El servicio se plantea su futuro ante la presión del Imsalud

Las empresas de ambulancias que componen la UTE aceptan que uno de los motivos que han lastrado el funcionamiento del servicio han sido los problemas de organización y coordinación. El otro, aseguran, ha sido que el actual concierto, que les paga 26 millones de euros anuales por 442 ambulancias, está desfasado y que son necesarias más ambulancias y más dinero para ofrecer un transporte sanitario de calidad.

Las empresas de la unión se dividen el dinero según el número de ambulancias que aportaron en el momento de su constitución, en mayo. Si una empresa, por ejemplo, tiene el 15% de las ambulancias, ingresa el 15% del dinero del concierto y está obligada a hacer la misma proporción de servicios. Sin embargo, la realidad ha demostrado que esto no ha funcionado así y algunas empresas se ven obligadas a tapar las deficiencias de las otras, lo que ha provocado tensiones internas en la UTE.

Los empresarios saben que al Imsalud le costaría mucho rescindir unilateralmente el concierto por el riesgo de que un previsible recurso de los empresarios llevara el transporte sanitario a una situación insostenible.

Pero los empresarios saben también que el Imsalud está pensando ya tomar esta decisión, lo que supondría para todas las empresas la pérdida durante muchos años del que es su mejor cliente: la sanidad pública. El miedo de los empresarios se ha acentuado cuando tuvieron noticia de que un gigante de los servicios, el grupo Dragados, prepara su entrada en el sector.