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Ochoa Brun ingresa en la Real Academia de la Historia

El historiador y diplomático Miguel Ángel Ochoa Brun ingresó ayer en la Real Academia de la Historia. Lo hizo con un discurso en el que analizó la "guerra diplomática" que tuvo lugar entre las embajadas de los dos bandos españoles en la guerra de sucesión. Ochoa Brun tituló su discurso Embajadas rivales. La presencia diplomática española en Italia durante la guerra de sucesión. Fue contestado por Vicente Palacio Atard.

El nuevo académico, embajador en varios países (entre ellos Austria), fue elegido el 11 de mayo de 2001 para sustituir a Antonio López Gómez. Su candidatura fue presentada por los académicos Álvaro Galmés, Miguel Artola y Vicente Palacio Atard. Con su discurso, Ochoa Brun se adentró en la presencia diplomática española en Italia en el momento de la discordia sucesoria entre los Austrias y los Borbones. Esta lucha no tuvo únicamente carácter militar, explicó, sino también carácter diplomático, ya que ambos bandos mantuvieron embajadores en los países europeos. La historia de la diplomacia española en este momento concreto no había sido nunca estudiada en profundidad, comentó el nuevo académico.

La clave diplomática

Ochoa Brun ha investigado no sólo los archivos de España y Francia, sino también el archivo del Estado de Viena, en el que ha trabajado sobre las fuentes de la diplomacia de don Carlos. Ambos bandos estaban convencidos de defender al rey legítimo, de modo que los embajadores rivalizaban en su cometido ante los países europeos -Inglaterra y Austria con Carlos y Francia con Felipe-, lo que dejaba a los países italianos la clave diplomática que podía inclinar la balanza. El final de la contienda fue provocado, según Ochoa Brun, por la muerte del emperador José II, que convirtió al archiduque Carlos en emperador de Austria e hizo cambiar la opción inglesa. La controversia de las embajadas rivales tuvo lugar en todos los ámbitos, desde la curia papal a las calles y desde los palacios y las ceremonias a los festejos. Para el autor de una Historia de la diplomacia española, la vacilación del pontífice Clemente VII se decantó en un principio por el archiduque Carlos y los embajadores de Felipe V abandonaron Roma. Los embajadores españoles del momento eran de varios países porque la cantera de la que procedían estos profesionales eran los reinos españoles, de modo que igual habían nacido en Milán que en Cataluña o Galicia. La diplomacia española, subrayó el nuevo académico, ha contribuido siempre a la historia y a la cultura.

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