Mayor confianza en Lula que en la capacidad de Argentina
"Hay una distinción importante entre Brasil y Argentina", afirmó Val Koromzay, director de análisis de países en el seno de la OCDE, durante la conferencia de prensa dedicada ayer a las previsiones económicas de la organización. La crisis de Argentina da "ciertas muestras de estabilización", pero las señales de recuperación son débiles y no se ve claramente "la puerta de salida"; por el contrario, hay más optimismo respecto a la aplicación de políticas "acertadas" por parte de Luiz Inácio Lula da Silva, presidente electo de Brasil.
Argentina sufrió "una crisis real de incapacidad de aplicar las políticas necesarias", mientras en Brasil las líneas de fondo eran "acertadas". A falta de detalles sobre el programa económico del futuro Gobierno brasileño, al alto directivo de la OCDE le parecen "totalmente creíbles" las promesas de continuidad en la política fiscal. Y piensa que las presiones del Ejecutivo al banco central para una política monetaria más flexible "serán limitadas". A su juicio, las exportaciones no van mal y la economía brasileña dispone de "buenas capacidades de recuperación", y servirán de motor para llevar a América Latina hacia un camino mejor.
Datos sombríos
Esta confianza en el futuro no empece que los datos recogidos en el informe sobre el primer semestre de 2002 sean sombríos: contracción fuerte de la inversión (-7% en relación al mismo periodo del año anterior) y retroceso de la exportación en un 5%, a causa de la crisis de Argentina y del crecimiento mediocre de otros países. Pero las importaciones retrocedieron aun más (-18%) por el parón de la demanda interna y la depreciación del real en más de un 30%. El crecimiento del producto interior bruto (PIB) para 2002 será "un poco decepcionante", en torno al 1,2%, con una inflación del 9%. Tanto el proyecto de transición esbozado por Lula como su compromiso de reformar el sistema de pensiones, la Seguridad Social y el mercado de trabajo le parecen positivos a la OCDE.
La crisis argentina "parece haber alcanzado su máximo", si bien los signos de recuperación son débiles, por la parálisis de la banca y la debilidad de la demanda. "Hay pocas oportunidades de que las reformas mayores que necesita [Argentina] sean emprendidas antes de las elecciones de marzo de 2003", señala la OCDE.
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