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ACOSO A SADAM

La Casa Blanca considera el hallazgo de las ojivas químicas vacías "preocupante y serio"

EE UU no se opone a otra resolución del Consejo de Seguridad pero no la cree imprescindible

Enric González

El Gobierno de Estados Unidos considera que el hallazgo en Irak de ojivas que podrían utilizarse para cargar armas químicas es "preocupante y serio". Ésas fueron las palabras utilizadas ayer por el portavoz presidencial, Ari Fleischer, quien sugirió de forma implícita que el Gobierno iraquí había vulnerado "una vez más" la resolución 1.441 del Consejo de Seguridad de la ONU. "Esas ojivas no constaban en la declaración presentada el mes pasado por Irak sobre el contenido de sus arsenales y, por tanto, se demuestra que Sadam Husein mintió", dijo Fleischer.

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"Ahora los iraquíes dicen que habían olvidado que poseían esas ojivas químicas. Hay que preguntarse qué otros lapsos de memoria suponen una amenaza para sus vecinos, nuestros aliados y nuestros intereses", añadió Fleischer. El portavoz de la Casa Blanca indicó que el presidente George W. Bush veía "de forma cada vez más clara" que Irak tenía "la obligación de desarmarse, por mandato de la ONU, y, sin embargo, no lo está haciendo".

Pero nadie en el Gobierno estadounidense acusó directamente a las autoridades iraquíes de haber cometido, por el hecho de poseer ojivas vacías, una violación flagrante del mandato internacional. Sólo algunos congresistas como el republicano John Kyl se aventuraron a considerar que las ojivas podían justificar por sí mismas una invasión de Irak.

El tono de la Administración de Washington se mantuvo relativamente moderado, como la víspera. Cuando se conoció la noticia del hallazgo de las ojivas por parte de los inspectores, el jueves, el embajador de EE UU ante la ONU, John Negroponte, se limitó a calificar el acontecimiento de "interesante". Los términos "preocupante" y "serio", utilizados ayer por Fleischer, también parecían haber sido cuidadosamente sopesados.

Fuentes del Departamento de Estado indicaron que, salvo hallazgos sensacionales por parte de los inspectores, el Gobierno de Estados Unidos trataría de ser discreto hasta el día 27, la fecha en que el jefe de los inspectores, Hans Blix, informará de nuevo a los miembros del Consejo de Seguridad de la ONU. Se espera que el informe de Blix acuse a las autoridades iraquíes de no cooperar activamente con los inspectores y de haber presentado ante la ONU una declaración incompleta. Eso bastaría a Bush para dar un tono belicoso a su discurso sobre el estado de la nación, el mensaje anual más solemne del presidente de Estados Unidos, previsto justamente para el día siguiente. Las mismas fuentes diplomáticas indicaron que Irak ocuparía "una parte importante" del discurso.

La visita a Washington del primer ministro británico, Tony Blair, prevista para el día 31, debería servir para demostrar la unidad de los dos principales aliados antes de una nueva reunión del Consejo de Seguridad, que, en opinión de EE UU, debería ser definitiva y conducir a la guerra.

Estados Unidos está de acuerdo en que se redacte una resolución complementaria a la 1.441 que, de forma explícita, autorice el uso de la fuerza para desarmar a Irak. Aunque el Gobierno de Washington no la considera imprescindible para proceder a la invasión, las mismas fuentes diplomáticas señalaron que una resolución final "facilitaría mucho las cosas" y permitiría que países como Turquía, la mayoría de los árabes y los europeos más reticentes, con la salvedad de Alemania, se sumaran a la guerra. En el Departamento de Estado, que mantiene un contacto casi diario con los representantes europeos, se cree que la negociación del texto de esa resolución no sería excesivamente larga ni complicada y no iría más allá de finales de febrero. Bush sólo renunciaría a la segunda resolución en el caso, improbable, de que Francia, Rusia o China amenazaran con usar su derecho al veto.

La segunda resolución también sería útil para despejar las dudas de gran parte de la población estadounidense. Un sondeo del Pew Research Center de Washington, publicado ayer, señalaba que el 63% de los ciudadanos de EE UU consideraba que no le correspondía a Irak demostrar que carecía de armas de destrucción masiva, y que las meras sospechas no debían conducir a una guerra. Un 53% decía que los argumentos de George W. Bush eran, por ahora, poco convincentes (sólo un 37% de la población se declaraba escéptica en noviembre pasado). El sondeo reflejaba, una vez más, que la posible invasión de Irak sólo obtenía un apoyo mayoritario de los estadounidenses si era realizada dentro de una coalición internacional y con el respaldo claro de la ONU.

[El sociólogo Manuel Castells, que, junto al ex ministro socialista Narcís Serra y el alcalde de Barcelona, Joan Clos, presentó el seminario Guerra y paz en el siglo XXI. Las relaciones transatlánticas, que tendrá lugar hoy en el palacio de Pedralbes de Barcelona, afirmó ayer que la guerra de EE UU contra Irak es inevitable, informa José María Martí Font. "Desde la perspectiva norteamericana", dijo el autor de la trilogía La era de la información, "no sería democrático que Bush no decidiera atacar Irak". Washington, añadió, considera que "el mundo está lleno de fanatismos, de gente que no comparte el ideal de la democracia occidental, que quieren exterminarnos para volver a regímenes autoritarios y teocráticos".]

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