura del riesgo político y comercial para las operaciones con Irak en todos los plazos

"Los empresarios españoles estamos en contra de la guerra y queremos trabajar con Irak". Estas palabras del director de exportación de Dominion Agro Riego, Joaquín López, recogidas por el diario Iraq Daily durante la celebración de la Feria Internacional de Bagdad, en noviembre último, recogen hoy, cuando la guerra parece inevitable, el sentir mayoritario del más de medio centenar de empresarios españoles que desde 1996 y con el apoyo del Instituto Español de Comercio Exterior (Icex), compiten con italianos, alemanes y franceses por potenciar la imagen y la oferta española en un mercado que posee las segundas mayores reservas de petróleo del mundo, valoradas en 112.000 millones de barriles.

Dominion Agro Riego es una pyme española del sector de manipulación de fluidos que firmó el año pasado un contrato de 25 millones de euros con el Ministerio de Regadíos Iraquí para el suministro de 1.300 surtidores. Como ella, y siempre dentro de las restricciones impuestas por el embargo de la ONU a raíz de la guerra del Golfo, firmas españolas como el grupo SOS, Lácteas Asturianas, Astilleros Zamakona, Contagas, Elecnor, Danobat, MTS Tobacco, Typsa, o la empresa pública Expansión Exterior, entre otras, han conseguido introducirse en el complejo mecanismo del Memorandum of Understanding (MOU), el sistema aprobado por Naciones Unidas para regular el comercio con Irak, hasta el punto de convertir a España en uno de los países que más activamente han participado en el programa denominado Food for Oil (Petróleo por Alimentos).

Entre enero y noviembre de 2002, los intercambios comerciales hispano-iraquíes se elevaron a 405,7 millones de euros, con un saldo deficitario de 280,7 millones para España que exporta principalmente leche y derivados lácteos, vehículos de transporte, equipo médico-hospitalario y maquinaria. Las importaciones por 343,2 millones de euros representan el 3% de las compras anuales españolas de petróleo. En la actualidad España es el decimoquinto suministrador mundial de Irak y el cuarto de la Unión Europea que, como área económica conjunta es, tras los países árabes, el segundo socio comercial del régimen de Sadam Husein, al que aporta el 25% de sus compras exteriores.

A causa del embargo no hay inversiones españolas en ese país que mantiene una deuda con España de 180,3 millones de euros. De forma paralela a los esfuerzos del sector privado, la Administración española incluyó a Irak entre los países prioritarios del nuevo Plan de Internacionalización. El propio secretario de Estado de Comercio, Juan Costa, que viajó a Bagdad en marzo de 2001, ha iniciado negociaciones con las autoridades iraquíes para firmar acuerdos de cooperación bilateral en materias de salud, infraestructuras, educación, comercio y turismo. España es también uno de los países que más empresas lleva a la Feria de Bagdad, una media de 40 en los cinco últimos años agrupadas en un Pabellón Español organizado por el Icex; mientras que el año pasado el Consejo Superior de Cámaras de Comercio de España y la Federación de Cámaras de Comercio de Irak constituían un Comité Bilateral. Todo un esfuerzo que ahora se diluye por el alineamiento incondicional del Gobierno español con EE UU que no suscita entusiasmos en el sector empresarial. El presidente del citado Comité Bilateral, Javier Taberna, presidente también de la Cámara de Comercio de Navarra, se lamentaba el pasado martes de los vientos de guerra que soplan sobre Irak. Matizaba que "como empresarios no debemos entrar en valoraciones políticas", pero reconocía que, "desde el punto de vista económico, ahora estábamos en un momento especialmente óptimo y con buenas perspectivas negocio".

En contacto permanente con las empresas españolas con intereses en Irak, Javier Taberna recuerda que hasta ahora, "Bagdad no ha suspendido ninguno de los contratos firmados con empresas españolas y se mantienen todas las negociaciones iniciadas para nuevas operaciones".

La apuesta de Repsol

Irak ha sido uno de los mercados más importantes para los bienes españoles de alto valor añadido como maquinaria y bienes de equipo; mientras que España ha sido, desde 1979, compradora de crudo iraquí de manera continuada. El 25% de las compras españolas de petróleo, la cuota que se reserva el Estado, se efectuaban en Irak.

La Cesce mantiene suspendida la cobertura del riesgo político y comercial para las operaciones con Irak en todos los plazos. Aunque a corto plazo las oportunidades de negocio en país se concentran en los epígrafes que marca el plan de distribución del MOU (alimentos, productos médicos, maquinaria agrícola, material y equipamiento eléctrico, equipos petrolíferos, tratamiento de agua y recogida de basuras), a medio plazo las necesidades de reconstrucción afectarán a todos los sectores productivos y de consumo y a las infraestructuras. El último informe realizado por la Oficina Comercial de España en Bagdad, correspondiente a marzo de 2002, estimaba en 22.800 millones de euros el importe de las inversiones requeridas para el sector petrolífero, destinados tanto a exploración y producción de hidrocarburos como a rehabilitación de las industrias de refino y transformación. Con vistas a una hipotética normalización de la situación, las autoridades iraquíes habían previsto un aumento de la producción de crudo a corto plazo para alcanzar los 6 millones de barriles diarios, fundamentalmente a través de acuerdos con compañías extranjeras para la puesta en funcionamiento de de 10 grandes campos petrolíferos y otros de menor tamaño.

Entre las compañías petroleras interesadas se encuentra Repsol YPF que compite con la italiana Agip para la adjudicación del campo de Nassiriya con un potencial de producción de 320.000 barrilles de crudo al día. Los contactos de Repsol con el Gobierno de Sadam Husein datan de 1994, aunque la oferta oficial no se produjo hasta diciembre de 1997 cuando presentó al Ministerio del Petróleo iraquí una propuesta de financiación consistente en la donación por parte del Gobierno español de una cantidad a concretar por ambas partes a cambio de la firma del contrato para la concesión del campo de Nassiriya, junto con un crédito por importe de 114 millones de euros otorgado a Irak, con la garantía de Repsol Exploración a amortizar con crudo procedente de Nassiriya, con autorización de Naciones Unidas. La Oficina Comercial de España afirma que "el Gobierno iraquí está realmente interesado en la participación de empresas españolas en su sector petrolífero, por lo que la decisión de adjudicación depende de la aceptación por parte de Repsol YPF de un nuevo tipo de contrato y de su disponibilidad para realizar de inmediato los trabajos de desarrollo en el campo". Al margen del interés por el campo de Nassiriya, Repsol ha venido firmando contratos semestrales de importación de crudo dentro del programa de la ONU, el último de los cuales, vigente todavía, permite el suministro de cuatro millones de barriles.

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