Una exposición recupera la importancia de la caricatura y lo grotesco en la obra de Picasso
El museo barcelonés dedicado al artista reúne 424 obras que abarcan toda su trayectoria
Es una exposición delicada y ambiciosa. Si para sus detractores gran parte de la obra de Picasso es considerada despectivamente como una caricatura, el Museo Picasso de Barcelona se ha atrevido a recuperar, precisamente, la importancia y el valor artístico del aspecto caricaturesco y grotesco de la obra picassiana como uno de los principales elementos que crearon su estilo y marcaron el arte del siglo XX. La exposición, abierta hasta el 18 de mayo, consta de 424 obras en diferentes técnicas, de las que casi setenta son inéditas, procedentes de 26 colecciones tanto públicas como privadas.
"Es una exposición ambiciosa que, además, ha ido cambiando en el tiempo, porque hemos tenido la suerte y la oportunidad de encontrarnos con una serie de obras de las que no conocíamos la existencia", indicó ayer María Teresa Ocaña, directora del Museo Picasso de Barcelona, centro que cerrará el próximo domingo 23 de febrero, las salas de su colección permanente para reabrirlas totalmente remodeladas el 10 de abril tras la rehabilitación realizada en su sede.
Entre estas obras inéditas, es decir, no publicadas ni exhibidas antes de ahora, figuran algunos cuadros -como Busto de mujer con blusa verde, de 1940, o Cabeza de mujer morena, de 1943, procedentes de colecciones particulares- y un mayor porcentaje de dibujos, entre los que destacan la serie de 12 dibujos de 1953 que denomina Quartier Latin, en el que parodia los personajes, algunos ataviados con la típica trenca que deambulaban por el bulevar Saint Germain, o Cara lunar, de 1972, una acuarela y tinta china que ha servido como imagen de la exposición.
"Suele asociarse la caricatura al dibujo rápido e impulsivo, y en este sentido estricto puede aplicarse a los dibujos iniciales y a parte de los de sus últimas etapas, pero el sentido de lo grotesco y del monstruo a través de la deformación de la figura está presente en muchas de sus obras", indica Ocaña, comisaria de la exposición junto a Brigitte Léal, Laurent Gervereau y Marie-Noëlle Delorme. La exposición, de hecho, se titula Picasso: de la caricatura a las metamorfosis de estilo, incluyendo de esta forma casi toda la trayectoria del artista, lo que hace un tanto confusa la tesis inicial, con excepción de sus obras académicas o de sus periodos clasicistas. Es, en cualquier caso, el Picasso conocido, el estereotipo que el público tiene en general de lo que es "un picasso".
El humor que recorre toda la muestra comienza con la primera de las salas, dedicada, precisamente, a las caricaturas de Picasso o de su obra que aparecieron a lo largo del pasado siglo en la prensa. El montaje se distribuye después de forma cronológica a través de seis temas: Los inicios (1897-1905), que muestra genuinas caricaturas que realizaba el joven artista de personajes anónimos o relacionados con el mundo del arte, como una en la que retrataba al coleccionista ruso Stschoukin con cara de cerdo, de 1905; Cubismo, primitivismo, teatro (1907-1920), en la que combina el primitivismo y la caricatura y en la que destacan tres de las construcciones que realizó para el ballet Parade, de 1917; Las metamorfosis de estilo, apartado en el que se incluyen algunas pinturas biomórficas que no se exhibían desde 1929 y que tienen como tema el beso y la mujer; Los años 50, en el que destacan los cuadros en los que reflejaba de forma humorística la cotidianidad de su entorno, como los juegos de sus hijos, y también esculturas como La mona y su cría, de 1951, en la que el rostro de la simia son dos coches de juguete; Parodiar el arte. La suite Verve, con algunas de las diferentes versiones que hizo el artista de las obras históricas; y, finalmente, El artista, payaso y demiurgo, que incorpora fotografías hechas a Picasso en el que aparece disfrazado o, directamente, haciendo el payaso.
Babelia
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