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Los antropólogos hallan evidencias de transmisión cultural en los orangutanes

Los primates usan sonidos, juegos y herramientas que varían de una población a otra

Javier Sampedro

De ser válida la definición de cultura más aceptada entre los antropólogos -"un sistema de transmisión social del comportamiento"-, quienes inventaron la cultura no fueron los humanos ni los homínidos, sino los muy primitivos orangutanes. Un equipo científico internacional acaba de concluir que estos monos manifiestan al menos 24 comportamientos (sonidos, juegos, uso de herramientas) que llevan dos marcas inconfundibles de transmisión cultural: varían de un lugar a otro, y muestran un mayor repertorio en las poblaciones con más oportunidades para el contacto social.

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Indicios similares de transmisión cultural se habían encontrado ya en el chimpancé, la especie actual más próxima al ser humano. Dado que los chimpancés y los humanos éramos la misma cosa hace seis millones de años (un primate muy parecido al chimpancé actual), esas evidencias databan en esa fecha el origen probable de la cultura. Pero, por entonces, los orangutanes ya llevaban otros ocho millones de años sobre la faz de la Tierra. Los nuevos datos, por tanto, remontan el origen de la cultura hasta 14 millones de años antes del presente. La especie humana no tiene más de 50.000 o 100.000 años.

Los resultados se presentan hoy en Science por un equipo de investigadores norteamericanos, malaisios, indonesios, japoneses y holandeses encabezados por Carel van Schaik, del Departamento de Antropología Biológica de la Universidad de Duke (Durham, Estados Unidos).

Los orangutanes no tienen nada parecido a un lenguaje simbólico, una herramienta mental exclusiva de la especie humana. Pero, pese a ello, los miembros de cada población intercambian conocimientos sobre el uso de artículos preventivos (guantes hechos de hojas para agarrar ramas o frutos espinosos), cubertería (ramitas que se ponen en la boca para extraer miel, insectos o semillas de los huecos de los árboles y otros escondrijos inaccesibles), matamoscas (ramas de arbustos para ahuyentar a las abejas), megáfonos (hojas puestas en la boca para amplificar la voz), cobertizos contra el sol y la lluvia, y así hasta 24 comportamientos aprendidos, que se sepa hasta ahora.

Los orangutanes aprenden unos de otros incluso a practicar lo que parece ser un deporte de riesgo: se suben a un árbol muerto, o a una rama medio quebrada, y saltan para romperla y caer con ella... hasta que, en el último segundo, se agarran a la vegetación circundante para evitar estamparse contra el suelo.

Por sí solas, todas estas exhibiciones podrían interpretarse como comportamientos instintivos. El dato crucial que delata su transmisión cultural es que cada comportamiento varía entre seis poblaciones de orangutanes distribuidas por las islas de Sumatra y Borneo: una población del sur de Borneo juega al árbol caído, y otra que vive un poco más al norte no lo hace. Pero la segunda usa megáfonos de hojas que la primera desconoce.

Más aún: las poblaciones que muestran un repertorio de comportamientos más amplio son las que, gracias a su hábitat más rico en alimentos, disponen de más oportunidades para la relación social. Y más aún: entre una población y otra, el grado de parecido en el repertorio de comportamientos decrece con la distancia, como si unas poblaciones hubieran aprendido de otras cercanas sus habilidades. Esta distribución refleja un claro paralelismo con la especie humana, según Van Schaik: "Las culturas humanas muestran pautas geográficas que revelan la difusión de innovaciones, y las culturas que incorporan más elementos son las que están más abiertas a las influencias de otras sociedades; la innovación local exitosa es comparativamente infrecuente".

Van Schaik señala también: "Los hallazgos sobre los orangutanes sugieren que los primeros homínidos que evolucionaron [ocho millones de años después] debieron disponer de unos sólidos cimientos culturales sobre los que edificar. La cultura humana no surgió de repente al originarse nuestra especie, sino que se remonta muy atrás en el tiempo evolutivo". Vistas algunas manifestaciones culturales de nuestro tiempo, ésta es quizá la conclusión menos sorprendente de todo el trabajo.

Dos orangutanes.
Dos orangutanes.CSD

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