El mundo empresarial pide al sucesor, ya
NO HAY MÁS QUE HABLAR con un ramillete de empresarios más o menos representativos y que quieran expresarse -por supuesto, en el anonimato- para entender que hay un nerviosismo superior al habitual en la escena política española. A la incertidumbre general, motivada por una situación sociopolítica mundial que impide ver limpia la coyuntura económica, se añade el desconcierto por lo que ocurre en el interior del país.
A las pocas horas de la presencia de Aznar en el Congreso para informar de las razones del apoyo del Gobierno a la política de Bush, los comentarios son bastante concluyentes: el PP ha perdido la iniciativa y la sensibilidad de lo que está ocurriendo, y el PSOE todavía no se muestra maduro para la sustitución. No es posible esperar mucho más a que Aznar designe al sucesor para que inicie la remontada (en el mundo empresarial, Rodrigo Rato gana por varias cabezas a los demás) y dirija por sí mismo el futuro inmediato. La fórmula elegida para nominar al sucesor ya es calificada abiertamente de equivocada, sin matices. Los empresarios consultados opinan que, como mucho, el momento debería ser inmediatamente después de las elecciones municipales y autonómicas.
Muchos empresarios opinan que el PP ha perdido la iniciativa y debe designar al sucesor de Aznar con urgencia, para liderar la remontada. La historia se repite: el presidente es la solución, pero también el problema
No se trata sólo de la confrontación que llega por la guerra de Irak. Tiene que ver con lo que hay detrás: el crecimiento ha sido del 2% en 2002, según las estimaciones del Banco de España, un porcentaje menor del previsto en dos ocasiones seguidas (primero 2,9%, luego 2,2%), lo que pone en cuestión la credibilidad de las cifras del Ejecutivo. Con el añadido de un endeudamiento formidable de familias y empresas. Aunque Rato indicó inmediatamente que los indicadores que él utiliza presagian una reactivación de la economía española, los coyunturalistas no se atreven a apostar. Hay demasiadas variables en juego. Se necesita alguna seguridad.
Un día después se conocía el paro registrado, que alcanza la cifra más elevada desde hace tres años. Exceptuando el caso de Alemania, la tendencia del desempleo en España se vuelve a alejar respecto de la de la UE. Es pedagógico seguir las comparecencias de los responsables públicos cuando se hacen públicos los datos del paro. Si son buenos, habla el ministro del ramo para hacer la apología; si son vergonzantes, el interlocutor tiene un grado menos en el escalafón administrativo, el secretario general de Empleo, que cuando le conviene comenta los porcentajes, y cuando no, compara los números con los de un año antes. Pero además vuelve, como una pesadilla, el chapapote, que no se circunscribe a Galicia, sino que afecta al resto de la cornisa cantábrica y distorsiona los pronósticos electorales. La segunda parte de los telediarios muestra también la profundidad de la crisis que se vive.
Tomada la medida de lo que sucede cuando se moviliza, la sociedad civil ha revivido. Alguien habrá de dar las gracias a los sindicatos, que, además de acabar con el decretazo en dos vueltas (primero, la regresión del seguro del desempleo, y luego, la transformación del PER de derecho en subsidio), levantaron la moral de la oposición con la huelga general de junio. Y al mundo del cine, que está en la vanguardia contra la guerra en una acción que recuerda a aquella huelga de los actores de cine y teatro en las postrimerías del franquismo. Algunos de los actuales protagonistas son los mismos que entonces. Uno de los empresarios consultados advierte del peligro de enfrentarse con quienes tienen el favor de la opinión. Criticarlos, reducir su libertad de expresión, multiplica el sonido de las protestas.
Esos mismos empresarios comentan con preocupación las movilizaciones de los dos próximos fines de semana, que se prometen multitudinarias: la del día 15, contra la guerra de Irak, y la del día 23, en solidaridad con la plataforma Nunca mais, vilipendiada tras la catástrofe ecológica del Prestige. En ambas estará ausente el PP y presente la oposición.
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