Cáritas estrena contra la pobreza una estrategia de equipos multidisciplinares

Cáritas Española acaba de aprobar un plan estratégico 2003-2009 cuyo objetivo son "los últimos y no atendidos" entre los marginados y que presupone, además, adoptar un estilo de trabajo innovador en el mundo de las ONG: en vez de funcionar "por áreas estancas", abordando por separado por ejemplo la precariedad económica, la inmigración, el desempleo o la cooperación internacional, se trabajará integrando todos esos aspectos con vistas a una acción concreta sobre el terreno. "Hay que globalizar la solidaridad", expone Silverio Agea, secretario general de Cáritas. El presidente, José Sánchez Faba, resume: "El Plan Estratégico Confederal es la carta de navegación de esa flota de paz formada por las 68 Cáritas diocesanas y las más de 5.000 Cáritas parroquiales".

Esas organizaciones son, en efecto, los poderes del nuevo plan. "Aspiramos a que todas y cada una se conviertan en observatorios y fuentes de datos sobre la marginación y la pobreza, de modo que sean ellas quienes propongan las estrategias que necesitan", dice Agea. "Es una ruptura con el estilo tradicional de las ONG, que generalmente elaboran en un núcleo central sus proyectos y luego intentan trasladarlos al terreno. Ojalá otras organizaciones nos emulen, porque el sector podría establecer otro tipo de relaciones con las administraciones públicas y tendría más cohesión y transparencia".

Contra la desigualdad

El plan estratégico surge tras dos años de elaboración a partir de propuestas desde abajo y apunta a una mayor eficacia en la lucha contra la desigualdad. "Hasta ahora, separábamos claramente los campos de acción, o tendíamos a no mezclar asuntos como cooperación o inmigración, como maltrato o exclusión. Es un planteamiento hasta ahora clásico en las ONG, e incluso en los medios de comunicación. Pero creemos que no responde a la realidad, donde todo está, en mayor o menor medida, imbricado. Resulta imposible, por ejemplo, separar la labor con inmigrantes ecuatorianos de la propia cooperación y codesarrollo en ese país, o ignorar que el fenómeno de la inmigración y el de exclusión están con frecuencia relacionados", explica Agea.

Los objetivos, y su aplicación sobre el terreno, se convierten, según el nuevo organigrama de Cáritas, en generadores de análisis, gestión, sensabilización, campañas y, por fin, trabajo práctico. "Esa acción sobre el terreno", dice Agea, "será un acompañamiento con las Cáritas diocesanas y las internacionales. Se actuará multidisciplinarmente tanto en un problema de feminización de la pobreza en Valencia, pongamos por ejemplo, como de cambio estructural en Haití". El enfoque optimista de Cáritas estriba, para sus dirigentes, en que no es "una ONG de la Iglesia, sino la Iglesia en sí" y por tanto una red incomparable; además, un 70% de sus fondos son privados y ello permite independencia cara a las administraciones públicas.