Lidiar con la versión oficial
Un grupo de 32 eurodiputados viaja a Bagdad como rechazo a la guerra, pero se encuentra con la rigidez del régimen en sus visitas
Una treintena de diputados europeos han viajado a Irak para expresar su rechazo a la amenaza de guerra. Son 32 europarlamentarios de 11 países y 4 grupos políticos. El Parlamento de Bruselas ha aprobado una resolución en ese sentido, pero no respaldó el viaje por temor a que se interprete como apoyo al régimen. No ha habido ocasión. El jueves declinaron con cortesía una sugerencia para entrevistarse con el viceprimer ministro, Tarek Aziz. "Me hubiera encantado conocerle", confesaba en privado a este diario uno de los legisladores, "pero nuestro viaje no tiene por objetivo negociar nada, sino simplemente informarnos de la situación y expresar nuestro rechazo a la guerra". En su opinión, una entrevista con Aziz hubiera marcado la visita.
Los parlamentarios no eluden hacer preguntas incómodas a los funcionarios iraquíes
A los invitados del Gobierno iraquí no se les exige hacerse la prueba del sida al llegar al aeropuerto, ni los funcionarios de aduanas les piden propina por dar el visto bueno a sus equipajes y equipos electrónicos. Les cuesta, eso sí, lograr que les autoricen la entrada de sus móviles, que no servirán de nada en Irak. Al final pasan escondido un teléfono vía satélite con el que se mantienen comunicados con Bruselas.
Eso les da una pista de las restricciones a la libertad que imperan en el país. Por lo demás, saben que éste es el país de Las mil y una noches, en la que Sherezade no deja de contar historias al rey para evitar ser ejecutada. Unas están basadas en la realidad y otras no, pero se trata de ganar tiempo, como ahora intenta hacer el régimen de Bagdad.
Cuando el lunes se reunieron con el presidente de la Asamblea Nacional iraquí, Saadún Hammadi, no evitaron cuestiones espinosas. "¿Por qué no dimite Sadam Husein para evitar la guerra?", preguntó el eurodiputado alemán y conocido alpinista, Reinhold Mesner, de Los Verdes. Hammadi no se descompuso. Respondió que nadie tiene derecho a imponerles quién debe ser su presidente. Pero la diferencia de posturas había quedado clara.
En su cita con el general Amir Saadi, responsable del desarme y asesor de Sadam, preguntaron sobre sus trabas a las inspecciones de la ONU. "Lo niega todo, pero el hecho es que antes de 1998 ya habían usado tácticas de ocultamiento", concluye Sami Naïr.
Una de las cosas que más les ha llamado la atención son los efectos del embargo. "Se nota que es un país empobrecido por las sanciones", declara el galés Eurig Wyn, "se ve en los maestros y en los médicos, que tienen una buena preparación, pero están totalmente aislados y apenas ganan para sobrevivir".
Los parlamentarios inquieren sobre los precios de los productos de primera necesidad y se preguntan cómo pueden seguir adelante esos profesionales con sueldos que rara vez superan los 10 euros al mes. Descubren así las trampas del pluriempleo y el soborno. La pérdida de poder adquisitivo ha generalizado la corrupción.
A la eurodiputada portuguesa de Izquierda Unida europea Ilda Figuereido le ha llamado la atención la cantidad de coches que circulan por Bagdad (llenar el depósito cuesta menos de un euro). "La mayoría son viejos, lo que parece indicar que un día hubo prosperidad, y ahora se ha ido a menos", apunta con prudencia. "Lo mismo se nota en las casas", añade Camilo Nogueira (BNG), "no hay mantenimiento".
De visita en un hospital, un eurodiputado exclama "esto es intolerable", mientras abandona la habitación en la que el director del centro exhibe a un bebé aquejado de raquitismo. Pedro Marset (IU) califica de "despropósito" la visita a la maternidad. "Es impresionante, pero esos casos extremos pueden darse en cualquier sitio y, sin datos sobre la variación de su incidencia, no significan nada", explica este catedrático de Salud Pública.
El incidente del hospital no desanima a los legisladores en su intento de conseguir información de primera mano. Antes de que los responsables sanitarios se den cuenta, muchos ya se han distribuido por los pasillos en busca de voces distintas a la oficial. Igual pasa cuando, tras visitar una escuela que Unicef va a rehabilitar con fondos europeos, hay que esperar a varias diputadas que han terminado en casas vecinas interesándose por la situación.
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