El CEP de Almería o el despotismo
Como profesora de Secundaria, siempre me ha preocupado la calidad de la educación y esto pasa por la formación constante del profesorado.
Hasta el 30 de octubre creía que el Centro de Profesorado de Almería era el lugar más indicado para ampliar mis conocimientos didácticos. Sin embargo, he descubierto con sorpresa que no sólo se esfuerzan por lograr este objetivo, sino que, además, nos forman para la dura tarea de tratar con la creciente violencia en los centros, insensibilizándonos frente al desprecio gratuito y el grito innecesario desde sus más altas instancias.
Solicité un curso el mismo día de inicio de plazo porque, generalmente, el criterio más utilizado para la selección de alumnos es el riguroso orden de entrega de solicitudes. Cuando comprobé que no estaba entre los admitidos solicité información acerca de los criterios de selección. Sin embargo, la inexistencia de éstos me impulsó a elevar mi protesta al director, siguiendo el consejo desinteresado de uno de los asesores del CEP, probablemente elegido para desempeñar ese cargo a través de una dura oposición, dada su fluidez verbal, porque no supo darme una explicación justificada que hubiese evitado que el asunto llegara a mayores.
Haciendo gala de una exquisita educación, propia del cargo y de la Administración que este caballero representa, le planteé los motivos por los cuales lo despegaba del siempre interesante Internet. Cuando le indiqué lo absurdo de interponer una reclamación en regla cuando no existían ni unas bases para la convocatoria (al menos a mi solicitud no me mostraron ningunas), ni siquiera un modelo de reclamación donde plasmar mi queja, mostró su lado más humano y comprensivo: decidió expulsarme del despacho a gritos, recomendándome que cuando yo fuese directora del CEP reanudásemos esa conversación.
Ante este despliegue de diplomacia y buenas maneras se me plantea la duda de si éste es el mejor modo de atender a un usuario de un servicio público. ¿Así soluciona el CEP, y en concreto su director, las reclamaciones? Si es así, constituye todo un ejemplo de eficacia para la comunidad docente de la provincia.
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