Lula dice que la situación de Brasil está peor de lo que se imaginaba
El futuro presidente advierte de que nadie puede esperar milagros
El Gobierno recién nombrado por el futuro presidente de Brasil, Luiz Inácio Lula da Silva, va a conocer la situación económica del país heredada del actual Gobierno de Fernando Henrique Cardoso, que ha sido preparada por el equipo de transición, encerrado durante casi dos meses en los ministerios para analizar el estado real de las cuentas. Lula ya lo anticipó ayer a la prensa: "La situación del país es peor de lo que imaginaba".
Lula declaró que los presupuestos generales del Estado para el año 2003, que el Gobierno saliente ha entregado para su aprobación al Parlamento, "son los más ajustados de los últimos diez años". Lula afirmó textualmente: "La cruda verdad es una sola: sólo tendremos datos concretos cuando estemos en el Gobierno. A mi juicio, la situación es muy difícil". El futuro presidente ha pedido comprensión y paciencia a su nuevo equipo de gobierno.
No obstante, el nuevo presidente, al que no le gustan los catastrofismos, declaró: "Haremos lo que sea posible, pero ciertamente vamos a hacer mucha política social".
Lula, tras asegurar que la situación real del país "es mucho peor de lo que el Gobierno afirma", comentó con los periodistas que ha decidido "no llorar por falta de dinero". Añadió el presidente electo que quiere aprovechar "esa buena voluntad de la sociedad brasileña que desea cambiar al país" para, sin exigir milagros, hacer muchas de las cosas que, a pesar de todas las dificultades, es posible hacer.
A continuación Lula lanzó un mensaje a los que serán sus ministros en el nuevo Gabinete y les dijo: "Nuestra obligación no es la de estar repitiendo lo que los otros no han hecho, sino empezar a realizar lo que nos corresponde y sin lloriqueos".
El nuevo presidente, que había prometido el día de Nochebuena que la Navidad del año 2003 va a ser mejor "para los millones de pobres que esta noche no tendrán qué cenar", quiso dejar claro que el Gobierno saliente ha dejado preparadas bombas con efecto retardado y aseguró: "Los números que va a ofrecer el equipo de transición no son satisfactorios".
Al mismo tiempo, Lula pidió a los brasileños que mantengan viva la confianza en el nuevo Gobierno, que comenzará a trabajar ya el día 2 de enero, a las 24 horas de su toma de posesión como presidente. Añadió el futuro presidente que los brasileños "deben tener la cabeza erguida sin desanimarse".
Con las declaraciones de Lula los analistas consideran acabada la luna de miel entre él y el presidente saliente, Fernando Henrique Cardoso, que no ha escatimado elogios a su sucesor en todo este periodo de transmisión del mando. Fuentes del futuro Gobierno afirman que ya ha llegado la hora de decir a los ciudadanos "qué país hemos heredado, para que sepan lo que podemos y lo que no podemos hacer, por lo menos en un primer momento".
Lula aseguró que, a pesar de la estrechez que impone el presupuesto, los gastos sociales tendrán prioridad "desde el primer minuto". No obstante, reconoció que el primer año en la presidencia será difícil y nadie debe esperar milagros.
Mientras tanto, más de mil autobuses con seguidores del Partido de los Trabajadores (PT), el partido de Lula, se preparan para desplazarse a Brasilia, donde pasarán la Nochevieja para poder asistir a la ceremonia de toma de posesión de Lula. Los hoteles y pensiones de la capital están ya completos y van a ser instaladas en Brasilia más de mil tiendas de campaña. A pesar de las dificultades de la fecha de la ceremonia, por los días festivos del Año Nuevo, ya una docena de jefes de Estado, entre ellos Fidel Castro, han asegurado su presencia en la capital brasileña.
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