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Apuntes

El Instituto de Biología Molecular propone a los empresarios invertir en nuevos fármacos

Una empresa ya comercializa un antiarrugas desarrollado por la Universidad Miguel Hernández

La conversión del Centro de Biología Molecular y Celular de la Universidad Miguel Hernández en instituto, después de recibir todos los parabienes de las instituciones académicas, supone el arranque definitivo de uno de los proyectos de investigación más importante para la consecución de nuevos fármacos en España.

El director del Instituto, José Manuel González Ros, destaca la importancia del equipo investigador en ciencia básica y la gran oportunidad de negocio que los empresarios de Elche y del resto de la comunidad tienen si apuntan sus inversiones hacia la biotecnología. Una empresa catalana ya lo ha hecho, comercializando un producto antiarrugas cuya patente salió de los laboratorios de este instituto cuando sólo era centro. De hecho, la universidad ya ha comenzado a recibir parte de los beneficios que esta apuesta por la investigación está generando. Los primeros contactos con empresarios ilicitanos ya se han iniciado.

El Consell aprobó la creación del Instituto de Biología Molecular y Celular (IBMC) de la Universidad Miguel Hernández como colofón a los cinco años de investigación del centro, nacido con la puesta en marcha de la universidad. Tras el informe favorable de la Subsecretaría de la Oficina de Ciencia y Tecnología, que certificó la conformidad de sus estudios con el contenido del programa del Plan Valenciano de Investigación Científica, Desarrollo Tecnológico e Innovación (PVIDI), el Gobierno Valenciano subió la categoría al, hasta ahora, centro de la Miguel Hernández. En la actualidad cuenta con una cincuentena de investigadores en su seno.

González considera que la catalogación como instituto se debe a "la constitución de un equipo humano que ha demostrado ser altamente competitivo y que ha logrado pasar todos los rigurosos filtros de control" hasta conseguir conformarse como Instituto. Para el director, éste es uno de los pasos más importantes del centro, aunque los "verdaderos retos comienzan ahora", aunque ya parten con un bagaje de 30 patentes desarrolladas en los últimos cinco años.

El objetivo fundamental del instituto es la investigación básica con una clara orientación hacia los nuevos fármacos. Sin embargo, en su andadura investigadora el equipo de González no renuncia a la aplicación práctica y comercialización de sus avances científicos. De hecho, la pretensión del instituto es "lograr que las sinergias entre investigadores se amplíen al resto de la sociedad y que ésta pueda participar de nuestro trabajo". Para ello, el instituto ya ha entablado conversaciones con empresarios de Elche interesados en invertir en proyectos científicos con vista a la producción de nuevos productos farmacéuticos.

"Nosotros planteamos a los empresarios que se decidan a actuar como inversores en algunos de los proyectos del IBMC", explicó el director. El objetivo es que los empresarios ilicitanos, como los del resto de la Comunidad Valenciana, sean capaces de aprovechar sus avances. Los resultados ya se han puesto de manifiesto. Una empresa catalana, Lipotec S.L., colaboradora en uno de los proyectos de desarrollo, ha logrado la licencia de comercialización mundial de una patente del IBMC. Esta empresa vende en todo el mundo un producto antiarrugas que está generando beneficios a la mercantil y a la universidad. Lipotec inició su carrera con 30.000 euros (5 millones de pesetas) de capital social. Hoy está revalorizada en más 6 millones de euros (1.000 millones de pesetas) y está en fase de ampliación de capital.

"Nuestro tejido empresarial de Elche está muy centrado en el calzado, pero esta es la situación de hoy y no necesariamente de mañana. Yo creo que la actividad empresarial para garantizar el futuro debe diversificarse. La propuesta nuestra es que el empresario intente aprovecharse de que nosotros estamos aquí y que puede entrar en el mundo de la biotecnología", explicó el director del centro.

El desarrollo de nuevos fármacos viene impulsado por una fundamental y necesaria labor en investigación básica. Además, tras los primeros ensayos clínicos, es vital contar con un fuerte soporte económico para acometer el resto de pruebas previas a la autorización de su comercialización. La intención es que no sólo sean las grandes empresas extranjeras las que aprovechen los estudios e investigaciones del IBMC. Los empresarios valencianos también pueden reorientar sus acciones empresariales hacia la biotecnología.

Las posibilidades de desarrollo económico que ofrece el grupo de investigadores del IBMC son múltiples. Uno de los equipos investigadores ha desarrollado una nueva familia de analgésicos que "actúan sobre las rutas de las vías de dolor sobre las que no actúan los analgésicos que disponemos ahora". Este nuevo tipo de fármaco podría aplicarse en caso de dolores inflamatorios o crónicos. En la misma línea se encuentran los estudios sobre neuroprotectores, fármacos destinados a combatir enfermedades neurodegenerativas como el Alzheimer y la demencia senil. Estos dos tipos de proyectos se encuentran en un estado muy avanzado. Sólo resta que una empresa se haga cargo de los últimos ensayos con pacientes para probar la eficacia en situaciones reales. "Es necesario disponer de un gran apoyo empresarial para desarrollar la última prueba", explica González

El IBMC también trata de desarrollar nuevos fármacos contra el cáncer. Las actuales investigaciones se centran en la creación de quimiosensibilizadores e inmunosensibilizadores. Los primeros son productos que evitan que las células tumorales adquieran resistencia a la quimioterapia, principal causa del fracaso de esta terapia. Los inmunosensibilizadores son nuevos fármacos que despiertan el sistema inmunológico, puesto que el desarrollo del cáncer se produce cuando el sistema inmunológico deja de reconocer como extraño al tumor.

Para llevar a cabo estas investigaciones es necesario unos 1,8 millones de euros (300 millones de pesetas) anuales. Sin embargo, González reconoce que las fuentes de financiación de sus investigaciones las deben de ganar por sí mismos, en base a una demostrada competitividad. "Aspiramos a los fondos de investigación demostrando que estamos preparados para ello", explicó el director del IBCM. El resto, según González, depende de la universidad y de las administraciones públicas. El centro, según el director, necesita más espacio y se hace "urgente la construcción de nuevas instalaciones, de casi el doble de lo que disponemos ahora". Además, es necesario regularizar y dar más estabilidad a la situación laboral de muchos de los profesores-investigadores.

Presentación en sociedad

La conversión del Centro de Biología Molecular y Celular en instituto coincide en el tiempo con la celebración de quinto aniversario de vida de este grupo de investigadores que ha puesto a la Universidad Miguel Hernández en los primeros puestos de investigación sobre biotecnología en España.

La universidad ilicitana tiene previstos una serie de actos para el próximo día 5 de diciembre con el objeto de dar a conocer qué es y qué se realiza en este instituto de investigación básica.

Su director, José Manuel González, afirma con orgullo que se trata del primer instituto nacido en el seno de la Universidad, ya que el Instituto de Neurociencias funcionaba antes de la creación de la Miguel Hernández.

En los actos previstos, "los miembros más jóvenes del equipo investigador expondrán nuestros trabajos y nuestos avances". Ese día, los laboratorios "estarán abiertos para todos, no sólo para compañeros de la misma universidad que desconocen qué hacemos, sino para todo aquel que quiera acercarse", indicó González.

El Aula Magna recibirá a un experto que disertará sobre el Uso de la resonancia magnética de la imagen para el estudio de la funcionabilidad pulmonar, a cargo de Manuel Cortijo, doctor del departamento de Química y Física de la Universidad Complutense de Madrid.

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