La transformación de la OTAN
¿Puede la OTAN desempeñar un papel en la lucha contra el terrorismo internacional? ¿Podrá la Alianza Atlántica defender nuestra seguridad en un entorno estratégico radicalmente alterado? ¿Puede el perro viejo aprender nuevos trucos? La próxima semana, los jefes de Estado y de Gobierno de la OTAN responderán a estas preguntas con un inequívoco sí.
Los meses transcurridos desde los atentados terroristas contra Nueva York y Washington se han caracterizado por un intenso debate transatlántico. Ha sido una especie de lucha libre. Algunos estadounidenses sostenían que Estados Unidos ya no necesitaba aliados. Algunos europeos sostenían que Estados Unidos estaba irreversiblemente inclinado hacia el unilateralismo. Ambos puntos de vista son erróneos, y la cumbre de la OTAN que se va a celebrar en Praga demostrará por qué. La cumbre hará comprender hasta a los más escépticos que, cuando se trata de organizar nuestra seguridad a largo plazo, Europa y Norteamérica no tienen más remedio que actuar juntas.
- Enfrentarse al terrorismo
Los acontecimientos del 11-S de 2001 invalidaron claramente la creencia convencional de que los terroristas quieren a un montón de gente mirando, no un montón de gente muerta. Mientras que antes constituía en buena medida un problema nacional, ahora el terrorismo se ha convertido en una gran amenaza contra la seguridad internacional.
Ésta es la razón por la que la OTAN ayudará a abordarlo. La invocación de la obligación de autodefensa colectiva de la OTAN, el 12 de septiembre de 2001, fue sólo el comienzo. Ahora surgirá un nuevo concepto militar de la OTAN como defensa contra el terrorismo, respaldado por el desarrollo de nuevas capacidades antiterroristas. Ampliaremos aún más nuestra cooperación para prevenir la proliferación de armas de destrucción masiva y para enfrentarnos a las consecuencias en caso de que falle la prevención. En resumen, la OTAN se convertirá en centro de coordinación y planificación de la contribución militar multinacional a nuestra defensa contra el terrorismo y otras nuevas amenazas.
- Aumentar la capacidad militar
La capacidad militar es el apuntalamiento crucial de nuestra seguridad. Se traduce directamente en credibilidad política. Pero necesitamos capacidades distintas de las requeridas durante la guerra fría. Necesitamos fuerzas que reaccionen con mayor rapidez, tengan un mayor alcance y puedan mantenerse en el campo durante más tiempo. Reforzar las capacidades de la OTAN será la prueba definitiva para el futuro de la alianza. La OTAN pasará esta prueba.
Una nueva Fuerza de Respuesta de la OTAN reunirá las fuerzas más avanzadas de la Alianza para emprender acciones ultrarrápidas contra nuevas amenazas a la seguridad. Solucionaremos los fallos en nuestra posición militar mediante compromisos nacionales específicos. El establecimiento de nuevas prioridades, menos duplicación y mejor cooperación en los armamentos son otras medidas que garantizarán que la Alianza mantenga su ventaja militar. También procuraremos que nuestros esfuerzos vayan unidos a la toma de medidas por parte de la Unión Europea para aumentar su capacidad militar.
- Invitar a nuevos miembros
La sede de la cumbre de Praga -capital de uno de miembros más recientes de la OTAN- es un poderoso símbolo del éxito que la Alianza ha tenido en el avance hacia la unificación de Europa. Pero esta tarea no está completa. Ésa es la razón por la cual, en Praga, invitaremos a nuevos países a unirse. Esto pondrá fin a la división de Europa provocada por la guerra fría y evitará cualquier vuelta a los capítulos más siniestros del pasado de este continente.
La admisión de nuevos miembros repetirá la experiencia positiva de la última ronda de ampliación. Los países que durante la cumbre de Praga van a recibir invitaciones para unirse a la OTAN tienen años de experiencia de trabajo como socios de la Alianza, especialmente a la hora de llevar la paz y la estabilidad a los Balcanes y al sureste de Europa. Además, todos ellos se han beneficiado de varios años de reforma de su defensa con ayuda de la OTAN. Serán, por lo tanto, contribuyentes netos a la seguridad, no meros consumidores, lo cual fortalecerá todavía más nuestra Alianza.
- Intensificar las asociaciones
Los atentados del 11-S fueron dirigidos por un saudí que vivía en Asia Central, planeados por gente de las orillas este y sur del Mediterráneo que vivía en Europa occidental y ejecutados en Norteamérica.
Estos hechos ilustran mejor que nada la necesidad de asociaciones de seguridad que se extiendan a Asia Central y por todo el Mediterráneo. Estos mecanismos de asociación ya existen. En Praga los haremos todavía más eficaces.
Nos centraremos mucho más en combatir juntos el terrorismo. Intensificaremos nuestra cooperación en la reforma del sector de la seguridad. Al permitir que las reuniones adquieran formatos más flexibles, haremos que nuestros mecanismos de asociación respondan aún mejor a los intereses y preocupaciones de cada país asociado.
- Potenciar las relaciones OTAN-Rusia
En otro tiempo, la mayoría de los occidentales consideraban a Rusia parte del problema de seguridad. Ya no. Hoy en día, en un entorno estratégico marcado por el terrorismo y la proliferación de armas de destrucción masiva, Rusia forma parte de la solución. Si en la cumbre de Praga no destaca ninguna iniciativa nueva y grandiosa, es simplemente porque ya lanzamos una nueva relación entre la OTAN y Rusia el pasado mes de mayo en la cumbre especial celebrada en Roma.
El nuevo Consejo OTAN-Rusia creado en Roma nos ofrece un mecanismo eficaz y flexible para realizar análisis conjuntos, tomar decisiones conjuntas, e incluso adoptar medidas conjuntas. En los últimos seis meses ya se ha conseguido mucho para transformar el mensaje político de Roma en una cooperación práctica.
Fue Henry Kissinger el que sostuvo, tras los atentados terroristas de Nueva York y Washington en 2001, que la tragedia podía convertirse en oportunidad. La OTAN ha hecho caso de esta intuición.
Con capacidades reforzadas, miembros nuevos e intensificando las asociaciones, la Alianza demostrará que sigue siendo el principal instrumento para solucionar los problemas de seguridad actuales y futuros. En Praga, este mensaje sonará alto y claro.
Lord Robertson es secretario general de la OTAN.
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