Miles de iraquíes se entrenan en Hungría para derrocar a Sadam
El Ejército de Estados Unidos comienza a formar a los 3.000 voluntarios dispuestos a luchar contra el régimen
El Ejército estadounidense comenzó ayer a entrenar a un grupo de opositores iraquíes en una base militar al sur de Hungría, en la localidad de Taszar. Según fuentes del Pentágono, alrededor de 3.000 disidentes exilados se preparan aquí para apoyar la operación destinada a derrocar el régimen de Sadam Husein. Llegan en avión directamente a la base militar, en la que quedan confinados sin entablar ningún contacto con el exterior. La base de Taszar sirvió por primera vez al Ejército norteamericano cuatro años antes de la entrada de Hungría en la OTAN, en 1995, para la intervención en la guerra de Bosnia-Herzegovina.
"Son voluntarios que han dejado sus trabajos y sus familias porque quieren ver un Irak democrático", dice el mayor Robert Stern, portavoz de la operación dirigida por el comandante David Baron. "Vienen de todas partes del mundo, fueron reclutados en base a listas facilitadas al Gobierno de Washington por los grupos de oposición iraquí en el exilio". Stern, oriundo de Chicago, acostumbrado a tratar a periodistas desde su experiencia en Bosnia, filtra las informaciones sin proporcionar nombres ni números ni la duración del entrenamiento, porque "hay que tener cuidado, ya sabe uno lo que puede ocurrir a las familias de los iraquíes que se declaran contra Sadam Husein, conocido por su historia de crueldad".
El portavoz insiste en que la misión de estos iraquíes no será de combate, sino de "enlace". Como traductores, guías y mediadores facilitarán la "conexión entre la coalición internacional y los iraquíes". Por petición del Gobierno de Budapest, los exilados iraquíes no irán armados a la guerra ni viajarán directamente de Hungría a las regiones en combate. El entrenamiento se compone de dos fases. Para empezar, los voluntarios son instruidos en cuestiones teóricas como derechos humanos y la Convención de Ginebra. Como "defensa propia", aprenden a usar "armas ligeras", a reconocer minas antipersonas, progerse de ataques con armas químicas, biológicas y nucleares, así como a utilizar la brújula y otros medios de "navegación", explicó Stern. En la segunda fase se preparan para conectar operaciones militares con actividades civiles, para traducir, ayudar a las poblaciones "desplazadas" y contribuir con otros servicios de socorro y comunicación.
La opinión pública húngara ha manifestado su preocupación por el riesgo que supone el campo de entrenamiento para iraquíes. Istvan Simicsko, del partido derechista de oposición, Fidesz, indicó que el soporte que brinda el Gobierno de centro-izquierda de Peter Medgyessy a Estdos Unidos y a la oposición iraquí podría provocar reacciones terroristas. El ministro de Defensa húngaro, Ferenc Juhasz, había dicho que el entrenamiento de exilados iraquíes en la base de Taszar es "un primer paso concreto" para la cooperación de Hungría con Estdos Unidos en la lucha internacional contra el terrorismo.
Tu suscripción se está usando en otro dispositivo
¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?
Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.
FlechaTu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.
En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.