Los europeos acuden divididos a la reunión del Consejo de Seguridad sobre Irak

Los países europeos acuden con fuertes divisiones a la reunión que el lunes tienen previsto celebrar en Bruselas para coordinar posiciones sobre la guerra en Irak, pocas horas antes de que el Consejo de Seguridad escuche el informe del jefe de los inspectores, Hans Blix. Mientras la presidencia griega intenta alcanzar un acuerdo de mínimos que exija a EE UU trabajar en el marco de la ONU, el primer ministro de Italia, Silvio Berlusconi, aseguró que la reunión es inútil. Después de los pronunciamientos de Francia y Alemania contra la guerra, dijo Berlusconi, es inútil buscar una posición común.

Berlusconi aseguró ayer que él y José María Aznar se han puesto de acuerdo en una conversación telefónica en que esa reunión es "perfectamente inútil". Según informó en una rueda de prensa Berlusconi, ambos habían acordado que Aznar iba a hablar con su homólogo griego, Costas Simitis, para intentar desconvocarla. Así lo aseguraron también en Bruselas fuentes de la presidencia griega y de la Comisión. Pero un portavoz del Gobierno español desmintió anoche tanto esa supuesta conversación telefónica, como la existencia del acuerdo o que Aznar fuera a hablar con Simitis.

La reunión cuestionada congregaría a los cuatro países europeos que ahora se sientan en el Consejo de Seguridad (Alemania, Francia, Reino Unido y España), junto con representantes de la presidencia griega de la UE y de Italia, que la ejercerá en el segundo semestre.

Pese a las palabras de Berlusconi, un portavoz oficial de la presidencia europea dijo ayer tarde que "nuestra intención es seguir adelante con la idea" de que el lunes a primera hora se celebre la reunión restringida a la que también va a acudir el Alto Representante, Javier Solana, y el comisario europeo de Relaciones Exteriores, Chris Patten.

El encuentro, que tiene por objetivo intercambiar opiniones y explorar una posición común, "aunque sea mínima", en palabras de la presidencia, está previsto que se celebre antes de la sesión mensual conjunta de los ministros de Exteriores de los Quince y horas antes de que el jefe de los inspectores de la ONU, Hans Blix, dé cuenta en Nueva York al Consejo de Seguridad de la ONU de los dos meses de investigación sobre armas de destrucción masiva en Irak en conformidad con la resolución 1441. Un informe que será clave para una posible declaración de guerra.

"Si ya era difícil encontrar una posición común, Berlusconi y Aznar lo ponen imposible con esta actitud y ciertamente hacen un flaco servicio a la Unión", comentó un diplomático anoche. Otras fuentes no descartan que detrás de la coordinación italo-española esté la mano de Washington.

España e Italia son, junto con el Reino Unido, los países de la Unión que más se han alineado con la tesis de EE UU de contemplar una acción militar unilateral contra Irak en el caso de que no se encuentre el respaldo del Consejo de Seguridad de la ONU. Francia y Alemania se oponen, por el contrario, a cualquier misión de castigo que no haya sido bendecida por Naciones Unidas.

El canciller alemán, Gerhard Schröder, lo volvió a reafirmar ayer en conversación telefónica con el presidente ruso, Vladímir Putin. Ambos coinciden en la necesidad de agotar todos los medios políticos posibles, en línea con lo que Schröder acordó días atrás en París con el presidente francés, Jacques Chirac, que suscitó la irritación de la Casa Blanca y la calificación del Pentágono de que Berlín y París representan sólo "la vieja Europa" frente a una nueva en la que, además de italianos y españoles, están los países del Este.

"Todos contra Sadam"

La postura de mínimos sobre la que griegos, franceses y alemanes trabajaban ayer consiste en destacar ante todo la autoridad del Consejo de Seguridad en la cuestión, exigir el desarme iraquí y mayor colaboración de Bagdad con los inspectores, valorar la importancia de la labor de éstos y poner en manos de Blix todos los nuevos instrumentos que solicite. "Incluida una prórroga de tiempo si la pide como parece que lo hará", afirma una fuente diplomática.

La fragilidad de la embrionaria política exterior de la UE, así como las siempre difíciles relaciones transatlánticas, reemergen con toda virulencia en esta nueva crisis con Irak como era previsible. "Estamos todos contra Sadam. No nos equivoquemos, el enemigo es él. Un cisma entre la UE y EE UU sería muy negativo. Tenemos que atemperar las declaraciones y examinar la situación racionalmente. Somos aliados de EE UU, tenemos una profunda amistad con ellos y debemos hacer el máximo para mantener la relación", afirmó ayer Solana en Atenas.

El comisario de Relaciones Exteriores de la UE, por su parte, también consideró un "fracaso importante" que los países europeos lleguen al Consejo de Seguridad con posturas distintas. En una entrevista a Le Monde, Patten aseguró: "Si hubiera un acuerdo entre los miembros europeos del Consejo de Seguridad tendría un peso significativo".