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CATÁSTROFE ECOLÓGICA | Los malos cálculos de un salvamento marítimo

La oficina en A Coruña del Fondo de Indemnización abre sin muebles ni formularios

El Fondo Internacional de Indemnización de Daños por Contaminación de Hidrocarburos (FIDAC) abrió ayer su oficina en A Coruña, en la que deberán presentar sus reclamaciones las empresas y personas que se consideren afectadas económicamente por la marea negra provocada en toda la costa española por el naufragio del >i>Prestige. El FIDAC cumple así la promesa realizada hace días por el vicepresidente y portavoz del Gobierno, Mariano Rajoy, ratificada el pasado fin de semana por el presidente José María Aznar y el ministro de Fomento, Francisco Álvarez-Cascos. El problema es que aunque la oficina abrió ayer oficialmente sus puertas, carecía de muebles y de los formularios necesarios para que los afectados reclamen.

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"Nos dijeron que volviéramos la semana que viene, o que ya nos llamarían", decían entre dudas, justo ante la puerta del número 28 de la calle Olmos, dos mariscadoras que se acercaron a la oficina del FIDAC a las 10 de la mañana. A las 11.30, una vendedora de pescado que había acudido con su hija tenía una información más fidedigna. "Hasta dentro de 15 días no tendrán los folletos, y para cobrar, tendremos que esperar tres años a que acabe el plazo de reclamaciones", según explicó.

Formularios en 15 días

Ana Pestaña, la encargada de abrir la oficina (a la que únicamente dejaba pasar a los reclamantes), confirmaba en la puerta que los formularios tardarían 15 días en llegar, aunque esperaba los muebles para primera hora de la tarde de ayer. "He atendido a unas 50 personas, todas de A Coruña, desde transportistas a pescadores y mayoristas, y también a dos mariscadoras", señalaba. "Les dije que volviesen dentro de unos días y también les he explicado las diferencias entre las ayudas y las indemnizaciones".

El FIDAC es un fondo internacional que se nutre de aportaciones de los Estados miembros y que está destinado a atender el pago de las compensaciones que se establezcan por vía de acuerdo o por sentencia civil o penal. En realidad, los primeros reclamantes fueron dos pescadores bretones, que la semana pasada se desplazaron desde Francia e hicieron una pintada con chapapote en el descansillo de la oficina para protestar porque todavía no han cobrado las indemnizaciones del Erika, que naufragó hace tres años frente a la costa de Bretaña.

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Quizá por eso, una señora que aseguraba ser la propietaria del edificio de oficinas prohibía ayer en el portal el acceso a todos los que no se identificasen documentalmente como afectados por el Prestige.

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