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Irak: inspección por la ONU de las armas de destrucción masiva

Sadam Husein ha aceptado la resolución de Naciones Unidas relativa al envío de los inspectores de la ONU para buscar y destruir las armas de destrucción masiva que encuentren en Irak.

Ha habido un buen número de observaciones y especulaciones acerca de las razones de Sadam para aceptar los términos de la ONU. ¿Es una estratagema? ¿Es otra maquinación de la mente de Sadam que no se ha explicado? ¿Es una repentina preocupación por el sufriente pueblo iraquí? ¿Es temor por la supervivencia de su régimen? ¿Es un intento de comprar más tiempo? ¿Es el conocimiento de que sus armas están tan bien escondidas que no serán descubiertas? ¿O es porque realmente no tiene tales armas?

Puede que haya un ápice de verdad en una o más de las posibilidades mencionadas, pero la verdad podría residir en otra cuestión totalmente distinta, una cuestión que ha sido pasada por alto y sólo se ha susurrado en los salones de la ONU y otros organismos internacionales: podría tratarse de la personalidad del jefe de inspectores, Hans Blix.

Los iraquíes podrían pensar que podrán maniobrar si Blix dirige las inspecciones

Sobre los hombros del jefe de inspectores reposa una enorme responsabilidad. Sus conclusiones y su informe pueden determinar si estalla una guerra dirigida por Estados Unidos o si Sadam podrá continuar su programa de armas de destrucción masiva con relativa facilidad, e incluso con un sello de aprobación de la ONU.

A fin de examinar esta cuestión, hay que decir unas palabras sobre Blix, que es un experto en Derecho Internacional sin ninguna formación técnica real. Su historial demuestra que, aunque ha estado involucrado en este proceso de control y supervisión durante un buen número de años, cuenta en su haber con varios fracasos.

No es conocido por ser un hombre de gran resolución y carácter. En la guerra contra Irak anterior a 1991 era el director general de la Agencia Internacional de Energía Atómica. En aquel entonces declaró públicamente que no había motivos de inquietud sobre lo que estaba ocurriendo en Irak. Eso ha demostrado ser totalmente erróneo.

Después de la guerra del Golfo fue designado de nuevo para encabezar el equipo de inspección de la ONU junto con Rolf Eckhaus. Se le condujo a creer que Irak no tenía planes para fabricar armas nucleares expresando su confianza en las declaraciones oficiales realizadas por los funcionarios iraquíes. Su inspector jefe, David Key, expresó su desconfianza en esas declaraciones oficiales y fue reprendido por Blix.

Cuando David Key inició inspecciones imprevistas de instalaciones sospechosas y descubrió pruebas de los planes de armas nucleares iraquíes, fue Blix quien se opuso a tales inspecciones sin previo aviso, mientras que Eckhaus las apoyaba.

¿Podría ser ésa la razón de que los franceses y los rusos propusieran que Blix y no Eckhaus fuera nombrado en 1999 para encabezar el actual equipo de inspección?

La cuestión principal hoy no es la de las personalidades y la política, sino el desarrollo y la proliferación de las armas de destrucción masiva. Es el peligro de que tales armas sean una amenaza para la estabilidad internacional. La amenaza puede venir de Irak, ya que Sadam podría usar tales armas o usarlas por poderes, entregándolas a otros. El proceso de inspección no es una cuestión de Derecho Internacional o la serie de delicadezas de una "ceremonia del té de las cinco". Es un proceso de enfrentamiento duro y áspero en un esfuerzo por eliminar (al menos por ahora) la amenaza y los peligros del chantaje con armas de destrucción masiva. Es necesario hacer frente a este peligro y amenaza, y las aptitudes de Blix plantean un interrogante real.

Por tanto, ¿es posible que al menos parte de la aceptación iraquí de la resolución de Naciones Unidas resida en la personalidad de Blix? Los iraquíes podrían pensar que, igual que en el pasado, podrán maniobrar, manipular y salir "limpios" si Blix dirige las inspecciones. Parece haber una determinación real de Estados Unidos de encarar el problema, incluso si es necesario usar la fuerza. Cualquier formulación "tibia" y diplomática de los equipos de inspección no cambiará la determinación de Estados Unidos, tan sólo servirá para debilitar un frente internacional unido. Desviará la atención de la cuestión principal que afronta la comunidad internacional, que es luchar contra la proliferación de armas de destrucción masiva frente a la política de intereses y las discusiones internacionales.

Brian Cutter es experto en relaciones internacionales.

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