"Con dos películas no se mantiene una industria"
El cine español ha perdido este año ocho millones de espectadores y ha recaudado 28 millones de euros menos que en 2001. Tan sólo cuatro títulos rodados en castellano -El otro lado de la cama, El hijo de la novia, Hable con ella y Los lunes al sol- han superado la barrera del millón de espectadores. El otro lado de la cama, de Emilio Martínez Lázaro (Madrid, 1945), -con 2,5 millones de espectadores y 10,9 millones de euros de recaudación-, ha sido el filme más visto del año y le ha situado como el tercer título más taquillero de la historia del cine español, tras Los otros y Torrente II. Misión en Marbella. A pesar de los resultados obtenidos, Martínez Lázaro afirma que es imposible que la industria se siga manteniendo con uno o dos títulos taquilleros al año, "es imposible que se logre sobrevivir de esa manera", indica. El director madrileño, por su parte, está dispuesto a realizar una segunda parte de El otro lado de la cama con el mismo equipo con el que rodó la primera, aunque sin tantos agobios.
"Estoy dispuesto a realizar la segunda parte de El otro lado de la cama"
"En el cine hay una especie de sumidero de dinero flotante que se pierde y no pasa nada"
Pregunta. ¿Qué valoración hace de los negativos datos del cine español de 2002?
Respuesta. Primero hay que pensar que dos películas como Los otros, de Alejandro Amenábar, y Torrente II. Misión en Marbella, de Santiago Segura, hicieron en 2001 el doble de recaudación que las dos películas más taquilleras de este año: la de Fernando León, Los lunes al sol, y la mía, El otro lado de la cama. Siendo malo todo eso da igual porque el problema es que el resto de películas han recaudado muy poco dinero. Con estos resultados es imposible mantener la industria de cine en España. Con una o dos películas al año ésta no sobrevive. La manera en la que se está distribuyendo en España impide que películas de producción nacional puedan mantenerse en cartel. Las grandes producciones americanas, sean o no buenas, copan las pantallas por el número de copias, grandes campañas de publicidad y excesiva permanencia en los cines. Creo que para solventar este problema es necesario que intervenga el Tribunal de la Competencia, y seguro que fallaría a favor de las productoras españolas.
P. A tenor de los resultados obtenidos con El otro lado de la cama, ¿ha encontrado la fórmula para que una película se convierta en un gran éxito?
R. En este caso no queda ninguna duda. No es que haya encontrado el método mágico. La he hecho como hago todas las películas, con el máximo interés y pensando que la hago para mucha gente. Hace muchos años que no pienso de otra manera. La película me tiene que interesar primero a mí porque si no no sé ni cómo empezar a hacerla. No me interesa la cosa compleja y no quiero decir con ello que desprecie el cine de vanguardia, que me parece fantástico y ojalá fuera tan fácil hacerlo y hubiera dinero para ello, pero tal y como están las cosas es como una utopía. En mis dos comedias anteriores -Amo tu cama rica y Los peores años de nuestra vida- he registrado una progresión de público. Ahora estoy convencido de que he logrado todo el que se puede tener. A veces, y trabajando mucho, nunca llega el éxito y otras veces llega y produce una gran satisfacción. Aunque suene pretencioso creo que ha sido mi gran año.
P. En esas tres películas a las que se ha referido ha abordado algunos problemas de unas generaciones concretas y los ha acompañado de la música de la época...
R. Las tres son comedias sentimentales y dentro de eso yo he elegido que suceda entre gente joven. Las tres están organizadas sobre la competencia, que siempre existe, entre los sexos: los celos, el vodevil... A esta última he añadido las canciones interpretadas por los actores Ernesto Alterio, Guillermo Toledo, Paz Vega, Natalia Verbeke, Alberto San Juan y María Esteve, un musical atípico porque los protagonistas no son de musical, ni son bailarines, ni cantantes y ellos lo hacen todo.
P. ¿Era consciente del riesgo que corría realizando este tipo de cine?
R. Los productores temían que el hecho de que fuera musical alejara al público de las taquillas y yo les tuve que convencer de lo contrario. Era uno de los elementos de riesgo con los que se jugaba porque el musical en España no tiene muy buena prensa y a la gente no le gusta mucho. Lo que he añadido en esta película es un gran poder de síntesis. Si hubiera tenido que contar por medio de una escena o varias escenas lo que se cuenta con una canción, el filme hubiese sido interminable. Las canciones me han servido para hacer la película más elíptica, más poética. El otro lado de la cama no tiene final y cuando termina, la última escena dialogada está completamente abierta. Nos quedamos sin saber si las parejas se han vuelto a deshacer, se van a quedar como estaban o de otra manera, o han llegado a una especie de pacto entre todos. La canción final no lo resuelve y la impresión de todos es que así está bien. La música ha añadido cosas a este filme que de otra manera hubiese sido imposible.
P. ¿Está dispuesto a seguir en la misma línea de trabajo de El otro lado de la cama?
R. No quiero hacer otra película que se parezca a ésta, pero no me importaría hacer la secuela. Los personajes siguen vivos en la mente del espectador, ha terminado abierta y es muy sencillo plantearse la continuación. Nunca se puede decir nunca jamás.
P. ¿Los productores le han propuesto esa segunda parte?
R. Ponerse de acuerdo es difícil, no sé si saldrá o no, pero desde el punto de vista económico deberíamos hacerlo porque a todos nos vendría bien ganar dinero. Si hago la secuela es para hacerla mejor que la primera, y además la haríamos con menos agobios.
P. ¿Cómo entiende el éxito de películas de pequeño presupuesto que han sido capaces de arrastrar al público?
R. Este año ha pasado que películas más baratas que otras en las que ha habido grandes inversiones, han triunfado. Los lunes al sol y la mía, que ha sido la tercera película que más ha recaudado en la historia del cine español, han tenido un coste de producción muy bajo. El cine es muy raro, unas veces se acierta y otras veces, por mucho que lo intentes, resulta imposible.
P. Sin embargo, en España se ha pasado de rodar más de cien películas en un año a reducir de forma importante esa cifra.
R. El año pasado se rodó mucho y ahora se ha pasado al extremo contrario. Además hay que tener en cuenta que las televisiones van a reducir sus adquisiciones y que muchas de las películas no tenían salida. Las que eran malas no se llegaron a estrenar, y otras que no lo eran tanto no llegaron a las pantallas. En cualquier caso no había sitio para todas las que se llegaron a producir. En el cine este tipo de situaciones que se producen son cíclicas: de repente hay muchísmas películas y otro año no es así. Hay que tener en cuenta que en el cine siempre hay un dinero que no es muy profesional, que proviene de una serie de gente que le hace ilusión producir una película y que tiene medios económicos para permitirse ese tipo de aventuras. El cine es una especie de sumidero de dinero flotante, de gente que lo pierde y no parece pasar nada.
Babelia
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