_
_
_
_
_
Reportaje:La batalla contra el fuel | CATÁSTROFE ECOLÓGICA

Un buque de asalto contra el fuel

El 'Castilla' coordina desde Santander el seguimiento de las manchas de carburante en el Cantábrico

El segundo comandante del buque de asalto anfibio Castilla de la Armada, Javier Rupérez, está ya acostumbrado a las nuevas guerras. Participó junto a los pesqueros españoles, al frente de una patrullera, allá por 1995 en la llamada guerra del fletán entre España y Canadá. De entonces le queda el recuerdo de la mala mar y las grandes olas. Ahora participa en la guerra al fuel del Prestige en una labor esencialmente logística. El Castilla está amarrado en el Puerto de Santander desde que el día 10 que sustituyó a su barco gemelo, el Galicia.

El Castilla está en funcionamiento desde 2002 y su tarea teórica es facilitar el desembarco en lanchas a la Infantería de Marina y servir de transporte de helicópteros de vigilancia y control y de material de uso militar. Está habilitado para actuar de cuartel general del mando naval de la OTAN, categoría que ha logrado por su dotación tecnológica. Es precisamente esta última capacidad de comunicaciones la que le permite acoger al Centro de Coordinación Operativa Integral del Cantábrico (Cecopi) de seguimiento y limpieza del fuel en el mar y las playas.

Más información
Los cambios de Gobierno que prepara Fraga desatan una batalla contra su 'número dos'
El 90% de las playas vascas han sido afectadas por el vertido del 'Prestige'

Al frente de este organismo, que depende del centro de A Coruña, está Jaime Zaragoza, quien desde una pequeña sala, repleta de ordenadores, recibe toda la información sobre la evolución de las manchas de carburante en tiempo real y la información meteorológica que les permite hacer previsiones. Los datos llegan tanto de las instituciones francesas como de las españolas, autonómicas o estatales. La única gran mancha, que según él amenaza en el Golfo de Vizcaya, se localiza a una distancia de entre 50 y 100 millas al norte de la frontera entre Asturias y Cantabria. En la zona se encuentran actualmente 19 barcos de distintas nacionalidades colaborando en la retirada del fuel.

Coordinación francesa

"La coordinación en este momento depende las autoridades francesas y nosotros colaboramos con ellos. El motivo es que la mancha está en sus aguas. Si volviera a aguas españolas de una forma permanente, tomaríamos probablemente de nuevo la coordinación y serían los franceses los que colaboraran", señala Zaragoza, quien puntualiza que esta decisión es fruto de un acuerdo entre ambos países.

Lo que más afecta es lo que sucede más cerca. Para no perderte nada, suscríbete.
Suscríbete

"El cambio de vientos hace que la mancha se mantenga y no termine de acercarse a las costas". Esta situación, según Zaragoza, tiene su lado bueno, ya que parte del fuel se disuelve; y su lado malo, cuanto más disperso es más difícil su recogida. De hecho, en este momento es más efectiva la recogida por pesqueros con redes y en parejas que la de los buques succionadores, según Zaragoza. "Lo que no cabe duda es que una parte llegará a tierra", puntualiza.

Hasta el momento, según los datos de Cecopi, los buques anticontaminación han recuperado 15.662 toneladas de las vertidas por el Prestige, los pesqueros gallegos 6.012, los cántabros y vascos 1.281 y los asturianos 591. Lo que hace un total de 23.846 toneladas, de las que aproximadamente un 10% son de agua. El carburante que se recoge en el Cantábrico se descarga en un buque que posteriormente se encarga, tras calentarlo ligeramente, de descargarlo en puerto.

Más allá de apoyar la labor civil de coordinación, el buque de la Armada, que cuenta con una dotación de 120 personas entre oficiales, suboficiales y marinería, utiliza parte de sus capacidades en la limpieza de playas y en el avistamiento de las manchas en el mar, labor para la que cuenta con dos helicópteros que patrullan de Santander a San Sebastián.

Infantería de Marina

El desembarco y la limpieza en tierra es el campo de la Infantería de Marina, los marines de las películas americanas, "pero mejores", en palabras de su mando, Antonio Gutiérrez. Una unidad con 101 personas se desplaza por el momento en camiones con los equipos de limpieza que se precisen a las playas de Cantabria para retirar los restos de chapapote. "Tenemos los medios técnicos para ir en barco, pero de momento las labores aconsejan otro tipo de transporte", señala Gutiérrez. En el tiempo que llevan en Cantabria han retirado ya 200 toneladas de residuos contaminados de cuatro playas: Ollambres, Cóbreces, Trasierre y Loredo.

Pese a la tarea que realizan, el buque se ve limpio, reluciente, tan solo un poco de arena en alguno de los equipos de sus bodegas. Alfredo Díez, oficial de operaciones, recuerda que es el decimosegundo buque de la Armada con el nombre Castilla, el primero le lleva a Flandes y al siglo XVII, tiempos en que las guerras no eran contra el chapapote.

Regístrate gratis para seguir leyendo

Si tienes cuenta en EL PAÍS, puedes utilizarla para identificarte
_

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_