"Los artistas debemos transmitir optimismo"
"Sinceramente, estoy tan nerviosa como si fuera a hacer la Norma". Lo dice, entre risas, Montserrat Caballé, pero muy en serio, aunque esta vez no afronta un nuevo papel operístico. Se refiere a su bautismo cinematográfico en el Liceo de Barcelona, que anoche se transformó en sala de cine para acoger el preestreno en España del documental Caballé, más allá de la música, antesala de su estreno comercial el próximo 14 de marzo. La soprano, que asistió a la proyección acompañada por su familia, asegura que el desbordante optimismo que lleva dentro también ilumina la película de su vida. "Es una biografía del amor a la música, del trabajo y el espíritu de lucha". Caballé, que en abril cumplirá 70 años, tiene la agenda llena de proyectos y desvela en esta entrevista su próximo reto operístico en España: Cleopatra, un título casi desconocido de Jules Massenet que protagonizará el próximo año en el Liceo.
"No quiero ver la película de Zefirelli sobre Maria Callas. Me parece una burla"
Pregunta. En un momento del filme, afirma que "las cosas grandes e importantes deben quedar siempre en la intimidad", y explica su vida y sus sentimientos sin hablar de penas ni de tristezas.
Respuesta. Cuando vas a ver una película sobre la vida de un artista, no esperas encontrarte penas. Siempre he creído que los momentos duros y dolorosos de la vida deben quedar en la intimidad. Nunca quise, y lo dije en el contrato con la productora del documental [Morena Films], que se incluyeran momentos tan duros y tristes como la muerte de mi madre. Al contrario, quería dar una imagen optimista de la vida. Todos pasamos momentos difíciles, pero lo importante es la fuerza de voluntad para salir adelante. Los artistas debemos transmitir un mensaje de optimismo al público, no hacerle llorar con nuestras penas.
P. Tras su presentación oficial el 22 de enero en el marco del Midem de Cannes, el filme llega al Liceo, el teatro al que usted se siente más unida artística y sentimentalmente. ¿Le ha sorprendido verlo transformado en sala de cine?
R. Sí, y mucho. Sabía que el teatro ha presentado una versión filmada de La traviata hace poco, pero eso es otra cosa, no deja de ser una ópera. Encuentro un poco raro ver una película en el Liceo, ésa es la verdad, pero me emociona profundamente. El Liceo forma parte de mi vida, y su protagonismo en el documental me llena de orgullo y satisfacción. También me encanta el protagonismo de Barcelona, mi ciudad, y las escenas con Freddie Mercury. Era un loco por la ópera, tenía voz de barítono y fue un buen músico, muy sensible. Cuando filmamos el vídeo del tema Barcelona, improvisamos los movimientos, los gestos nacían de la música. Freddie vino a verme actuar una vez en Nueva York, en un concierto wagneriano dirigido por Zubin Mehta, y al final me dijo: "Esto es otro mundo, Wagner es una galaxia en sí mismo. Es algo fabuloso". Le echo de menos. Grabé con él tres temas que permanecen inéditos y a veces los escucho en mi casa.
P. Terenci Moix cuenta en el documental una divertida anécdota. Tres horas antes de cantar Un ballo in maschera, de Verdi, en el Covent Garden de Londres, estaban comprando ambos películas en unos grandes almacenes, y él no daba crédito al verla buscando vídeos como una loca faltando tan poco para la función.
R. Es que al día siguiente salía de viaje y no me quedaba tiempo para comprar las películas que quería. La que tenía que cantar era yo, y era Terenci quien estaba más nervioso. He pasado momentos muy buenos con él. Le confieso que incluso una vez me salté un ensayo por culpa de uno de sus libros, Terenci del Nilo. Su lectura me atrapó de tal manera que no pude dejar de leer en toda la noche, no paré hasta acabarlo. Al día siguiente tenía un ensayo y me lo salté. Mucho después fui a Egipto y era tal y cómo él lo había descrito. Me gustaría llevarle una copia del documental al hospital para que pueda distraerse un poco.
P. En el documental aparecen entrevistas con cantantes y directores famosos con los que ha trabajado a lo largo de su carrera, pero sorprenden algunas ausencias, como la de José Carreras.
R. No le han entrevistado, pero aparece en una escena de Adriana Lecouvreur. Tampoco han entrevistado a Luciano Pavarotti y a Riccardo Muti, e ignoro las causas. Yo no he decidido a quién tenía que entrevistarse y a quién no.
