Italia excluye las construcciones ilegales de la reforma tributaria

Las construcciones ilegales, que ensucian el paisaje italiano y ponen en peligro vidas humanas, no entraron ayer, como muchos pretendían, en el paquete de amnistías tributarias presentado por el Gobierno en el Senado. Al bloque contrario a una medida que ha suscitado todavía más oposición que la amnistía fiscal se unió ayer la voz inapelable del vicepresidente del Gobierno de centro-derecha, Gianfranco Fini.

El debate de la ley de Presupuestos de 2003 se inició ayer en la Cámara alta en un clima de gran tensión por los cambios introducidos por los partidos de la coalición de Gobierno en el texto original. Cambios incluidos en una maxienmienda que contiene 12 amnistías a defraudadores de pequeña y gran escala, que ayer fue presentada en el Senado. Los que han defraudado a la Hacienda pública, no han pagado los impuestos por la recogida de basuras o el canon de la RAI (televisión pública) pueden ponerse en regla con el Estado pagando una multa proporcional, que en el caso del IRPF puede suponer un 20% del total de la deuda contraída. La oposición a estas medidas, que penalizan, según han subrayado los partidos de oposición, a los ciudadanos honestos, obligó ayer al centro-derecha a frenarse. Los artículos relativos a la enmienda que contiene la amnistía fiscal, presentados por el senador Lamberto Grillotti, quedaron aplazados, en espera de una reunión parlamentaria de la coalición.

Miedo a no recaudar

El temor del Ejecutivo a no recaudar los 8.000 millones de euros necesarios para cuadrar las cuentas decidió a un sector parlamentario a proponer también una amnistía a las construcciones ilegales, algo ya ensayado en Sicilia. En esta ocasión, sin embargo, el titular de Medio Ambiente, Altiero Mattioli, se mostró en total desacuerdo. Mattioli, como los líderes de centro-izquierda y el principal sindicato, CGIL, consideró que dicha amnistía podía resultar incluso peligrosa para los italianos. Su posición se vio reforzada a última hora por la de Fini.

Las amnistías fiscales no son una novedad total en Italia. La democracia cristiana que gobernó el país desde el final de la II Guerra Mundial hasta principios de los años noventa las introdujo en los setenta para obtener unos ingresos fiscales que no le llegaban de otro modo. Italia es uno de los países con mayor evasión fiscal y con un índice más elevado de economía sumergida (aproximadamente el 30% del producto interior bruto). Para el sociólogo Ilvo Diamante, la resistencia a pagar los impuestos es síntoma de la desconfianza que inspira todavía el Estado a los ciudadanos. Los impuestos italianos se sitúan en la media más alta de Europa. Prueba, dice Dimanti, "de que también el Estado desconfía de sus ciudadanos". Inseguro de cobrar, opta por los impuestos más altos.