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Prodi ofrece a las víctimas del terrorismo la solidaridad y el compromiso de la UE

Homenaje institucional de la democracia a casi 300 familiares de asesinados por ETA

Luis R. Aizpeolea

"Cada vez que la violencia golpea a la sociedad en España, es el conjunto de la Unión Europea la que se siente afectada". De este modo expresó ayer en el Senado el presidente de la Comisión Europea, Romano Prodi, su solidaridad y el compromiso de la institución que representa con los familiares de 216 víctimas del terrorismo, a quienes les fueron entregadas las medallas de la Gran Cruz de Reconocimiento Civil. El acto, de carácter institucional -asistieron el presidente del Gobierno, los de las dos Cámaras y los líderes políticos nacionales-, tuvo también una fuerte carga emotiva.

Los oradores, en breves intervenciones, explicaron el sentido del homenaje, que no era otro que su utilidad para "romper el silencio de la sociedad", según el jefe del Gobierno, José María Aznar. O como dijo el secretario general del PSOE, José Luis Rodríguez Zapatero: "Sirve para que las víctimas sientan nuestro compromiso, nuestra dedicación y nuestra entrega, que es la de los españoles".

"Se remedia el olvido de tanto tiempo", diría la vicepresidenta de la Fundación de Víctimas del Terrorismo, Ana Vidal Abarca, rememorando tiempos pasados en que las víctimas no tenían ningún tipo de reconocimiento e, incluso, en algunas zonas del País Vasco, tener un familiar asesinado por ETA se consideraba un baldón. "Ha sido una carrera larga e ingrata", subrayó, antes de afirmar que "ha sido la conciencia de la sociedad" la que ha logrado el reconocimiento actual.

Aznar fue un poco más allá al señalar, dirigiéndose a las víctimas: "Sois imprescindibles y la garantía de una sociedad dispuesta a ganar al terrorismo". Lo que Vidal Abarca redondeó con el compromiso de un horizonte para el final de ETA: "Ni podemos ni debemos legar a las siguientes generaciones la lacra del terrorismo".

"No ceder al chantaje"

Prodi, tras expresar la solidaridad de la UE con España, proclamó que el terrorismo "es incompatible con los valores que representa Europa" y reiteró la voluntad comunitaria de "no ceder al chantaje terrorista". Cerró su intervención con una cita del poeta vasco Blas Otero para vaticinar que "con la palabra y la democracia podemos vencer al terrorismo".

El presidente del Senado, Juan José Lucas, destacó que el homenaje es tan sólo "una pequeña parte de la inmensa deuda que tenemos con quienes dieron su vida por la libertad".

Los familiares de las víctimas, que ocuparon los escaños de los senadores del viejo hemiciclo de la Cámara alta, eran en su mayoría mujeres. Y representaban a un amplio abanico de víctimas: militares, como la viuda de Pedro Martín Blanco, primer asesinado por ETA tras la tregua; magistrados, como los familiares de Martínez Emperador; Luis Portero y de Carmen Tagle; ingenieros, como la familia de Ángel Pascual, trabajador de Lemóniz; o guardias civiles, como la viuda de Juan Carlos Beiro, asesinado por ETA el 29 de septiembre en Leitza (Navarra), última víctima de la banda. También estaban dos de las principales representantes de las asociaciones de víctimas, Ana Vidal Abarca y Cristina Cuesta, cuyo marido -jefe de los miñones de Alava, asesinado por ETA en 1980- y su padre -delegado de Telefónica en San Sebastián, asesinado por la banda en 1982- fueron homenajeados ayer.

Las viudas de políticos socialistas, como el senador Enrique Casas y el diputado autonómico Fernando Buesa, compartieron los escaños con las de Alberto Giménez Abad, senador y concejal del PP por Zaragoza, y Manuel Indiano, edil del PP por Zumárraga (Guipúzcoa). El azar quiso que a Natividad Rodríguez, viuda de Buesa, le condecorara el secretario general del PSOE, y a la de Giménez Abad, José María Aznar.

El protocolo dio rango especial a un familiar que recogió tres condecoraciones -por sus padres y hermana-, asesinados en Hipercor, en 1987, así como al embajador de Estados Unidos en España, George Argyros, que recibió una Placa de Honor otorgada a Nueva York como reconocimiento a las víctimas del 11 de septiembre.

Los familiares de las víctimas mantuvieron una emoción contenida durante el acto, que en muchos casos se vio rota cuando les fueron entregadas las condecoraciones por el presidente de la Comisión Europea, Romano Prodi, el ministro del Interior francés, Nicolás Sarkozy, y los representantes de las principales instituciones del Estado: José María Aznar; los presidentes del Senado, Juan José Lucas, y Congreso, Luisa Fernanda Rudi; el ministro de Interior, Ángel Acebes; el vicepresidente primero, Mariano Rajoy; José Luis Rodríguez Zapatero; los vicepresidentes primero y segundo del Senado, Alfredo Prada, del PP, y Javier Rojo, del PSOE; el defensor del pueblo, Enrique Múgica, y el presidente de la Fundación Víctimas del Terrorismo, Adolfo Suárez.

También estuvieron presentes los representantes de las juntas de portavoces de ambas Cámaras, entre ellos, Iñaki Anasagasti y Joseba Zubia, del PNV; el coordinador general de IU, Gaspar Llamazares, y dos ministros: Javier Arenas, de Administraciones Públicas, y de Sanidad, Ana Pastor.

Adolfo Suárez entrega la Cruz del Reconocimiento Civil a una de las víctimas del terrorismo.

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Adolfo Suárez entrega la Cruz del Reconocimiento Civil a una de las víctimas del terrorismo. .LUÍS MAGÁN

Del silencio al reconocimiento

La emoción contenida que los familiares de las víctimas del terrorismo expresaron en el viejo hemiciclo del Senado, en el acto de homenaje institucional, se tornó en un ambiente relajado, a su final, en la recepción celebrada en el salón de los Pasos Perdidos. Todos coincidían en resaltar el cambio experimentado en la actitud social ante las víctimas, de la soledad de los primeros años de la transición al reconocimiento público en los últimos tiempos.Romano Prodi, José María Aznar y los miembros del Gobierno abandonaron pronto el Senado, una vez finalizado el homenaje oficial. Pero Adolfo Suárez y José Luis Rodríguez Zapatero permanecieron de charla con los familiares de las víctimas hasta que el salón quedó prácticamente vacio. El secretario general del PSOE fue muy solicitado. Así, la viuda del guardia civil Juan Carlos Beiro, asesinado en Leitza (Navarra), la última víctima de ETA, dijo a Zapatero que su marido, asturiano, y ella solían acudir todos los años, en septiembre, al acto que SOMA-UGT organiza en Rodiezmo (León).La ex senadora socialista Coral Rodríguez Fouz pidió a Zapatero que se comprometiera en la investigación para recuperar los restos de su tío, asesinado por ETA en Francia, en 1973. La viuda del militar Pedro Martín Blanco, primer asesinado por ETA tras la tregua, en enero de 2000, se dirigió al líder del PSOE para recordarle que su marido era del mismo cuerpo militar, Intendencia, que el suegro de Rodríguez Zapatero.Una viuda de víctima del terrorismo se dirigió a Zapatero para decirle que, mientras allí la condecoraban, la Diputación de Vizcaya la embargaba. Zapatero se lo comunicó inmediatamente a Mariano Rajoy y éste le encargó al ministro del Interior, Ángel Acebes, que se ocupara del caso.

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