P. Entre las actuaciones más importantes que se incluyen en el filme, hay escenas electrizantes de títulos como Il Pirata, Roberto Devereux o Norma. ¿Ha intervenido en la selección musical?
R. La selección musical ha sido realizada por mi hermano y asesor artístico, Carlos Caballé. La productora quería inicialmente poner música de fondo en algunas escenas y yo les dije que, siendo un documental sobre mi vida, quería que la música estuviera ligada a mi carrera o a mis recuerdos. Por eso se puede escuchar a Alicia de Larrocha tocando Mozart, o fragmentos de Aida cuando rememoro mis primeros recuerdos del Liceo.
P. El material de archivo, que incluye escenas inéditas y cintas familiares, juega lógicamente un papel decisivo en el filme.
R. Claro, pero no se ha podido incluir el primer documento audiovisual de mi carrera. Es una grabación de TVE de 1964, un concierto con obras de Richard Strauss, mi compositor preferido, dirigido por Rafael Frühbeck de Burgos con la Orquesta Nacional de España. Y me duele en el alma que las primeras escenas del documental no hayan podido ser ésas. La cinta no aparece y es una pena.
P. Entre las escenas poco difundidas sorprende una electrizante escena de Il Pirata, de Bellini, que provoca el delirio del público...
R. Son de mi debú en París. Es que Il Pirata es una obra tremenda, es la más difícil de todas, es peor que cantar dos veces Norma. He tenido muchos éxitos cantando Norma y nunca he cambiado mi forma de ver al personaje. Norma es una gran falsa, que miente y traiciona a su pueblo, a su padre y a su dios, es una sacerdotisa que se ha ido a la cama con un romano y ha tenido dos hijos, pero engaña a todos. Sólo es sublime al final. Pedro Almodóvar podría dirigirla y ponerle como título Todo por la cama, porque ésa es su historia.
P. El documental se proyectó en Cannes rodeado de gran expectación y polémica a causa de las diferencias entre el productor, Álvaro Longoria, y el director del filme, Antonio A. Farré, que ayer hizo público un comunicado en el que ha vuelto a desautorizar la versión que el público verá en las salas. Usted dijo en Cannes que le gusta mucho lo que ha filmado Farré, pero la polémica continúa...
R. Sigo diciendo lo mismo. Me gusta lo que ha filmado y el documental me emociona cada vez que lo veo. Al principio, la película iba a filmarla una directora norteamericana, pero me dijo que ella veía mi vida como un gran drama y que así quería reflejarlo en la pantalla. Y reitero lo que ya dije en Cannes: no quiero que se hable de mis penas, de las enfermedades, ni dramatizar las dificultades económicas que marcaron mi infancia y los duros años de aprendizaje. Mi padre siempre decía que la mejor vitamina es una mirada alegre.
P. Joan Sutherland y Marilyn Horne, dos de sus colegas entrevistadas en el filme, también tienen en el mercado documentales sobre su vida. ¿Qué les parece poder ver su vida en la pantalla?
R. Pues una gran suerte. Horne me llamó para decirme lo afortunadas que éramos al estar vivas y poder ver una película sobre nuestra vida. Normalmente las filman cuando ya estás muerta... Por eso no quiero ver la película que Franco Zeffirelli ha realizado sobre Maria Callas [Callas forever]. Me parece una burla a una gran artista muerta, una forma muy poco ética de ganar dinero a costa de un mito que no puede defenderse.
P. Usted sigue al pie del cañón, llena de proyectos. ¿Qué óperas volverá a protagonizar?
R. Estos días hemos fijado fechas con el Liceo, en el que la próxima temporada daré un recital, para volver a hacer una ópera. Será Cleopatra, de Massenet, en la temporada 2004-2005. Los responsables del Teatro Real también están interesados en el proyecto y me hace mucha ilusión poder volver a hacer una ópera en Madrid.
P. En los últimos años parece que está manteniendo un idilio con la ópera francesa y, especialmente, con Massenet.
R. Pues tiene razón, y ya era hora. En abril cantaré en Roma otra obra de Massenet, Maria Magdalena, que he descubierto gracias a Betrand de Billy. Estoy viviendo una especie de idilio con Massenet. Y me encanta. Nunca pienso en la retirada, así que no se extrañe si un día lee en los períodicos que Montserrat Caballé ha muerto en un escenario. Seguiré actuando mientras el cuerpo aguante, porque cantar es mi vida y es lo que mejor sé hacer.
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