Paz Soldán vuelve a Río Fugitivo para narrar 'La materia del deseo'
Es la quinta novela del joven escritor boliviano afincado en EE UU
Edmundo Paz Soldán (Cochabamba, Bolivia, 1967) es un hombre huidizo. Por eso ha creado un territorio donde esconderse en su narrativa que lleva nombre de escapada constante. Allí, en Río Fugitivo, puebla sus novelas este joven de sonrisa apacible, que enseña literatura en la Universidad Cornell, de Nueva York, desde hace seis años. Y allí se desarrolla La materia del deseo (Alfaguara), una obra sobre el miedo al compromiso en el amor y la destrucción de los mitos, que aparece ahora en España.
En la literatura de Paz Soldán hay espacio para el mestizaje del norte y el sur; para los espacios soñados del realismo mágico, pero también para Internet, coca-colas y McDonalds; para la revolución y los televidentes de MTV y para las pasiones humanas y la política.
Pedro, el protagonista de La materia del deseo, sale huyendo de una universidad de Estados Unidos porque se ha enrollado con Ashley, una alumna que le exige compromiso. Es el territorio del tabú hoy día. "A los escritores actualmente nos atraen las relaciones entre profesores y alumnas porque es lo prohibido", dice. ¿Y cómo así? "Porque es como tratar de regular el deseo. Hay códigos de conducta muy severos basados en la máxima de que el cliente siempre tiene razón, y el cliente siempre es el estudiante. Los profesores no tienen el beneficio de la duda", asegura.
Conoce muy bien ese mundo. Ahora enseña en Cornell, Nueva York, pero también lo ha hecho en Berkeley, California. Pese a la distancia nunca ha renunciado a recrear su Bolivia natal y busca renovar de alguna forma la literatura latinoamericana: "Nuestra generación tiene nuevas preocupaciones", dice. Pero sin olvidar otras antiguas, ni el compromiso político, que él es partidario de bajar a la arena de la vida, huyendo de las mitificaciones. "Mi reto es cómo hacer novelas con contenido político sin que sean las típicas novelas de ese estilo", dice. Y ha encontrado un camino: "Ahondar en cómo los efectos de las decisiones que toma el poder afectan a la vida cotidiana".
Ahí está Río Fugitivo, lugar que da título a una de sus novelas, para que se pruebe el experimento. "Es un territorio que nació como álter ego de Cochabamba, pero cada vez se va independizando más. Así puedo sentirme más libre haciendo lo que me interesa, explorar ese choque entre modernidad y tradición que viven nuestros países hoy. Queremos ser muy modernos, pero a veces ese deseo se convierte en un espejismo inalcanzable porque no lo queremos ser del todo", asegura.
Por eso, el autor de otras obras como Sueños digitales y Alrededor de la torre hurga a gusto en esas contradicciones ahora en La materia del deseo. En los mitos, por ejemplo, como el que crea con la figura del padre de Pedro, un santón político incuestionable que se le va derrumbando a lo largo de la novela: "Cuando una figura se vuelve icónica se desmaterializa y no se puede apreciar su valor. Y a lo mejor los méritos se encuentran en sus propios errores, en sus propias pequeñeces, rencillas y concesiones, en su humanidad", dice.
Babelia
Tu suscripción se está usando en otro dispositivo
¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?
Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.
FlechaTu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.
En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.