La futura batalla por el Crédit Lyonnais
El Gobierno francés solivianta al sector bancario con la venta de su 10,9% en la entidad financiera a BNP Paribas
El ministro francés de Economía y Finanzas, el muy discutido Francis Mer, conseguía una victoria indiscutible el pasado sábado, 23 de noviembre, al vender a BNP Paribas el 10,9% de las acciones que el Estado conservaba del Crédit Lyonnais por la muy bonita suma de 2.200 millones de euros.
BNP es un comprador rumboso que sueña con devorar al Lyonnais, y los 400.000 empleados del sector temen por su futuro laboral
Mer, que pocos días antes aún intentaba convencer a Crédit Agricole, propietario del 10,5% del Lyonnais, para que adquiriese el citado 10,9% al precio de 44 euros la acción (su cotización oscilaba entre los 38 y 39 euros, lejos de los 54 de 1999), obtuvo con su subasta relámpago unas ganancias considerables, pues la oferta de BNP Paribas sitúa el precio de la acción del Lyonnais a 58 euros y valora el banco en 20.200 millones de euros.
Sobre el papel y a corto plazo, el Estado, que quiere reducir el perímetro de sus participaciones financieras e industriales, sale muy bien librado de la operación. Se ha dicho y escrito en la prensa económica que "Mer gana y el Agricole pierde". Eso parece a primera vista, puesto que el Agricole llevaba negociando desde la privatización parcial del Lyonnais de 1999 con la dirección de dicha sociedad para aumentar su participación. Es más, Jean Peyrelevade, el presidente del Lyonnais, afirmaba un día antes de la subasta que su preferencia se decantaba por el aumento de las participaciones del Agricole y la aseguradora AGF.
La lógica de Peyrelevade era la de su propia supervivencia y la del Lyonnais, así como el evitar una nueva reestructuración de un grupo que en los últimos cinco años ya había tenido que reducir en un 25% su personal. "Es difícil imaginar un acercamiento entre Lyonnais, BNP y la Societé Générale, porque son tres bancos idénticos en términos de explotación en Francia, tienen las mismas virtudes y defectos en las mismas regiones y cuentan con clientes del mismo tipo", había declarado en 1999.
Segunda privatización
Para Michel Pébereau, presidente de BNP Paribas, "lo ocurrido este fin de semana es la segunda etapa de la privatización del Lyonnais. No se nos tuvo en cuenta en la primera y ahora hemos querido aprovechar la oportunidad que se nos ofrecía para ocupar una posición privilegiada en el seno del capital de ese banco". Un analista de JP Morgan estimaba que la iniciativa de Pébereau era un acierto, porque, "con el aumento del valor de las acciones del Lyonnais gracias a su operación, la BNP en realidad sólo paga 350 millones de euros". El analista olvida que, al mismo tiempo, la acción de BNP Paribas perdía más del 7% de su valor.
En 1999, el Lyonnais dejó que el 43,8% de sus acciones pasara a manos de particulares y constituyó un núcleo duro de accionistas en torno al 10,9% de la participación estatal. Fueron invitados a participar el Agricole (10,5%), Societé Générale (4%), Axa (5,3%), AGF, (10,01%), Commerzbank (3,9%), IntesaBci (3,7%) y BBVA (3,6%). Un 5% fue reservado para los trabajadores de la empresa. Ese núcleo duro selló un pacto de permanencia hasta julio de 2003, pero varios de los socios ya han dicho que no tienen ningún interés en seguir ahí. Los alemanes de Commerzbank lo declararon en voz alta el pasado lunes, Axa lleva tiempo repitiéndolo y los italianos de IntesaBci y los españoles del BBVA no consideran que su participación sea estratégica, máxime si puede ser valorada en 58 euros la acción.
Los dientes de Pébereau
El único banco que puede pararle los pies a Pébereau y que además tiene interés en ello es Crédit Agricole, el principal banco francés, con 15 millones de clientes y el 15% del mercado. La implantación de las oficinas del Agricole no se solapa con las del Lyonnais o las de la BNP, sus clientes son menos urbanos y representan la fuerza mutualista. Oficialmente, hasta el mes de julio nadie del núcleo duro puede vender y el Agricole tiene la oportunidad de hacer sus ofertas a socios que quieran irse.
En el Lyonnais respetan las formas, pero Peyrelevade sabe que su cabeza peligra, que sus declaraciones contrarias a Pébereau le sitúan en primera línea de fuego. Por al instante su consejo de administración le ha encomendado que se entreviste con Pébereau para "informarse sobre sus intenciones". Éste, antes aún de encontrarse con el presidente del Lyonnais, ya se ha apresurado a decir que "nuestra compra de acciones no supone ninguna modificación en el control del Lyonnais". Algunos creen, sin embargo, haber percibido que los dientes de Pébereau son ahora más largos. Si el Estado ha tomado, a la hora de vender su participación en el banco, el precio como único parámetro a tener en cuenta, ¿por qué los socios privados deberían prestar una atención preferente a las cuestiones sociales? Y el Lyonnais, a pesar de la cura de adelgazamiento sufrida, sigue contando con más de 1.800 agencias; sólo en Francia, alrededor de 30.000 personas empleadas. Según Pierre Bastide, dirigente del Agricole, en declaraciones al diario económico Les Echos, "el precio que nosotros proponíamos para adquirir la participación del Estado estaba pensado para que, a continuación, no nos obligase a crear una enorme sinergia, pues ya se sabe que la palabra esconde supresión de puestos de trabajo. Nuestra actitud nunca ha sido la de destruir el Lyonnais, sino la de potenciar sus virtudes".
En definitiva, el Agricole era un socio complementario poco generoso a la hora de pagar sus compras, el BNP Paribas es un comprador rumboso que sólo sueña con devorar en el futuro al Lyonnais, y los más de 400.000 trabajadores del sector se inquietan por su horizonte laboral que depende en gran parte de las alianzas y decisiones de venta que tomen unos socios minoritarios que sueñan salir con bien y más ricos de una inmediata batalla financiera.
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