Un importante hueco para la sanidad privada
El sistema sanitario público no responde a las necesidades de rehabilitación de los pacientes con daño cerebral
"¿Y ahora qué?". Raúl Espert, neuropsiquiatra en el hospital Clínico de Valencia está cansado de responder a esta pregunta a los familiares de pacientes con lesiones cerebrales que salen de la fase crítica. Cada año 3.000 valencianos sufren algún tipo de daño cerebral, según datos de la Consejería de Bienestar Social. El 80% de ellos, moderados o leves, lo que no quiere decir que no necesiten asistencia. El resto necesitarán una ayuda más intensa debido a la pérdida de independencia funcional y graves limitaciones motoras y cognitivas que padecerán.
La víctimas suelen ser hombres menores de 30 años que están comenzando su etapa laboral o finalizando sus estudios y en su mayoría víctimas de accidentes de tráfico. La Organización Mundial de la Salud ha reconocido que uno de los principales problemas a los que se enfrenta nuestra sociedad es el de las secuelas de los accidentes de circulación. Pero, además, están los traumatismos por accidentes laborales o deportes de riesgo, las lesiones cerebrales fruto de paradas cardiorrespiratorias o patologías cerebrovasculares, y en menor medida infecciones cerebrales -meningitis, encefalitis- y tumores cerebrales.
La sanidad pública responde de forma limitada al problema de estos enfermos
La atención óptima a estos pacientes pasa por un tratamiento integral de su problema
Los avances en la llamada medicina de resucitación, gracias en buena parte al desarrollo de las unidades de cuidados intensivos y las urgencias, han logrado sacar adelante a muchas personas que hace 20 años no sobrevivían a los accidentes. Ahora, muchos de ellos salvan sus vidas, pero nunca vuelven a ser los mismos. Entonces, superada la asistencia estrictamente sanitaria, llega la segunda parte, la rehabilitación. Y las respuestas de Espert, profesor de Neuropsicología de la Universidad de Valencia, y de los neuropsiquiatras, médicos o enfermeras a los familiares que preguntan por la rehabilitación de sus hijos. La sanidad pública responde, aunque de forma limitada. Y esta situación no es una característica de la red pública valenciana, sino que se extiende a todo el Estado.
En los principales centros se ofrece un tratamiento de fisioterapia que, como comenta Espert, en el mejor de los casos no suele ir más allá de seis meses y de sesiones más breves de lo recomendable debido a la elevada carga asistencial que soporta. Además, también existe rehabilitación por parte de foniatras y logopedas, pero bajo las mismas circunstancias. En la provincia de Valencia, el servicio más completo es el del hospital La Fe, con cinco logopedas y dos foniatras que asisten a unos 3.000 pacientes al año. Otros 2.000 pasan por el logopeda del Clínico y una cifra similar por el del hospital General. A ellos se suma el foniatra que trabaja en el hospital Doctor Peset.
Pero en muchos casos esta asistencia no es suficiente. Como en el de Sergio, de 12 años. El 27 de octubre le atropelló un coche mientras iba en bicicleta por L'Eliana y desde entonces está en la unidad de cuidados intensivos de La Fe. No está en condiciones de pasar a planta, pero ya podría comenzar su proceso de rehabilitación. Y sin embargo, no hay un servicio en el hospital que se ajuste a sus necesidades. Por ello, el lunes, está previsto su traslado al hospital privado Valencia al Mar, como apunta su madre, Soledad Bujalance, que ve con esperanzas el tratamiento en este centro -cuyo coste correrá a cargo de la sanidad pública- ante la falta de soluciones que se le planteaban desde la red asistencial de la Consejería de Sanidad.
La atención óptima a estos pacientes pasa por un tratamiento integral que vaya más allá de los dispersos tratamientos ambulatorios. Y que de momento sólo ofrecen los centros privados, excepto el recién inaugurado Centro Estatal de Daño Cerebral de Madrid, dependiente del Ministerio de Trabajo y Asuntos Sociales y que dispone de 120 plazas. El que más experiencia cuenta en la Comunidad Valenciana es el hospital Valencia al Mar, del grupo Nisa. En la unidad de daño cerebral se tratan de forma conjunta todas las secuelas del estas lesiones. Desde los déficits motores -hemiplejia, paraplejia-, a los cognitivos (problemas de memoria, atención, concentración, percepción visual), las alteraciones del lenguaje y la comunicación o las psicológicas (trastornos de la conducta, alteraciones del estado de ánimo). Además, trabajan las habilidades que el paciente, con sus nuevas limitaciones, tendrá que desarrollar para manejarse en su domicilio -aseo personal, empleo de los electrodomésticos-, en la calle o en el trabajo. "En gran parte de los casos el paciente no vuelve a ser el mismo", apunta el responsable de la unidad, Javier Chirivella, "pero nuestra obligación es que funcionalmente esté integrado en su casa, en su trabajo y en la sociedad". Este centro cuenta con unidad de hospitalización -en la que se ingresará a Sergio-, de forma que pueden comenzar el tratamiento "lo antes posible", ya que durante los primeros meses se produce lo que los especialistas denominan plasticidad neuronal -que coincide con la rehabilitación espontánea- lo que hace que el trabajo rehabilitador en este periodo sea determinante. Hay 20 plazas para enfermos ingresados y otras 25 para tratamiento ambulatorio, ocupadas entre el 80% y el 90% por pacientes derivados desde hospitales públicos gracias a un acuerdo que entre el centro y Sanidad.
A este hospital se ha unido recientemente la unidad de daño cerebral del Centro Sociosanitario Nuestra Señora del Carmen, ante la demanda existente de unidades integrales de rehabilitación. Abierto también en el barrio de la Malva-rosa de Valencia, lo gestionan las hermanas hospitalarias -la misma congregación que dirige el Hospital Aita Meni de Mondragón (Vizcaya), en la que se rehabilitó el ciclista Javier Otxoa tras ser atropellado-. La semana pasada se inauguró este servicio que funciona como hospital de día, y que al margen de la hospitalización -que tienen previsto introducir en un futuro- ofrece servicios similares al hospital Valencia al Mar. Con capacidad para unos 80 enfermos ambulatorios, este centro prepara un convenio con Sanidad para atender pacientes de la red pública.
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