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Entrevista:HANS BLIX | Jefe de inspectores de la ONU

"La diplomacia puede necesitar el respaldo de la fuerza"

Hans Blix, el jefe de los inspectores de armas de la ONU (Unmovic), lo ha dicho y repetido: no será quien decida si hay guerra en Irak. No es del todo cierto. Le tocará evaluar cuál de los previsibles incidentes con Bagdad merece la atención del Consejo de Seguridad, a medida que las inspecciones se vuelvan más agresivas. También trabajará bajo la lupa de Washington. Pero el veterano diplomático sueco mantiene la calma. En su despacho del piso 31 del edificio de Naciones Unidas en Nueva York, Blix contestó con humor y gran amabilidad a las preguntas de EL PAÍS.

Hace dos semanas, Blix pisó Bagdad por primera vez desde 1991. Ya se ocupaba entonces de las inspecciones como responsable del Organismo Internacional de la Energía Atómica (OIEA). Fue a abrir unas oficinas cerradas a cal y canto desde hacía cuatro años. "Las encontré llenas de polvo y con huellas de ratones". El diplomático, de 74 años, no ha querido perder tiempo. Los nuevos equipos reanudaron el trabajo el miércoles y Blix quiere tener listo su primer informe a finales de enero.

"Nuestra labor no es intercambiar datos. No somos un brazo de la CIA o del MI6"
"Creo que EE UU evaluará con cuidado los hechos antes de lanzarse a la guerra"

Pregunta. ¿Cómo valora estos primeros días de inspecciones?

Respuesta. No ha habido impedimentos. No esperábamos ninguno. Eso ya es una satisfacción. Hemos estado en algunos de los sitios que sospechábamos podían volver a servir, según nuestras fotos satélite. Las inspecciones han sido muy útiles, han demostrado la diferencia entre este tipo de datos y el auténtico trabajo sobre el terreno. (...) Los inspectores han tomado muestras, pero no vamos a sacar conclusiones por ahora. El hecho de que estos sitios estuvieran vacíos no significa que no hayan escondido material en otras instalaciones.

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P. Los servicios secretos británicos parecen pensar que Sadam Husein ha obligado a sus funcionarios a esconder material comprometedor en sus domicilios. ¿Le consta? ¿Inspeccionará residencias privadas?

R. Es posible que empleados puedan esconder documentos en sus casas, pero no pueden esconder misiles; menos aún armas químicas. Nosotros podemos ir a cualquier parte en cualquier momento, y lo haremos.

P. El próximo día ocho termina el plazo fijado por la ONU para que Irak informe del actual estado de su arsenal. Las autoridades iraquíes han asegurado que ya no poseen armas de destrucción masiva. En estos últimos días usted les ha pedido que revisen esta afirmación.

R. En mis conversaciones con ellos les he pedido que, por favor, comprueben sus existencias y sus almacenes y se tomen esto muy en serio, porque el Consejo de Seguridad ha dejado claro que es su última oportunidad.

P. ¿Será una mala señal si Bagdad asegura no tener nada?

R. Muchos miembros del Consejo no lo creerán. Basándonos en las inspecciones previas y en las anteriores declaraciones del Gobierno iraquí, les pediremos que aporten pruebas.

P. ¿Qué tipo de instalaciones serán más difíciles de detectar?

R. Instalaciones móviles tanto biológicas como químicas; también instalaciones subterráneas. Podremos encontrarlas si tenemos pistas de los servicios secretos y de posibles desertores del régimen. También tenemos técnicas más modernas.

P. ¿Cree que habrá desertores? ¿Piensa recurrir a la nueva cláusula de la resolución que le permite interrogarles fuera de Irak?

R. Si la gente piensa que algo va a pasar, quizá quiera irse. Pero supongo que habrá dificultades para sacar a alguien del país. No somos una organización secreta; somos una agencia abierta de inspectores. El Consejo no me ha autorizado a secuestrar a nadie ni a alentar deserciones.

