Bofill, Torres y Álvarez se aproximan a la novela de género
Los cuatro protagonistas de la noche del Nadal de 2003 coinciden en sus propuestas, de maneras muy diversas, en las raíces de la novela de género. Pese a no tratarse de libros que cumplan los preceptos de lo negro, las obras de Andrés Trapiello -ganador del Nadal con Los amigos del crimen perfecto-, David Torres -finalista con El gran silencio- y Vicente Álvarez -ganador del Destino-Guión con El mercenario del Dux- tocan tangencialmente la novela negra. Por su lado, la obra que obtuvo el Josep Pla, en lengua catalana, L'últim evangeli, de Hèctor Bofill, se aproxima a la ciencia-ficción, aunque el autor prefiere la etiqueta de "utopista".
La de Bofill, conocido hasta ahora como poeta, es una obra que él mismo reconoce "ambiciosa". Es una de las características, afirmó, de la que él define como su "generación". Nacido en 1973, Bofill explicó que esta nueva hornada de autores -en la que incluye a Sebastià Alzamora, Manuel Forcano y Lluís Calvo, entre otros- se distancia de escritores como Quim Monzó y Sergi Pàmies: "Nos define una idea de la ambición literaria. Intentamos subir el Everest y ya veremos si lo conseguimos, pero por lo menos queremos ir más allá de la descripción de la cotidianidad. Lo digo porque en la generación que empezó a publicar en los años ochenta triunfó el relato de lo cotidiano por encima de una voluntad totalizadora".
El fin del cristianismo
En L'últim evangeli todo esto se proyecta en un argumento que "intenta insinuar las formas que tomarán las relaciones entre los hombres en el futuro", una vez desatada la "crisis final de la civilización occidental basada en el cristianismo", asegura. Para ello, se proyecta a 500 años vista, cuando al advenimiento de una nueva república romana -"el ideal"- le sigue "una nueva etapa de tiranía": "La historia se repite".
Y de asesinos a sueldo van las novelas de Torres y Álvarez. Con una trama de intrigas de fondo y un plantel de personajes que vivieron tiempos mejores, El gran silencio, de Torres, es un homenaje, también, al mundo del boxeo y a los héroes y antihéroes que produce, de cómo su protagonista, un antiguo púgil, acaba convertido en matón: "En el siglo XX se ha hablado mucho de la imposibilidad del heroísmo. Para mí la heroicidad está en un gesto o una ética, algo que se da en los boxeadores que, por un momento de gloria, pueden cargarse toda su vida", afirmó.
El mercenario del Dux, de Álvarez, es algo más que una novela histórica en la que se mezcla realidad y ficción. Protagonizada por un español al servicio de la República de Venecia en el siglo XVII, es, dijo el autor, una indagación para "saber por qué un hombre que en su momento tuvo corazón se convierte en un asesino".
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