Vigo solicita barreras para proteger las islas Cíes
"Los ayuntamientos somos los más afectados y estamos condenados a mirar, impotentes ante la situación", declaró ayer el alcalde de Vigo, Lois Pérez Castrillo, del Bloque Nacionalista Galego (BNG). "Estamos recibiendo ofertas de colaboración voluntaria de docenas de asociaciones, pero no podemos hacer nada. No tenemos ni competencias ni cuartos. Sólo para limpiar las playas". La junta municipal de portavoces, la Cooperativa de Armadores, las distintas cofradías de pescadores y mariscadores de la ría, todas las organizaciones e instituciones vinculadas con el mar, presionaban ayer para conseguir barreras de protección, sin resultados a última hora de la tarde.
Las islas Cíes protegen la ría del mar abierto como un frontón, con dos generosas bocanas que canalizan las entradas y salidas hacia el norte o el sur. Forman un paraje de gran riqueza paisajística y natural. En su entorno subacuático y de superficie habitan decenas de especies singulares, peces, crustáceos y aves. Esta riqueza marina y ecológica ha contado especialmente para la reciente creación del Parque Nacional de las Islas Atlánticas, el rosario de islas que las Cíes limitan por el sur y protege las Rías Bajas del mar abierto. Todas están amenazadas.
Como los polígonos de bateas en los que se cría ostra y mejillón y las cetáreas, depuradoras y piscifactorías que cubren las orillas. La gente de mar, toda la población de la ría, vivió la jornada pendiente del viento, la deidad del día. A media tarde se supo que, de seguir firmes en su rumbo, las balsas de fuel que arrastraba hacia la costa evitarían las Cíes. Era un primer respiro. Pero el viento aún podía rolar, encapricharse... Las brigadas permanecieron a pie de costa hasta que se fue la luz, oteando el horizonte y los vuelos de las aves para detectar en ellos las manchas precursoras de la contaminación.
"Todas las competencias están en instituciones del Estado, sea Marina Mercante o Puertos", se queja el alcalde de Vigo. "Ellos controlan toda la logística. Lo único que ahora nos cabría hacer sería instalar unas barreras adecuadas, y por eso las hemos exigido. Pero no hay, o no hay las suficientes. Las hay en Europa, en Inglaterra, en Francia... hay empresas especializadas, pero no en Galicia, por increíble que parezca. Bueno, pues que las compren, las alquilen o lo que sea, porque si la marea negra llega a la costa todo el daño estará hecho..."
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