Lula busca un puente entre dos mundos

El presidente de Brasil, Luiz Inácio Lula da Silva, impulsará la cooperación entre el Foro Económico Mundial de Davos y el Foro Social Mundial de Porto Alegre a través de una agenda a desarrollar durante este año, una propuesta analizada en Davos. Una reunión conjunta de enlace de dirigentes de ambas organizaciones podría analizar las conclusiones con vistas a sus respectivas reuniones anuales. El presidente Lula quiere desbrozar el camino de la colaboración.

El domingo 26, pocas horas antes de pronunciar su discurso ante la asamblea plenaria de Davos, el presidente Lula se reunió con el fundador y presidente del Foro Económico Mundial, Klaus Schwab, y el director general, José María Figueres. Según fuentes del foro, el presidente Lula propuso analizar la posibilidad de promover el debate conjunto entre Davos y Porto Alegre.

Esta idea ya había sido analizada por el Foro de Davos. Figueres, por ejemplo, participó en París, en noviembre de 2001, en una reunión con dirigentes de Porto Alegre. El pasado mes de noviembre de 2002, el Foro de Davos invitó a tres pesos pesados a su reunión latinoamericana anual, celebrada en Río de Janeiro: el empresario Luiz Fernando Furlan, hoy ministro de Desarrollo; la alcaldesa de São Paulo, Marta Suplicy, y el senador y asesor de Lula, Aloysio Mercadante. Fue este último quien insistió en la vía del diálogo entre ambos foros.

Davos se ve a sí mismo como un foro de líderes influyentes a escala mundial. Pero a medida que los dogmas y recetas económico-sociales que ha difundido con fervor han conocido graves dificultades en los últimos años, lo que empezó siendo una mirada por el rabillo del ojo a Porto Alegre se ha convertido, ahora, en interés por desarrollar alguna actividad conjunta.

Ese deseo -que permitiría amplificar los debates y su influencia- coincide con los planes del presidente Lula. ¿Por qué? Lula aspira a defender su modelo -una política macroeconómica estable como ancla de un plan de desarrollo más equitativo de Brasil-, y para ello quiere generar un gran debate mundial. Su política goza, de momento, del apoyo y la simpatía del Foro de Porto Alegre, mientras que las reticencias y temores del Foro de Davos, demostradas por los mercados a lo largo de 2002, se han ido disipando en los primeros 30 días de la presidencia de Lula, al punto de que el presidente brasileño fue una de las grandes atracciones de la reunión de 2003, clausurada la semana pasada.

¿Por cuánto tiempo se mantendrá esa actitud de los que se reúnen en Davos frente a los planes de Lula? El presidente brasileño y su equipo pretenden consolidar esa conducta. La fórmula: a través de su política macroeconómica y un amplio debate.

El acuerdo entre Figueres, Schwab y Lula, según fuentes consultadas del Foro de Davos, es sólo un punto de partida. "Los tres han acordado proponer un tema para que los dos foros trabajen durante el año. Este tema sería, después, objeto de una reunión conjunta", dijo un portavoz. Ahora, lógicamente, Lula va a transmitir a Porto Alegre la propuesta.

El viejo propósito del diálogo Norte-Sur, pues, tendría ahora la forma de un coloquio entre los foros de Davos y Porto Alegre.