P. Algunos miembros del Gobierno estadounidense no han ocultado su antipatía hacia usted. El subsecretario de Defensa, Paul Wolfowitz, mandó a la CIA que le investigara. ¿Cómo calificaría sus relaciones con Washington?

R. Yo trato con el Gobierno estadounidense, no con individuos aislados. Fui elegido por el secretario general de la ONU con el respaldo unánime de los miembros del Consejo, incluido EE UU. Es cierto que algunas personas del Gobierno han criticado las inspecciones, pero no he recibido ninguna crítica oficial. El presidente George W. Bush nos invitó a mí y a Mohamed el Baradei a la Casa Blanca y nos dio su apoyo. Me parece bien que Wolfowitz pida información a la CIA sobre mí. ¿Por qué no habría de hacerlo? No se lo tengo en cuenta. Yo también puedo hacer preguntas sobre la gente.

P. El jueves, The Washington Post reveló que uno de sus inspectores, un estadounidense recomendado por el Departamento de Estado, era miembro de asociaciones sadomasoquistas. Se cuestionaba así el modo de reclutamiento del personal de Unmovic. La persona en cuestión amenazaba con dimitir si se hacían públicos estos detalles. ¿Sigue trabajando para la agencia? ¿Va a cambiar la forma de contratar a sus equipos?

R. El señor McGeorge vino a verme y me propuso dimitir. No acepté. Me dijo que nunca le habían acusado de nada legalmente y que sus inclinaciones eran de sobra conocidas. Para nosotros es un buen experto. La vida sexual de nuestros empleados no es asunto nuestro. No creo que Naciones Unidas vaya a cambiar ahora su proceso de contratación.

P. Usted puede pedir información confidencial a los Estados miembros, pero no está obligado a compartir los resultados. Es una de las cláusulas que debería amparar a Unmovic de las acusaciones de espionaje que tanto empañaron la labor de sus predecesores.

R. Sólo tres personas tienen acceso a información confidencial: un oficial de inteligencia; el jefe de operaciones, Demetrius Perricos, y yo. Nuestra labor no es intercambiar información. No somos un brazo de la CIA o del MI6. La recompensa por facilitarnos datos es que encontremos algo sobre el terreno. Sería inadmisible que los descubrimientos de los inspectores se utilizaran para determinar objetivos militares.

P. Algunos han criticado que esto perjudicará el análisis de los datos.

R. Entre integridad e información, elijo integridad.

P. ¿Cómo valorará el tipo de incidente que merece ser trasladado al Consejo de Seguridad?

R. No tengo un criterio general. El presidente Bush ha hablado de tolerancia cero, pero no creo que sea necesario informar de cosas insustanciales. Debemos tener sentido común. He tomado como ejemplo la diferencia entre una rueda pinchada y cuatro. Entre un accidente y un acto intencionado. Informaremos honestamente. No seremos tolerantes, pero analizaremos los hechos correctamente.

P. ¿Cree que habrá guerra?

R. Las inspecciones son una oportunidad para los iraquíes de evitarla. Y espero que aprovechen esta oportunidad. (...) El presidente Bush ha dicho que la guerra es el último recurso.

P. Pero la está preparando.

R. Sí. Está listo. También opino que la diplomacia puede necesitar el respaldo de la fuerza. Hemos aprendido del pasado que los iraquíes hubieran cooperado mejor de haber tenido esa amenaza.

P. ¿Piensa que Washington usará cualquier incidente para justificar un ataque puesto que la resolución no les obliga a esperar la decisión del Consejo?

R. La resolución dice que, en caso de incidente, el Consejo se reunirá; no dice lo que pasará luego legalmente. Creo que Estados Unidos evaluará muy cuidadosamente los hechos antes de lanzarse a algo tan serio como la guerra.

P. Lleva tres años en el puesto. Su contrato termina en febrero. ¿Piensa renovarlo?

R. Veremos.

Hans Blix, en su despacho de Naciones Unidas en Nueva York.
Hans Blix, en su despacho de Naciones Unidas en Nueva York.PETER REY

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