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Las empresas que gestionan las ambulancias negocian separarse para resolver el caos del sector

Sanidad estudia dividir la región en cuatro áreas para aumentar la competencia

Oriol Güell

Las 12 empresas que componen la Unión Temporal de Empresas (UTE), con la que el Imsalud tiene concertado el servicio de ambulancias en la región, negocian acordar su disolución y renunciar al contrato que mantienen con el Imsalud como única alternativa para acabar con el caos del servicio. El acuerdo definitivo podría firmarse en la primera semana de enero. La presión del Imsalud, el temor a perder futuros conciertos y la amenaza de que otras empresas, como Dragados, entren en el sector han convencido a la UTE de que necesita plantearse su relación contractual con el Gobierno regional.

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El servicio se plantea su futuro ante la presión del Imsalud

Cuando los empresarios acuerden la disolución de la UTE el próximo mes de enero, según fuentes del sector, ésta habrá tenido una vida corta y poco afortunada. La unión asumió el transporte sanitario regional el pasado 15 de mayo e inmediatamente llegaron las denuncias de pacientes y médicos por su mal funcionamiento. En verano, el Gobierno regional se sumó a las críticas y empezó a abrir expedientes sancionadores por las graves deficiencias detectadas. Finalmente, la huelga de conductores de ambulancias del pasado 5 y 6 de noviembre, que sumió al sector en el caos, puso de manifiesto las discrepancias entre ellas y marcó el principio del fin de su existencia.

El nuevo escenario tras la disolución de la UTE pasará por un periodo de transición de dos a cuatro meses de duración. En él, el Imsalud firmará acuerdos individuales con cada una de las empresas de la UTE para seguir prestando el servicio.

Los empresarios creen que de este modo el servicio mejorará sensiblemente por el hecho de que cada empresa será directamente responsable de sus deficiencias. Actualmente, la responsabilidad queda diluida en el conjunto de la UTE.

Dividir la región en zonas

Estas mismas fuentes del sector sanitario explican que durante 2003 el Imsalud dividirá la región en entre dos y cuatro zonas, y sacará a concurso el servicio de ambulancias para cada una de ellas por separado.

Las compañías que ganen los concursos podrán disponer así de flotas grandes y coordinadas, aunque también quedará claro si alguna de ellas ofrece peor servicio que las otras.

En este caso, el Imsalud estará capacitado para tomar medidas concretas contra ellas, algo que hasta ahora no podía hacer porque si las tomaba ponía en peligro todo el transporte sanitario. (La UTE controla prácticamente todas las ambulancias disponibles en la región).

Por ello, el Imsalud ha seguido hasta ahora una estrategia cauta, pero sostenida, de presionar cada vez con más fuerza a la UTE para mejorar el servicio. En un primer momento, el Imsalud anunció la apertura de una investigación por las más de 3.000 denuncias presentadas por enfermos a causa de los servicios mal prestados por las ambulancias. Posteriormente, el Imsalud anunció su intención de pasar factura a la UTE por los más de 6.300 servicios realizados por ambulancias de la Cruz Roja ante la falta de medios de las empresas de la unión temporal. Las ambulancias de algunos municipios también se han visto obligadas en los últimos meses a suplir las deficiencias de la UTE, al igual que los servicios de emergencia públicos como el Samur, el Sercam o el Summa.

Un tercer expediente abierto contra la unión concluyó que ésta disponía de 65 ambulancias menos de las que está obligada a tener (442). El Imsalud, sin embargo, ha declinado informar sobre las sanciones impuestas hasta el momento.

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Sobre la firma

Oriol Güell
Redactor de temas sanitarios, área a la que ha dedicado la mitad de los más de 20 años que lleva en EL PAÍS. También ha formado parte del equipo de investigación del diario y escribió con Luís Montes el libro ‘El caso Leganés’. Es licenciado en Ciencias Políticas por la Universidad Autónoma de Barcelona y Máster de Periodismo de EL PAÍS.

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