Hacia las entrañas de Barcelona
Las constructoras de la línea 9 del metro reciben las tuneladoras que perforarán el túnel a 70 metros de profundidad
En Schwanau, una pequeña población situada en Alemania, entre Stuttgart y Estrasburgo, hay una inmensa máquina lista para viajar a Barcelona. Mide 92 metros de longitud y 12,6 de diámetro, y pesa 2.250 toneladas. El verano que viene empezará a perforar las entrañas de la ciudad. A su paso irá dejando casi listo el túnel de la línea 9 entre Badalona, por donde será introducida bajo tierra, y la Sagrera. La compañía Herrenknecht la entregó ayer formalmente a la unión de empresas que realizará la obra.
Testigos de excepción, aunque no casuales, fueron el conseller en cap, Artur Mas; el responsable de Política Territorial, Felip Puig; el presidente de GISA, Joan Ignasi Puigdollers, y hasta 50 personas más entre técnicos, políticos y periodistas invitados al acto por las firmas ganadoras del concurso para la obra.
Esta tuneladora es especial para tierras que no sean muy duras. Hay una segunda tuneladora para rocas que se halla en Francia, al sur de Lyón, esperando también viajar a Barcelona.
Los recorridos serán muy diferentes. La recibida ayer será desmontada y embarcada por piezas. A través del Rin se dirigirá a Rotterdam; desde allí viajará por el Atlántico hasta el estrecho de Gibraltar y por el Mediterráneo hasta Barcelona, adonde llegará a finales de marzo o principios de abril. La que está en Francia se halla a la espera de poder ser cargada en barcazas que la llevarán por el Ródano hasta el mar y luego a Barcelona. Tiene que esperar porque el río está en estos momentos especialmente crecido y los cargueros no podrían pasar bajo los puentes. Todo indica que el viaje empezará a mediados de enero. Se necesitarán 16 barcazas para transportarla por completo. Las dos tuneladoras son de compra. Su vida es, aproximadamente, de entre 10 y 12 kilómetros, en función de la dureza del terreno.
La que ayer visitaron Mas y Puig permitirá horadar un túnel de 10,9 metros de diámetro. La tuneladora avanza a un ritmo constante de ocho milímetros por minuto, lo que supone que en una jornada completa construye 10 metros de túnel. Los trabajos se realizan durante las 24 horas del día. La tierra es extraída a través de una especie de pala espiral que la deposita en una cinta transportadora. De ahí parte hacia los camiones. Una vez que ha pasado la tuneladora, las paredes quedan ya revestidas de los correspondientes paneles de hormigón, a falta de acabados.
El túnel de la línea 9 presenta unas características constructivas especiales: es cilíndrico, partido en dos longitudinalmente por una placa, de modo que los trenes circulan uno sobre otro. La tierra actúa sobre túneles y galerías subterráneas, explicaba ayer un ingeniero, como el cuerpo sobre una herida: tiende a cerrarlos. Un túnel cilíndrico, añadió, presenta más resistencia a la presión que los que tienen otras formas.
Se construirá a una profundidad que oscila entre 35 y 70 metros, cruzando las entrañas de Barcelona sin que apenas se entere su superficie, salvo en los lugares de entrada y salida de la máquina perforadora. Las estaciones se hallan integradas en el túnel y el acceso se realiza a través de ascensores, aunque habrá también escaleras. En principio estaba previsto que hubiera, además, escaleras mecánicas, pero han sido eliminadas del proyecto sin más explicaciones. Los socialistas afirmaron ayer que esta decisión se ha tomado para abaratar costes.
El diputado Manel Nadal (PSC) reclamó a Mas que invierta "más tiempo en conseguir financiación de la Unión Europea y del Gobierno central para el transporte público en lugar de dedicarse a hacer viajes de propaganda y fotografías electoralistas". Nadal criticó el viaje a Schwanau ya que, en su opinión, Mas "continúa la política de fotografías, inauguraciones y primeras piedras practicada por Pujol en el Eix Transversal".
Mas anunció ayer que en enero se licitará el resto del proyecto de la línea 9 (desde la plaza de Cerdà al aeropuerto y la losa que divide el túnel en el tramo entre la Sagrera, Sarrià y la Zona Franca) y añadió que con ello se demuestra que el Gobierno catalán apuesta por el transporte público. Al mismo tiempo, expresó su voluntad de insistir ante el Gobierno central en que esta línea se financie con fondos europeos.
Corazón partido
Artur Mas afirmó ayer que tiene "el corazón partido". Lo dijo ante las autoridades de Baden-Württemberg, que le pidieron apoyo para la candidatura de Stuttgart a sede de los Juegos Olímpicos de 2012. Las razones del corazón de Mas a favor de Stuttgart frente a Madrid se dividen entre su amor por la ciudad alemana, motivado por los lazos que tiene con Cataluña a través de la organización llamada "los cuatro motores" (Cataluña, Baden-Württemberg, Rhône-Alpes y Lombardía), y en negativo, por el enfrentamiento futbolístico entre Barcelona y Madrid.Pero hay otras razones que el corazón quizá no comparte y que le llevan a apoyar la candidatura de la capital de España, definida por el conseller en cap como "el depósito de gasolina". Es decir, el origen de parte de los recursos que administra el Gobierno catalán.La intervención de Mas en Schwanau tuvo un momento especialmente divertido: empezó su discurso en catalán. Una breve salutación a las autoridades y a los representantes de la empresa allí presentes, además del cónsul español en Stuttgart, Diego Sánchez. Una vez terminada la frase, se dirigió al traductor para preguntarle si le había entendido. "Creo que todo", dijo éste, y para demostrarlo tradujo las palabras de Mas a un correctísimo castellano. Tras las risas, lo hizo al alemán. A partir de ese momento, Mas usó sólo el castellano.
Tu suscripción se está usando en otro dispositivo
¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?
Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.
FlechaTu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.
En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.