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Un juez corta la retransmisión en la que Sharon se defendía del cargo de corrupción

El primer ministro israelí intenta tomar la iniciativa para frenar su caída en las encuestas

El primer ministro israelí, Ariel Sharon, compareció ayer ante los medios de comunicación para hacer frente a las acusaciones de corrupción y nepotismo que penden sobre él y sus hijos. Sharon utilizó la rueda de prensa no sólo para defenderse, sino también para arremeter contra los dirigentes laboristas, a los que calificó de irresponsables. La politización del evento hizo que el presidente de la Junta Electoral Central ordenara poner fin a la retransmisión en la televisión pública de la polémica comparecencia por haberse convertido en un acto de propaganda electoral.

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La tendencia electoral bajista del Likud que confirman los resultados de las últimas encuestas llevó a Sharon a comparecer públicamente para intentar dar un golpe de efecto mediático y recuperar votantes. Según el sondeo del que se hacía eco el diario Haaretz, el Likud alcanzaría solamente 27 diputados frente a los 24 que obtendría el Partido Laborista. Para el publicado en Maariv, la caída no sería tan grande, pues el Likud llegaría a los 30 escaños, pero de cualquier forma habría perdido dos respecto del mismo sondeo realizado la semana pasada. Al parecer, esto llevó a sus asesores a pedirle a Sharon que diera la cara ante las cámaras, aun a sabiendas del riesgo de ser amonestados por la Junta Electoral Central, dada la proximidad de las elecciones, como ocurrió.

Durante la conferencia, el primer ministro acusó a los laboristas de comportarse de manera "irresponsable", dada la complicada coyuntura de seguridad que atraviesa el país debido a la Intifada palestina y a la proximidad de un eventual ataque anglo-norteamericano contra Irak. "Han querido presentarme a mí y a mis hijos como si fuéramos mafiosos y estuviéramos vinculados al crimen organizado", reprochó Sharon, enfatizando que en ningún momento vulneraron la legalidad a la hora de avalar un crédito con el que pagaron los gastos de las elecciones primarias en las que asumió el liderazgo del partido.

Sharon procedió a defenderse atacando directamente a su rival en los próximos comicios, Amram Mitzna, de quien recordó ha sido llamado dos veces a declarar ante la policía por otros supuestos casos de corrupción durante su gestión como alcalde de la ciudad de Haifa. "Yo me preocupé de echar a quien hizo algo impropio [en referencia a la destitución de la viceministra de Infraestructuras Naomí Blumental], mientras que Mitzna no ha hecho nada", reclamó Sharon pocos minutos antes de que se interrumpiera la retransmisión en directo que estaba haciendo la televisión pública, en cumplimiento de la orden dada por el presidente de la Junta Electoral Central, el juez Michael Cheshin. Según Cheshin, la conferencia pasó a tomar un carácter electoralista, y aunque hizo parar la retransmisión, no impidió que paradójicamente el primer anuncio que se emitió inmediatamente después de la interrupción fuera el de propaganda electoral del Likud.

Por otro lado, el Tribunal Supremo revocó la decisión tomada hace unos días por la Junta Electoral Central de impedir que los diputados Azmi Bishara y Ahmed Tibi, que lideran los partidos Balad y Ta'al, respectivamente, concurran a las generales del próximo día 28, evitando que se produjera lo que el movimiento pacifista Paz Ahora había denunciado como un caso de "apartheid político" en contra de la minoría árabe. Sin embargo, el Supremo dictaminó que el actual ministro de Defensa, Saúl Mofaz, no participe en las mismas, a pesar de ir en la lista del Likud, por no haber pasado seis meses entre la salida del Ejército y el ejercicio de la política.

Sharon, ayer en Jerusalén durante la rueda de prensa en la que se defendió de las acusaciones por corrupción.
Sharon, ayer en Jerusalén durante la rueda de prensa en la que se defendió de las acusaciones por corrupción.AP

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