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EL FUTURO DE EUROPA

Turquía acusa a la UE de discriminación en plena ofensiva para forzar su ingreso

Erdogan asegura que Bruselas impone más condiciones que a los otros candidatos

Carlos Yárnoz

En vísperas de la cumbre europea prevista del jueves y viernes en Copenhague, los dirigentes turcos han optado por endurecer el lenguaje y emprender a la vez una gran ofensiva diplomática para que los Quince fijen una fecha para empezar a negociar la adhesión de Turquía a la UE. El nuevo líder turco, Recep Tayyip Erdogan, acusó ayer en la capital danesa a la UE de exigir a Ankara más condiciones y requisitos que a otros candidatos. Hoy verá en Washington a George W. Bush, su principal valedor ante Bruselas, para acudir después a la cumbre europea con el más firme apoyo de EE UU.

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"El problema de Turquía será la estrella de la cumbre de Copenhague", reiteran hace semanas altos cargos en el Consejo. Nadie lo duda desde que en octubre los Quince dieron luz verde al ingreso de 10 nuevos países, entre ellos Chipre, la isla dividida entre el sur greco-chipriota con un Gobierno reconocido por la UE, y el norte turcochipriota ocupado desde 1974. La ONU lanzó en noviembre un nuevo plan para Chipre.

Los Quince quieren evitar el ingreso de un país dividido. Por eso, la aceptación de ese plan por Ankara es una de las bazas con que cuenta el Gobierno turco a la hora de presionar a la UE, y viceversa. No se descarta que en Copenhague se anuncie un acuerdo básico. La segunda baza es el fundamental papel de Turquía en una posible guerra contra Irak, como insisten en el Pentágono. Y la tercera consiste en que Turquía tiene la llave para desatascar las negociaciones UE-OTAN para que la Fuerza de Intervención de la Unión sea operativa a comienzos de año para usarla en los Balcanes.

Visto bueno

Con tales resortes, el Gobierno turco presiona para que, a la vez que los Quince dan en Copenhague su visto bueno definitivo a la entrada de 10 nuevos socios, los líderes europeos fijen una fecha de referencia para empezar a negociar la adhesión de Turquía, que solicitó por primera vez entrar en la UE en 1987, aunque fue considerado candidato 12 años después.

Erdogan ha visitado ya las capitales europeas para pedir apoyo. Ayer, vio en Copenhague al primer ministro danés, Anders Fogh Rasmussen, presidente de turno de la Unión. Tras la entrevista, según France Presse, el líder turco se quejó de que la UE utiliza "una política con una doble vara de medir" cuando esgrime que Turquía no cumple ni los requisitos políticos ni los económicos para empezar a negociar, cuando ha hecho lo contrario con países como Letonia, que entrará en 2004. "La UE no puede caer en los pequeños cálculos que no hacen honor a su grandeza y debe abandonar esa política de doble rasero", dijo Erdogan.

Rasmussen negó tal discriminación y aseguró que Turquía "será tratado como los demás candidatos" y pidió a Ankara "un calendario concreto para aplicar las reformas". Fuentes oficiales turcas en Bruselas recordaron que el Parlamento turco aprobó en agosto un paquete de reformas, por ejemplo, para suprimir la pena de muerte, y que aprobará otro entre hoy y mañana para eliminar la persecución de delitos políticos ("salvo los relacionados con el terrorismo") y para mejorar la administración de justicia o eliminar la tortura.

En las últimas semanas, casi todos los líderes europeos se han decantando al respecto. En el frente anti-Turquía (66 millones de habitantes), el presidente de la Convención, el francés Giscard d'Estaing, ha sido el que más gasolina ha echado al fuego al afirmar que la entrada de Turquía sería "el fin de la UE", lo que le valió el calificativo de "xenófobo" desde Ankara.

Horizonte temporal

Por países, sólo Suecia, Holanda y Austria rechazan hablar de un horizonte temporal para Ankara. Entre los demás, los matices se resumen en dos opciones: fijar una fecha para decidir cuándo empezar a negociar (la fórmula de "una fecha para una fecha"); o determinar una fecha para decidir, a la vista de informes de la Comisión, si Ankara cumple los requisitos para empezar a negociar ("una fecha bajo condiciones"). Por esta fórmula se inclinan Francia y Alemania: determinar a finales de 2004 si Ankara cumple las condiciones y, en caso afirmativo, empezar a negociar el 1 de julio de 2005.

Turquía rechaza esa opción. "Es una muestra de falta de confianza", aseguran las fuentes turcas en Bruselas. Para Ankara, no hay otra hipótesis que la de empezar a negociar antes de que entren los nuevos 10 países, el 1 de mayo de 2004. Si no, Chipre podría llegar a bloquear el acceso de Turquía. El Gobierno turco exige empezar las negociaciones en junio de 2003, coincidiendo con la cumbre de Salónica (Grecia), toda una aspiración política por el histórico contencioso greco-turco.

Ayer, los ministros de Exteriores de la UE repasaron los problemas pendientes para cerrar en Copenhague las negociaciones con los 10 candidatos. Chipre es desde ayer el primer país en darlas por cerradas. Polonia y Hungría piden más dinero (pese a que la oferta inicial de 42.000 millones de euros ha sido incrementada en más de 1.600 millones), mientras Alemania y Holanda consideran la propuesta "demasiado generosa".

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Sobre la firma

Carlos Yárnoz
Llegó a EL PAÍS en 1983 y ha sido jefe de Política, subdirector, corresponsal en Bruselas y París y Defensor del lector entre 2019 y 2023. El periodismo y Europa son sus prioridades. Como es periodista, siempre ha defendido a los lectores.

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