La Generalitat trata de aproximarse a Marruecos sin irritar al Gobierno
El Ejecutivo catalán está decidido a abrir una delegación en Casablanca
El Gobierno catalán está decidido a fortalecer sus contactos con Marruecos aprovechando la mejora de relaciones entre Rabat y Madrid y la plataforma que supone albergar en Barcelona el Instituto Europeo del Mediterráneo. No obstante, la actitud favorable con que Exteriores acogió inicialmente los planes de Jordi Pujol ha derivado en hondos recelos tras el anuncio de apertura de una delegación catalana en Casablanca. El Gobierno central no quiere invasión de competencias ni interferencias en sus negociaciones con Marruecos.
Durante un almuerzo celebrado el día 3 en Barcelona, el presidente de la Generalitat, Jordi Pujol, detalló a la ministra de Asuntos Exteriores, Ana Palacio, la intención del Gobierno catalán de incrementar los intercambios políticos, económicos y culturales entre Cataluña y los países del Magreb, en especial Marruecos. Palacio no puso objeciones a los planes de Pujol, según fuentes conocedoras de la entrevista, ni tampoco a los proyectos del Instituto Europeo del Mediterráneo, consorcio que agrupa a Exteriores, la Generalitat y el Ayuntamiento de Barcelona.
Pero el optimismo que presidió la reunión ha durado apenas unos días. Las posteriores conversaciones telefónicas mantenidas entre Palacio y Pujol no han resultado tan cordiales. La intención del Gobierno catalán de abrir una especie de embajada oficiosa en Marruecos -anunciada por el conseller en cap, Artur Mas-, que albergará, entre otras dependencias, una oficina de inmigración, ha molestado al Gobierno central.
La discrepancia tiene dos fundamentos. Por una parte, la forma en que los dirigentes nacionalistas han defendido el proyecto y el haber designado al frente a un declarado independentista, Àngel Colom. Artur Mas declaraba la pasada semana que la Generalitat, pese a su nula voluntad de interferir en las relaciones entre Madrid y Rabat, no renuncia a emprender su propia política exterior. El líder de Unió, Josep Antoni Duran Lleida, añadía que Cataluña abriría su propia oficina de inmigración en Casablanca, capital económica de Marruecos, "guste o no al Gobierno central".
La Generalitat abrió la primera oficina de inmigración el pasado mes de noviembre en Varsovia. El entonces embajador español plantó a Mas en el acto de inauguración, en desacuerdo con la iniciativa. En respuesta, el político catalán hizo retirar la bandera española del despacho.
El miércoles, en una conferencia de prensa en Madrid con Mohamed Ghannouchi, primer ministro tunecino, el presidente del Ejecutivo central, José María Aznar, abogaba por resolver la tensión con la Generalitat por la vía del diálogo, aunque entendía que la Administración catalana carece de competencias en materia de inmigración. A Aznar no se le escapó tampoco que Duran se le había anticipado en su entrevista con Ghannouchi, tres días antes, en un viaje relámpago a Túnez.
La segunda razón que importuna al Ejecutivo central es la posible interferencia de la Generalitat en sus contactos con Marruecos, en un momento crucial para solventar la crisis diplomática. El Gobierno catalán mantuvo vivos sus contactos con el reino alauí incluso en el periodo más caliente de la crisis, y no fueron pocos los dirigentes marroquíes que alabaron la buena marcha de las relaciones con Cataluña en contraste con las del Gobierno de Aznar.
Para el mes de marzo, Artur Mas ya ha anunciado un viaje oficial a Marruecos, donde espera mantener contactos con las más altas esferas del Gobierno. Fuentes de la Generalitat han informado de que las autoridades marroquíes ya han ofrecido un edificio noble en Casablanca para ubicar la Casa de Cataluña.
Polonia no es Marruecos
"Allí hay que ir con pies de plomo", advierte un destacado observador de las relaciones entre Cataluña y Marruecos, "porque Mas no se puede presentar en Rabat o en Casablanca a inaugurar la oficina de inmigración del mismo modo que fue a Varsovia, sin encomendarse a nadie. Polonia no es Marruecos y los intereses españoles prevalecen".
Desde Presidencia de la Generalitat se esfuerzan en quitar hierro a esta crítica situación. Comentan que todas las acciones en el ámbito internacional son comunicadas al Ministerio de Asuntos Exteriores. Pero, a la vez, advierten de que el Gobierno catalán quiere fortalecer sus vínculos con el Magreb y poner su grano de arena para resolver la crisis. En este sentido, apuntan que la mayoría de empresas españolas radicadas en Marruecos son catalanas.
'Embajador' independentista
El Gobierno catalán ha designado a Àngel Colom, ex secretario general de Esquerra Republicana (ERC), al frente de la Casa de Cataluña en Marruecos, con sede en Casablanca. Colom, ex senador, advirtió ayer, en declaraciones a Efe, que la Generalitat abrirá la delegación "guste o no al Estado" y consideró "legítimo" que "actúe en función de los intereses y necesidades de Cataluña".Colom, que entró a militar en Convergència tras el fracaso del Partit per la Independència (una escisión de ERC), defendió la política de Artur Mas de impulsar una "Cataluña integrada de una manera singular dentro de la Unión Europea y que esté presente en el exterior". No obstante, señaló que la delegación catalana no interferirá entre Madrid y Rabat, y se mostró esperanzado en no encontrarse en Marruecos con "ningún tipo de reticencias" por su opción "nacional y política" independentista.
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