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EL HUNDIMIENTO DEL 'PRESTIGE'

Una complicada red de empresas

El desastre del Prestige evidencia la complicada red de empresas que intervienen en un cargamento marítimo de este tipo. El petrolero naufragado es propiedad de una empresa con base en Liberia, dirigido por una compañía con base en Grecia, registrado en las Bahamas, y arrendado por una compañía petrolífera rusa con base en Suiza y Londres. ¿Quién es el responsable del daño? Los principales protagonistas son estos:

Mare Shipping (Liberia). Es la compañía propietaria del barco y tiene su base en Liberia. Lo usual en el comercio marítimo es que el propietario ponga la gestión del día a día de sus barcos en manos de una empresa ejecutiva (manager). Mare Shipping es el reponsable último del Prestige, aunque en realidad es la empresa gerente quien tendrá que afrontar la situación.

Universe Maritime (Grecia). Es la empresa gerente de Mare Shipping. Su portavoz, Stephen Askins, comentó a este periódico: "Es la primera vez que nos ocurre algo así". Es la auténtica responsable del petrolero, pero no del accidente, porque éste se produjo debido a una tormenta y no se sabe lo que realmente ocurrió.

Crown Resources (Rusia, Reino Unido y Suiza). Es la compañía que fletó el petrolero, propiedad a su vez del conglomerado petrolífero ruso, Grupo Alfa, con base en Suiza y oficinas en Londres. Hizo el cargamento de fuel ruso en el puerto letón de Ventspils. La empresa gerente no sabe para quién era la carga, y la arrendataria se negó a hacer declaraciones a este periódico y remitió a Universe Maritime.

El capitán. Apostolos Maguras, 67 años, es un marinero muy experimentado, según Universe Maritime. Lleva 32 años en el mar con grandes petroleros. Navegaba con el Prestige desde el 2000. Un juez español le ha enviado a prisión bajo fianza de tres millones de euros. Askins asegura que comprende la ira desencadenada en España por la catástrofe, pero mantiene que Maguras cooperó en el salvamento. La fianza es altísima, según él, y piensan recurrirla.

Los expertos dicen que quienes comercian con petróleo fletan buques viejos y en condiciones discutibles para ahorrar dinero. La empresa fletante no habla, pero Askins dice que ese no es el caso del Prestige, y rechaza que el buque fuese sancionado en Rotterdam y Nueva York en 1999 por su estado. Asegura que se revisó en 2000, y desde entonces se le sometió a inspecciones anuales. No hubo ninguna recomendación de ninguna autoridad para hacer reparaciones de importancia.

El aspecto destacable ahora es el de las responsabilidades económicas. Askins declaró por teléfono a este periódico que se atendrán a las convenciones internacionales, y que en cualquier caso intervendrá también su compañia de seguros, P&I, con base en Londres. "Nadie trata de esconderse. Estamos cooperando totalmente con las autoridades", añadió.

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