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EL FUTURO DE EUROPA

La Comisión teme la competencia con el presidente de la UE

Prodi cree que los países pequeños son más sensibles a la erosión del colegio de comisarios

Carlos Yárnoz

La Comisión Europea elevó ayer el tono contra la propuesta franco-alemana de crear la figura de un presidente estable del Consejo Europeo (reunión de los máximos líderes de la UE). Bruselas, prudente 24 horas antes, señaló que esa iniciativa es, cuando menos, "sorprendente", puede llevar a la "confusión" y a "procedimientos de decisión fragmentados" y, en definitiva, conducirá a una "competencia" entre los presidentes del Consejo Europeo y de la Comisión.

"No hacen falta dos centros de poder ejecutivos en Bruselas, porque finalmente caerán en competencia uno contra otro", aseguró Jonathan Faull, portavoz de Romano Prodi, hoy a la cabeza del Ejecutivo comunitario.

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El portavoz de Prodi admitió que hay algunos aspectos "positivos" en otras iniciativas contenidas en la misma propuesta, como en la elección directa del presidente de la Comisión por parte del Parlamento Europeo, pero se centró en dos aspectos que el Ejecutivo comunitario rechaza: la designación de ese presidente estable del Consejo Europeo por un periodo de cinco años y la representación exterior que ejercería pese a que también se propone contar con un ministro europeo de Asuntos Exteriores.

Para el portavoz de Prodi, la existencia de esos dos polos de poder y de decisión sólo puede llevar a "confusión". Por eso, se preguntó él mismo: "¿Hace falta un presidente del Consejo Europeo? Evidentemente, sí . ¿Hace falta reforzar el Consejo? Evidentemente, sí. ¿Pero se necesita un presidente del Consejo Europeo de plena dedicación? No estamos convencidos de la necesidad de dar ese paso".

Según la propuesta franco-alemana, ese presidente estable tendría como funciones presidir y preparar las reuniones del Consejo Europeo (los jefes de Estado y de Gobierno, que celebran cuatro reuniones al año) y representar a la UE en contactos oficiales con otros líderes mundiales. "Qué hará el presidente del Consejo los otros 360 días al año en los que no hay reunión del Consejo Europeo ?", se preguntó con ironía Faull. Pero la Comisión se congratuló ayer de no estar sola en este debate porque, como señaló el portavoz de Prodi, "los países pequeños son más sensibles ante una eventual erosión del papel de la Comisión". En efecto, una vez que Berlín ha aceptado a regañadientes esa fórmula, ya son los cinco países más grandes de la Unión (Alemania, Francia, Italia, Reino Unido y España) los que apoyan la iniciativa. Los medianos, como Portugal, se muestran reticentes y los pequeños la rechazan. Ayer mismo, el primer ministro belga, Guy Verhoftstaad, difundió con su ministro de Exteriores un comunicado en el que expresan su temor a que la existencia de un presidente permanente del Consejo Europeo "modifique sustancialmente el equilibrio entre las instituciones y debilite el papel de motor de la construcción europea que juega la Comisión".

Las críticas de Faull también se extendieron a la fórmula de gestionar las relaciones exteriores de la UE propuesta por Berlín y París. Como en la misma se otorgan funciones de relevancia al presidente estable del Consejo, al ministro europeo de Exteriores y, en menor medida, a la Comisión, el portavoz de Prodi afirmó que, por tanto, no hay respuesta concreta a la pregunta de "cuál es el número de teléfono para hablar con la UE" que se planteó en su día Henry Kissinger cuando era secretario de Estado de EE UU.

"Aún hará falta agendas electrónicas para anotar los nombres, números de teléfono y direcciones de correo electrónico de los diferentes participantes en el proceso", bromeó el portavoz de Prodi.

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Sobre la firma

Carlos Yárnoz
Llegó a EL PAÍS en 1983 y ha sido jefe de Política, subdirector, corresponsal en Bruselas y París y Defensor del lector entre 2019 y 2023. El periodismo y Europa son sus prioridades. Como es periodista, siempre ha defendido a los lectores.

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