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Illinois afronta un difícil debate político sobre la pena de muerte

La legislación del Estado mantiene aún en vigor las ejecuciones

El pasillo de la muerte de Illinois va a quedar vacío esta semana después de que el gobernador George Ryan conmutara el sábado 157 penas capitales por cadenas perpetuas y 40 años de prisión. Pero el sistema penal de Illinois sigue siendo el mismo y más de 70 reclusos están ahora pendientes de juicios en los que la fiscalía va a pedir la pena capital. La Asamblea Legislativa tiene sobre la mesa un plan de reforma elevado por Ryan sobre el que los parlamentarios están divididos. Algunos creen que las conmutaciones de Ryan catalizarán el cambio y otros piensan que la clemencia sin discriminación dificultará la reforma.

Leroy Orange, condenado a muerte en 1985 por un cuádruple asesinato cuya autoría confesó entre torturas policiales sin que hubiera otras pruebas, fue perdonado por Ryan el viernes, junto a otros tres sentenciados a la inyección letal. El sábado asistió al discurso en el que gobernador complementaba la clemencia con la conmutación general de penas. Aplaudió la medida y pensó en los más de 70 condenables a morir que quedan detrás: "Van a ser sentenciados bajo el mismo sistema. No es justo".

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El sistema se ha mostrado plagado de errores. Desde la reinstauración de la pena capital en Illinois ha habido 12 ejecuciones y 17 condenados a morir fueron puestos en libertad. Ryan criticó con pasión los fallos de un sistema "minado por el demonio del error, error en la determinación de culpabilidad y error en la determinación de quién entre los culpables merece morir". Dijo que se negaba a ser cómplice de tal régimen y que por ello conmutaba todas las penas pendientes.

Fue aclamado por los favorecidos, algunos de los cuales esperan poder probar ahora la inocencia que proclaman, mientras otros pasarán el resto de sus días entre rejas, como responsables de crímenes atroces cuya autoría han reconocido o quedó probada en el juicio sin género de dudas.

Quejas de familias de víctimas

La mayoría de los familiares de las víctimas vilipendiaron a Ryan, que les había hecho creer en semanas previas que no habría conmutación general, decisión a la que llegó el jueves, según sus asesores. La hermana y dos sobrinos de Sam Evans fueron asesinados por una pareja que desventró a la mujer para arrancarle el hijo que estaba a punto de nacer y quedarse con él. "Lo que el gobernador nos ha hecho a nosotros y a todas las familias es dejarnos sin justicia", dice Evans.

Otros hablan de sentirse asesinados de nuevo y aluden al desvío de atención del gobernador de sus problemas con la justicia. Ryan llegó a gobernador hace cuatro años tras una campaña llena de ilegalidades, entre ellas la obtención de fondos a cambio de vender permisos de conducir. Uno de los que recibieron así el carné se vio implicado en un accidente que costó la vida a seis niños de una misma familia. Jon Van Schaik, cuyo hermano policía fue asesinado en 1979, manifestó su esperanza de que Ryan sea pronto procesado por corrupción y "se pase el resto de su vida en la cárcel".

En la Asamblea Legislativa, que debe estudiar 85 propuestas de reforma del sistema, la decisión de Ryan suscita división de opiniones. Emil Jones, el demócrata presidente del Senado, se opone a la pena de muerte, pero no es partidario de la abolición. Cree que los fallos subrayados por Ryan estimularán la reforma. Peter Roskam, senador republicano, hace notar que se ha pasado de hablar de inocentes condenados injustamente a hablar de "familias brutalizadas y niños asesinados. El deseo de reforma se va a amortiguar". El gobernador que hoy toma el relevo de Ryan, el demócrata Rod Blagojevich, es partidario de la pena de muerte y critica a Ryan por el perdón general de asesinos. Blagojevich piensa mantener la moratoria en las ejecuciones decretada hace tres años por Ryan.

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