El arzobispo Yanes se solidariza con la menor forzada y se opone a que aborte

El arzobispo de Zaragoza, Elías Yanes, se mostró ayer contrario a permitir que aborte la niña nicaragüense de nueve años embazarada tras sufrir una violación. Para ello argumentó que el ser que ha engendrado también es un ser humano cuya vida se debe respetar. "No se puede admitir que para salvar a un ser humano haya que matar a otro ser humano", dijo Yanes en TVE, informa Servimedia. "Y eso está en la misma lógica con la que se rechaza la guerra", puntualizó.

"Esta niña violada es una persona que merece toda nuestra solidaridad, pero hay que tener la misma sensibilidad para ese otro ser humano que ha sido engendrado y que también es un ser humano inocente y que no tiene defensa posible", concluyó.

La opinión de Yanes se enmarca dentro de la doctrina que sostiene al respecto la Iglesia católica: se opone a la interrupción voluntaria del embarazo en cualquier supuesto, incluso cuando el embarazo sea fruto de una violación. Sistemáticamente, la jerarquía católica ha rechazado la legalización del aborto, con mayor fuerza en los países donde goza de predicamento.

Antecedente irlandés

Sin embargo, un caso relativamente parecido al de la niña nicaragüense abrió una fuerte grieta en la iglesia de Irlanda, uno de los países de catolicismo arraigado. En 1992, a raíz del caso de una niña de 14 años embarazada por violación y que pidió abortar, se supo que una organización clandestina de sacerdotes ayudaba a las mujeres a interrumpir la gestación y les facilitaba luego auxilios espirituales. La postura de la chica, que amenazó con suicidarse si no se le permitía acabar con el embarazo, abrió un resquicio al aborto: el Tribunal Supremo le permitió viajar al Reino Unido para interrumpir allí su embarazo. Sin embargo, en otro país de fuerte tradición católica, Polonia, se restringió el aborto en 1997, cuando se ilegalizó por motivos sociales.

La normativa sobre el aborto varía mucho según los países, desde la posibilidad de ejercerlo libremente (casi siempre en un plazo de tiempo marcado) hasta la prohibición absoluta. Según la Federación de Planificación Familiar de España, en 50 estados (que agrupan al 40,8% de la población mundial) las mujeres pueden interrumpir el embarazo sin aducir motivos. En cambio, en 74 países (26% de la población) está totalmente prohibido o sólo se autoriza en caso de riesgo para la vida de la madre. Otros 67 estados tienen legislaciones intermedias (unos permiten la interrupción por motivos socioeconómicos, otros sólo por riesgo para la salud física o psíquica de la madre...).