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Reportaje:

Que no falte el marisco

Los productos gallegos siguen triunfando en los mercados madrileños, a pesar del temor a los efectos de la marea

Los pasillos del mercado de la calle de Altamirano, en el barrio de Argüelles, están a rebosar. Decenas de personas se asoman a los puestos a examinar la mercancía, planteándose la pregunta estrella de estos días: ¿carne o pescado para Navidad?

La cosa está reñida, pero a la vista de la cola que se forma ante el puesto de mariscos y pescado, parece que a los productos del mar no les va nada mal a pesar del Prestige, la marea negra y la previsible escasez de productos que la catástrofe ecológica debía generar y que, según restauradores y comerciantes de marisco, no ha sido tal.

"Nosotros seguimos trayendo mucho producto de Galicia, porque cuando se vió que la marea negra se acercaba, los mariscadores pescaron con rapidez todo lo que pudieron y lo conservaron en viveros", señala Pedro Ferández, gerente de O Campo, uno de los mayores importadores y distribuidores de pescado y marisco de Mercamadrid, y que trae la mayor parte de sus productos de los puertos de Vigo, Coruña, Burela y Ribeira. Este último puerto fue cerrado el jueves cuando lo invadió la enésima marea negra, que a punto estuvo de llevar su peste hasta la Ría de Arosa, que aún provee de buen marisco a los mercados locales, y por extensión al madrileño.

"Lo que sí escasea es el percebe y las almejas gallegas", reconoce Fernández. A pesar de esa escasez, el pasado jueves entraron en los almacenes de Mercamadrid, conocido como el mayor puerto de Europa, y el segundo del mundo por detrás del de Tokio, nada menos que 175.000 kilos de marisco y pescado gallego.

"Lo mismo que otros años por estas fechas", señala Antonio Roldán, director de mercados de Mercamadrid. Así, un tercio de los 750.000 kilos de productos del mar que entran en el mercado madrileño proceden de Galicia.

"Aunque es verdad que falta el percebe: sólo el 6% del que entra es gallego", puntualiza Roldán. No en vano, la Costa da Morte, de donde procede el mejor percebe, está, en su mayoría, inundada de fuel. Por el contrario, el 98% del mejillón llegó ese día de las bateas gallegas, muchas de ellas preservadas de la peste negra en el interior de las rías.

En los mercados madrileños no falta el marisco, aunque mucho del que se ofrece, según recuerda el gerente de O Campo, no es el gallego fetén. "Lo que se vende en las grandes superficies no es el buen marisco gallego. Mucho viene de Asturias, Marruecos o Francia. El buen marisco gallego es demasiado caro para venderlo a un consumidor medio, y casi todo acaba en manos de los grandes restaurantes", apunta.

Desde luego, en los grandes restaurantes de marisco madrileños, la clientela continúa dejándose los euros a espuertas. O Pazo, El Pescador o Portonovo siguen llenando sus mesas y ofreciendo, por el momento, el mismo marisco de calidad que antes de la catástrofe del Prestige a unos clientes que no ponen demasiados reparos. "¿Suspicacias por la marea negra?", se sorprende Adolfo Escobar, genente de O Grelo. "Casi ninguna. La gente sigue pidiendo marisco igual que siempre".

Los responsables de otros restaurantes, sin embargo, reconocen que estos días tienen que esforzarse algo para colocar el marisco, cuando antes se vendía solo.

"Algunos están un poco recelosos y preguntan si a las nécoras o a las almejas no les ha afectado el fuel", señala Rosendo Alonso, propietario de de la marisquería Rianxo, que reconoce que el consumo de productos gallegos ha caído en su local hasta un 20%.

"Algunos clientes se refieren irónicamente a la marea negra cuando se interesan por el coste de los productos gallegos del mar", señala José Castrosín, encargado de Portonovo. "Nos preguntan que si ha subido el precio de los mariscos porque llevan petróleo...pero el precio no ha subido, y lo cierto es que lo piden", añade.

"Por ahora no estamos desabastecidos, salvo de centollo y nécora, que es difícil de encontrar, porque los viveros de O Grove y de Sanxenxo están abarrotados", apunta el encargado de Portonovo.

Ese por ahora sí tiene preocupados a los comerciantes de marisco, que saben que aunque podrán recibir producto de otros puntos como Asturias o Francia, la calidad de un centollo o de una nécora gallega, para el que la sabe reconocer, es insustituible.

RICARDO GUTIÉRREZ

Campaña para un consumo sin miedo

"Lo que pedimos es que los clientes no se asusten por toda esta historia del Prestige y que sigan consumiendo productos gallegos". Éste es el llamamiento que realiza el gerente de la Asociación de Empresarios Gallegos en Madrid, José Miguel López Crego. "Después de las vacas locas, una crisis de otro sector importante, como es la pesca, nos daría la puntilla", dice. López Crego admite que el consumo de los productos gallegos sí que ha disminuido algo por el temor a que estuvieran contaminados, pero, según explica, "fue más al principio de la marea negra"."Todas las campañas de concienciación para que la gente consuma han surtido efecto, y espero que continúe siendo así", añade el empresario gallego. "Lo que viene de Galicia es de una calidad intachable, y los clientes lo saben. Por eso no ha disminuido demasiado el consumo", comenta Floristo García Gómez, dueño de Pescaderías Coruñesas y de dos de los mejores restaurantes de marisco de Madrid, O Pazo y El Pescador.Este empresario de hostelería hace hincapié en que la clientela de locales como los suyos no ha dejado de consumir sus tradicionales percebes, pescados y langostas.

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