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El Papa acepta la renuncia del arzobispo de Boston por los casos de curas pederastas

El cardenal, asediado por las demandas contra su diócesis, pide perdón por sus "faltas" y "errores"

El papa Juan Pablo II aceptó ayer, en un gesto excepcional, la dimisión del arzobispo de Boston, el cardenal Bernard Law, en un intento de evitar que la indignación generada por sus errores en la gestión del escándalo de los curas pederastas, que estalló en enero, pueda dañar la imagen de la Iglesia católica en Estados Unidos. Law, de 71 años, invoca en su renuncia el artículo 401 del Código de Derecho Canónico, que otorga a un obispo la facultad de dimitir de un cargo diocesano al no considerarse "apto" para el mismo por "motivos graves". La diócesis de Boston es la más importante de Estados Unidos.

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El arzobispo, que será reemplazado provisionalmente por el obispo auxiliar de Boston, Richard Gerard Lennon, acompañó su renuncia con un comunicado, difundido ayer por la Santa Sede, en el que pide perdón a todos los afectados por sus "faltas" y sus "errores".

La dimisión de Law, resuelta por el Vaticano con sobriedad de términos y escasez de comentarios, constituye, sin embargo, un episodio insólito en la historia reciente de la Iglesia (la última fue en 1995 la del cardenal arzobispo de Viena, acusado de abusos sexuales) porque entraña el cese de un cardenal, un cargo de confianza del Pontífice, y el escalón más alto en la jerarquía católica, aparte del propio Papa. Aunque Law, naturalmente, no perderá su condición de príncipe de la Iglesia.

La situación del purpurado al frente de la diócesis de Boston, la más importante de Estados Unidos, se había hecho prácticamente insostenible en las últimas semanas, a raíz de la filtración de una serie de documentos que dejaban al descubierto su papel protector en el caso de dos sacerdotes acusados de prolongados abusos sexuales de menores a su cargo. Law permitió que, una vez descubiertos, se les confiaran otras parroquias, pese a conocer sus antecedentes, y evitó denunciarles a las autoridades.

"Rezo fervientemente para que mi acción ayude a la Archidiócesis de Boston a experimentar la curación, reconciliación y unidad que tan desesperadamente necesita", añade el cardenal en su nota de despedida.

Al aceptar la dimisión de Law -rechazada en abril pasado, cuando el Vaticano reunió en Roma a toda la jerarquía eclesiástica de Estados Unidos para estudiar la situación-, la Santa Sede ha tenido en cuenta los deseos del purpurado y las indicaciones de la Conferencia Episcopal de Estados Unidos y de buena parte de los sacerdotes de Boston, 58 de los cuales firmaron recientemente un escrito reclamando el cese de su arzobispo. También los católicos laicos más activos, como los integrantes del movimiento Voice of the Faithful (la voz de los fieles), que cuenta con 25.000 miembros, se sumaron esta semana a la petición. "Es demasiado tarde como para suponer que el cardenal Law pueda ser mantenido en su cargo y pueda asumir el liderazgo espiritual que buscamos", dijo entonces Mike Emerton, portavoz de esta asociación, fundada en Boston a comienzos de este año para hacer oír la voz crítica de un sector de los fieles.

El pasado domingo, alrededor de 400 personas manifestaron su indignación contra Law delante de la catedral de la Santa Cruz, en Boston, pidiendo su dimisión. Una reacción que se suma a la de un número creciente de sacerdotes de la diócesis que han empezado a criticar abiertamente a su superior. Para muchos, el detonante han sido los documentos que demuestran los intentos del cardenal por esconder los delitos de sus subordinados.

Pero el cese de Law liberará también a la Iglesia del lado más desagradable del escándalo, ya que el purpurado, sin responsabilidades diocesanas, podrá comparecer a título personal ante el Gran Jurado de Massachusetts, que investiga la posible responsabilidad penal subsidiaria de los superiores jerárquicos de los sacerdotes acusados de abusos sexuales. Unas 450 personas se han querellado contra la diócesis de Boston por este motivo. Las demandas que afronta la institución religiosa podrían ascender a cientos de millones de dólares, lo que decidió a los asesores económicos de Law a declarar la suspensión de pagos de la diócesis. Sin embargo, el cardenal, que antes de presentar su dimisión al Papa ha estudiado la situación con miembros de la jerarquía vaticana, y también con expertos en derecho canónico y derecho penal de la Santa Sede, ha recibido instrucciones para que no se inicie este procedimiento.

En todo caso, la gestión de la gravísima crisis que ha abierto en Boston y por extensión en Estados Unidos el escándalo de los abusos sexuales cometidos por sacerdotes pasará ahora a manos del obispo Lennon, de 55 años, nombrado ayer por el Papa administrador apostólico de Boston. El nombramiento del nuevo arzobispo requerirá de una larga reflexión y, seguramente, un momento más tranquilo.

Imagen de la televisión vaticana de la audiencia mantenida ayer entre el Papa y el cardenal Bernard Law.
Imagen de la televisión vaticana de la audiencia mantenida ayer entre el Papa y el cardenal Bernard Law.ASSOCIATED PRESS

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