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EL HUNDIMIENTO DEL 'PRESTIGE'

Chirac exige a la UE que acelere el control de los buques

El presidente de Francia, Jacques Chirac, llevará el naufragio del petrolero Prestige al orden del día de la cumbre hispano-francesa que debe celebrarse el martes próximo. Chirac considera este desastre "de tal gravedad" que exige "imperativamente" la aceleración de las medidas de control decididas por la Unión Europea (UE) tras el naufragio del Erika -el petrolero que contaminó 400 kilómetros de la costa francesa hace tres años-, cuyo retraso sólo ha servido para ser testigos de una nueva amenaza de marea negra sobre España, Portugal y acaso Francia.

Chirac ya había ofrecido su apoyo al jefe del Gobierno español, José María Aznar, para llevar el problema de la inseguridad marítima al Consejo de la UE. Ahora busca una denuncia conjunta de los dos países. Las trazas de fuel más próximas a Francia se encuentran a unos 700 kilómetros de su litoral, pero muchos expertos están casi seguros de que la contaminación terminará llegando. El director del Centro Francés Antipolución, Michel Girin, no cree en la teoría de que el fuel del Prestige se conservará en estado sólido en la fosa marina: opina que si los tanques se erosionan, el fuel, incluso congelado, remontará a la superficie.

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Escepticismo

La agitación francesa a la búsqueda de culpables tropieza con el escepticismo de la Comisión Europea. Por ejemplo: París se comprometió a inspeccionar cada año el 25% de los barcos que tocan sus puertos, pero apenas cumple con la mitad de esa previsión, argumentando que no tiene bastantes inspectores y que precisa dos años para formarlos. Así lo explicó el director general de Transportes de la UE, François Lamourex, en una radio francesa y la ministra de Medio Ambiente, Roselyne Bachelot, acusó el golpe: horas después anunció al Parlamento que se va a llamar a personal jubilado de la Marina Mercante para incrementar el ritmo de las inspecciones.

A priori, a España no le viene mal el movimiento de los franceses. Y además puede contribuir a que la cumbre del martes apruebe lo que le importa más a las autoridades españolas, que es el acuerdo sobre las condiciones en que las policías respectivas tendrán derecho a trabajar en el otro país como si estuvieran en territorio propio, así como el aprovechamiento inmediato de lo que se consiga en los registros policiales.

El paquete de medidas antiterroristas y de control de la inmigración ha sido negociado entre el ministro español de Interior, Ángel Acebes, y su homólogo francés, Nicolas Sarkozy.

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