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Duhalde decide el lunes si acepta la renuncia del presidente del Banco Central

Pignanelli mantiene un duro enfrentamiento con el jefe de Economía

La renuncia al cargo del presidente del Banco Central de Argentina, Aldo Pignanelli, a causa de las diferencias insalvables que mantiene desde el comienzo de su gestión el pasado junio con las decisiones del ministro de Economía, Roberto Lavagna, es "indeclinable". El presidente, Eduardo Duhalde, recibirá en audiencia a Pignanelli el próximo lunes, cuando regrese del encuentro de jefes de Estado del Mercosur, pero los portavoces del Ejecutivo admiten que "será difícil convencerlo de que se quede y también mantener el apoyo político", a pesar de la relación personal que el jefe del Estado mantiene con él desde hace años.

Duhalde dijo a la prensa en Brasil que desconocía los motivos de la renuncia: "El lunes voy a conversar con Pignanelli, el jefe de Gabinete me informó que el presidente del Banco Central había presentado su renuncia de carácter indeclinable, no sé por qué motivos". Para Lavagna, que acompaña a Duhalde en su visita oficial a Brasil, "el tema de Pignanelli es un novelón y el ministro de Economía no participa de novelones".

Las relaciones directas entre ambos funcionarios están cortadas. Los dos son veteranos militantes del peronismo de la provincia de Buenos Aires, se conocen desde hace más de veinte años y han viajado juntos a las reuniones en Washington con el directorio del Fondo Monetario Internacional (FMI), pero desde hace semanas sólo se comunican con intermediarios.

El culebrón al que alude el ministro está sobrecargado de ironías, celos, batallas intestinas, "operaciones de prensa", declaraciones contrapuestas, incidentes y anécdotas. Con una mirada de conjunto, puede apreciarse un declarado conflicto de intereses que el ministro Lavagna resume, sin dar nombres, en los siguientes términos: "No vamos a imponer los costes del desastre a toda la sociedad, que se hagan cargo los responsables".

El 'corralón'

Los colaboradores del ministro interpretan que Pignanelli defiende y expresa generalmente a la banca privada: "Ellos quieren imponer el bono compulsivo del Estado a los ahorradores atrapados en el corralón, que reclaman la devolución de sus depósitos en dólares". Lavagna insiste en que los títulos de deuda que se ofrecen a 10 años de plazo son una opción "voluntaria". El ministro sólo acepta compensar a los bancos con la diferencia entre la devolución de los pesos a 1,40 por dólar, más el porcentaje de inflación.

Pignanelli ya había dado muestras de su ambición política cuando formuló en agosto su propia propuesta de reestructuración del sistema financiero a los funcionarios del FMI. El proyecto incluía una apertura inmediata del corralito financiero, los depósitos en cuentas corrientes y cajas de ahorro que Lavagna finalmente liberaría, de forma gradual, en los meses siguientes. El presidente del Banco Central llegó a anunciar que estaban dadas las condiciones para acordar con el FMI en pocas semanas y anticipó que el país recibiría unos 2.000 millones de dólares.

Hace cuatro semanas, Pignanelli dijo que Argentina debía afrontar con sus reservas el pago de 805 millones de dólares al Banco Mundial y ordenó movilizar los fondos. La transferencia fue detenida en el último momento, cuando Lavagna decidió que sólo se pagarían intereses por unos 79 millones. Consultado sobre la diferencia de criterios, el ministro fue terminante: "Nosotros, con el presidente, decidimos otra cosa, vamos a preservar las reservas para el próximo Gobierno".

Esta misma semana, el presidente del Banco Central sufrió dos nuevos golpes. Un funcionario filtró a la prensa su decisión de prestar 150 millones de pesos al banco de la provincia de Córdoba para permitir que el Gobierno de José Manuel de la Sota, candidato peronista, recupere una parte de los bonos de deuda que luego circulan como moneda. Además, un fiscal investiga si Pignanelli, o algún otro miembro del directorio, ordenó la intervención ilegal de los teléfonos de los altos cargos del Banco Central, a los que acusan de "hablar con los periodistas".

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