"No hay ninguna pieza cinematográfica que protagonicen las víctimas"

Iñaki Arteta comenzó su producción cinematográfica con varios cortometrajes de ficción. Pero su última obra, Sin libertad, es un mediometraje documental que recoge testimonios de 25 víctimas de ETA y que pretende "remover conciencias". En el festival de Nueva York, donde fue galardonado, compitió con 4.500 trabajos de todo el mundo. ¿El salto al largometraje? Un sueño, quizá ahora más cerca.

Pregunta. ¿Cómo surgió la idea de Sin libertad?

Respuesta. Hay dos aspectos que me llevan hasta la película. Uno es que, como ciudadano, me quiero comprometer de alguna manera con lo que ocurre en este país. Por otra parte, tengo la convicción de que los que nos dedicamos a la creación artística tenemos que reflejar lo que sucede en nuestro tiempo.

P. ¿Cuándo empezó a pensar en el documental?

R. Desde hace ocho años colaboro con la Asociación de Víctimas del Terrorismo y con organizaciones pacifistas. Incluso, en 1990, hice un par de anuncios de sensibilización contra la violencia.

P. ¿Ha percibido un cambio de actitud de la sociedad hacia las víctimas en los últimos años?

R. Sí, y ha costado que las víctimas se hagan visibles y pasen al primer plano. También hay una mayor sensibilización hacia las víctimas a nivel político. Aquí hemos dejado pasar demasiado tiempo para atender a las víctimas.

P. ¿Cómo define su obra?

R. Visualmente es un documental agresivo y conceptualmente es un mosaico de declaraciones, 25 en total, sin voz en off. La mitad son testimonios de familiares de víctimas y la otra mitad, de supervivientes o pacifistas o amenazados.

P. ¿Alguna persona ha declinado intervenir en el documental?

R. Sí, claro. Por miedo o por no remover algo que ya tienen superado.

P. ¿Cómo fue la gestación del proyecto?

R. El primer contacto fue con el colectivo de víctimas y ellos me orientaron sobre qué personas podrían intervenir. Los colectivos que quería mostrar, están ahí. También se hace un repaso desde los primeros años del terrorismo hasta ahora.

P. ¿Todas las víctimas que aparecen siguen viviendo en Euskadi?

R. Sí. Intenté hablar con algún familiar que se había ido a vivir a Madrid, pero no pudo ser. Los supervivientes quieren sobrevivir mucho más; algunos, además, están amenazados.

P. ¿Cómo surgió el enviarlo al festival de Nueva York y qué supuso ese premio?

R. El documental se ha enviado a muchos premios y ha obtenido otros, en festivales de Palencia, Alcalá de Henares, Manchester, Hamburgo.

P. ¿Cómo recibieron la cinta los norteamericanos?

R. Suscitó una perplejidad enorme. La situación vasca les resulta incomprensible. Es muy difícil de entender que en un lugar donde se construyen el Guggenheim, el Kursaal y el Artium se mate en las calles.

P. ¿Usted ha pensado en algún momento en su seguridad?

R. Desde hace ya algunos años, desde que me he hecho mayor, pienso en lo que tengo que hacer. Cuando esto termine, quiero poder responder a la pregunta de dónde estaba yo y qué hice.

P. En este caso, es muy importante que el documental se difunda.

R. Estas cosas se hacen para que se vean, pero este tiene un plus, por el material que manejo. Es algo exportable y, sobre todo, una pieza para la memoria histórica. Hasta la fecha no hay ninguna pieza cinematográfica que tenga como protagonistas a las víctimas.