Un antiabortista amigo de Castro y enemigo del Ku Klux Klan
Durante cuarenta años el nombre del cardenal Bernard Law estuvo asociado a la defensa de los derechos civiles, en contra de la discriminación racial y a favor de los inmigrantes. En más de una ocasión ha arriesgado su vida por defender los derechos de los negros en el Misisipi profundo del Ku Klux Klan. Su gran labor por los pobres y los más desfavorecidos de Estados Unidos la reconocen incluso sus más acerbos críticos. Pero esa imagen tan positiva ha quedado enterrada bajo los esqueletos, por tanto tiempo guardados, de los abusos sexuales de sus subordinados.
El contraste entre esas dos personas es irreconcilible para allegados y ajenos. Monseñor Law, de 71 años, ha dado muchas explicaciones y pedido perdones durante este año de escándalo, pero nunca ha explicado dónde trazaba la frontera moral entre ambas.
Su agenda de amistades es igualmente sorprendente: la familia Bush y Fidel Castro. De este último ha sido el principal interlocutor en Estados Unidos y en numerosas ocasiones ha declarado su acérrima oposición al embargo comercial a Cuba, que el presidente Bush defiende a capa y espada.
Bernard Law vivió en Latinoamérica de niño y habla perfectamente español. Estudió historia en la Universidad de Harvard y luego decidió cambiar la vida de profesor por los hábitos. Desde su ordenación en 1961 ha estado destinado en Misisipi, Misuri y Massachusetts, en este último Estado 18 años como arzobispo de Boston.
Ha sido un gran promotor de causas conservadoras. En 1996 encabezó un gran manisfestación contra el aborto, se opone a que las mujeres ejerzan el sacerdocio y es un ferviente defensor del celibato. Law seguirá ostentando el título de cardenal hasta que cumpla los 80 años, lo que significa que puede ser nombrado para otro puesto en la iglesia y conserva además su derecho a votar en la selección de un nuevo Papa.
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