_
_
_
_

La ciudad austriaca de Graz estrena con un programa vanguardista su capitalidad cultural

La extensa oferta incluye un centenar de proyectos musicales, artísticos y arquitectónicos

La ciudad austriaca de Graz, elegida capital cultural 2003, celebra desde ayer el inicio de un denso programa que incluirá un centenar de proyectos, en su mayoría de perfil vanguardista, bien alejado de los tópicos de la clásica Austria, centrada en Viena y Salzburgo. Entre los espectáculos destaca Deseo, del compositor Beat Furrer y escenografía de la arquitecta iraquí Zaha Hadid, que ilustra textos de Pavese, Günter Eich y Virgilio. Y se quedará para siempre una original obra, la llamada Isla del Mur, una plataforma flotante sobre el río Mur, del arquitecto Vito Acconci, que servirá de anfiteatro, café y lugar de ocio.

Más información
Jelinek, Handke, Bernhard y el masoquismo

Graz, la segunda ciudad de Austria, que vivió casi arrinconada mientras subsistió el telón de acero, ha sabido en el último decenio conquistar un espacio muy preciso en el ámbito cultural germanohablante con certámenes literarios; con el festival anual Otoño Estirio, que atrae a artistas experimentales, y con el único festival de cine austriaco, Diagonale.

Las festividades de apertura se iniciaron ayer, jueves, y continúan hasta el sábado con conciertos, ceremonias, celebraciones en espacios públicos, fuegos artificiales japoneses y con el estreno de Deseo. Esta obra lírica, del compositor suizo Beat Furrer, ilustra en diez escenas textos de Cesare Pavese, Günter Eich, Hermann Broch, Ovidio y Virgilio.

A esta obra le sigue, el 11 de enero, el estreno de Butterfly Blues, comedia teatral del escritor sueco Henning Mankell -conocido por sus novelas policiales-, que trata sobre inmigrantes africanos en Europa

Para empezar con las exhibiciones en público se han instalado vídeos en taxis especiales y se proyectan imágenes virtuales en los muros de la estación ferroviaria y en el aeropuerto. Una exposición centrada en fotografías y otros objetos, titulada M-ars, trata el tema del arte y la guerra y cuestiona por qué los procesos de evolución cultural se ven interrumpidos por eventos de violencia.

"No sabíamos que seríamos tan actuales", dijo Wolfgang Lorenz, director general de Graz 2003, porque la muestra de arte y guerra fue planificada ya hace un año y medio, y no se podía entonces prever la inminencia de una guerra contra Irak. Como fundamento de reflexión, el comisario de la muestra, Peter Weibel, recurrió a los escritos del padre del psicoanálisis, Sigmund Freud, Malestar en la cultura, de 1930, y ¿Por qué guerra?, de 1933.

Para los 250.000 habitantes de la capital del Estado federado de Estiria, este año les dejará de recuerdo dos originales obras arquitectónicas: la llamada Isla del Mur, una plataforma flotante sobre el río Mur, diseñada por el arquitecto Vito Acconci, que tendrá una función de anfiteatro, café y lugar de recreo, y un nuevo centro de exposiciones, llamado Kunsthaus, que se abrirá en otoño.

Mañana, con una ceremonia ecuménica, con música que va desde cantos gregorianos al jazz, se quiere poner de relieve el carácter históricamente multicultural de Graz, donde, no obstante, predomina la Iglesia católica, como en el resto de Austria. Las parroquias preparan una serie de eventos todo el año, que culminará en una competición mundial de fútbol de la calle, a la que se invitarán vagabundos, desamparados, o así llamados sin techo del mundo entero.

Plataforma flotante, del arquitecto Vito Acconci, sobre el río Mur.
Plataforma flotante, del arquitecto Vito Acconci, sobre el río Mur.ELVIRA KLAMMINGER

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo

¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?

Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.

¿Por qué estás viendo esto?

Flecha

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.

Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.

En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.

Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_