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El arzobispo de Boston rinde cuentas en Roma por la crisis de la pederastia

El Vaticano estudia nombrar un coadjutor para sustituirle

La máxima reserva ha rodeado la llegada a Roma del arzobispo de Boston, cardenal Bernard Francis Law, reconocida por el Vaticano en un escueto comunicado. "Ha venido a informar de los diversos aspectos de la situación de su diócesis de Boston", señaló ayer por escrito el portavoz, Joaquín Navarro Valls. Pese al hermetismo de la visita, todo apunta a que está en juego la cabeza de Law, sobre el que se concentran todas las críticas estadounidenses por su gestión de la crisis de los pederastas.

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Una de las hipótesis es que el Papa opte por nombrar un obispo coadjutor junto a Law al frente de la diócesis de Boston. Convocado a Roma en abril pasado, Law ya ofreció su dimisión y la jerarquía consideró la posibilidad de sustituirle o, incluso -como se piensa ahora-, la de colocar a su lado un obispo coadjutor, destinado a sucederle dentro de cuatro años, cuando el purpurado, de 71 años, cumpla la edad de jubilación. Desde el punto de vista de la posición del purpurado, la diferencia entre dimitir o aceptar a su lado un coadjutor que tome en sus manos el control de la crisis, es pequeña. En ambos casos, la medida sería interpretada como una aceptación por el Vaticano de los errores cometidos por Law.

La tormenta que se ha abatido sobre la diócesis de Boston, contra la que se han querellado 450 personas que acusan a decenas de sacerdotes de haber abusado sexualmente de ellas, amenaza con causar no sólo la bancarrota económica, sino una "bancarrota moral", como apuntan diversos medios. Los asesores económicos han aconsejado la declaración de bancarrota para evitar gastos mayores de los que representaría afrontar separadamente cada caso. Pero fuentes vaticanas expresaron ayer sus dudas sobre la aplicabilidad de esta fórmula ya que "es difícil imaginar que una entidad eclesiástica, y por tanto sin afán de lucro, pueda declararse en bancarrota".

El escándalo se ha agravado por la reciente filtración de documentos que demostrarían hasta qué punto fue comprensivo su titular, el cardenal Law, con algunos de los principales sacerdotes inculpados, a los que confió el cuidado de otras parroquias, pese a los graves indicios que pesaban sobre ellos.

El cardenal Law viajó de imprevisto -y de incógnito- a Roma en medio de una revuelta en su archidiócesis. Ya no son sólo los feligreses descontentos, las víctimas o los católicos del movimiento de protesta La Voz de los Creyentes quienes piden su renuncia, sino el propio clero. El Foro de Sacerdotes Reformistas está circulando desde el viernes pasado una carta por las distintas parroquias de Boston en la que explícitamente piden a Law que dimita. La misiva ha sido suscrita por el momento por 45 sacerdotes.

La brecha definitiva la abrieron nuevas revelaciones sobre casos de pederastia, abusos a novicias y droga a cambio de sexo en las sacristías, que el cardenal Law encubrió durante años y para los que no tenía la excusa de decir que no estaba al tanto porque aparecían en documentos internos de la archidiócesis. Entre los casos recientes, uno de los que más ha escandalizado es el del sacerdote Robert Meffan, que durante años abusó de adolescentes aspirantes a novicia convenciéndolas de que tener relaciones sexuales con él equivalía a tenerlas con Jesucristo.

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